Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
21 de abril, 2009
Esta semana he decidido tocar un tema que muy probablemente en ocasiones viene discriminado por los medios de comunicación, debido a que no corresponde a los grandes temas que llenan los espacios mediáticos y tienen un rating importante.
Digamos que lo stalking, es una de las realidades cotidianas que sabemos que existen, que probablemente vemos pero que simplemente no tienen una especial importancia quizá porque son demasiado incómodas para ser aceptadas con facilidad.
Stalking es el término inglés que literalmente quiere decir “perseguir”, y que se refiere a una serie de comportamientos por los cuales un individuo persigue a otra persona, generalmente del sexo opuesto, generando estados de ansiedad y miedo, que pueden llegar a comprometer el desarrollo normal de la vida rutinaria.
Tal persecusión tiene lugar a través de reiterados intentos de comunicación verbal y escrita, y de constantes intervenciones en la vida privada de la víctima.
En Italia, a partir del pasado mes de febrero fue aprobado un decreto de ley propuesto por el Ministerio de la Igualdad de Oportunidades. El citado decreto previene penas hasta de cuatro años para quienes incurran en conductas catalogadas como stalking.
En términos prácticos, generalmente el citado fenómeno tiene lugar entre parejas que recientemente se han separado y en las cuales uno de los dos integrantes simplemente no se resigna y decide que debe perseguir a su ex en todas las formas posibles: por teléfono, en persona, y hasta a través de los sistemas cibernéticos de comunicación.
El punto interesante es precisamente saber que los hombres y las mujeres italianas cuentan con una protección legal contra las situaciones incómpdas que se suscitan en su vida personal y que podrían degenerar en un serio problema para su integridad física y/o emotiva.
Y aunque parezcan hechos lejanos a la realidad de un país de primer mundo, las cifras registradas luego de que la mencionada ley entró en vigor hablan por sí solas: en los primeros treinta días fueron denunciados 54 casos de stalking.
De acuerdo con el Observatorio Nacional del Stalking de Italia (ONS) uno de cada cinco italianos ha sido objeto de molestias de este tipo al menos una vez en la vida. De ellos, 80 por ciento son mujeres, aunque cabe aclarar que el número de víctimas del sexo masculino ha aumentado en los últimos años.
De hecho, es tan importante el fenómeno que involucra al 20 por ciento de la población del país de la bota. En el 80 por ciento de los casos la víctima conoce al autor de las molestias que en promedio se prolongan por alrededor de cinco años y medio. El stalker es generalmente ya sea la pareja o la ex pareja, (50 por ciento de los casos) un vecino (25 por ciento) o un familiar (cinco por ciento).
Lo más impactante del asunto son las consecuencias de tales persecusiones: en el 70 por ciento de los casos las víctimas sufren disturbios psicológicos como ansia o insomnio, e incluso en casos extremos intentan el suicidio.
Sin embargo, la parte preocupante del problema en Italia es que al parecer solamente se denuncia el 17 por ciento de los casos. En efecto con la ley creada a propósito, el gobierno del país de la bota pretende que aumente el número de denuncias y que sean evitados los casos terribles de violencia física.
Basta decir que siempre de acuerdo con el ONS con, el 10 por ciento de los homicidios dolosos registrados en Italia del 2002 al 2008 tuvieron como antecedente episodios de molestias con las características del stalking.
A decir verdad el fenómeno tendría que ser considerado también en realidades como la mexicana. Por eso es importante también conocer lo que el ONS reporta como las características de quien incurre en molestias que tienen que ver con el stalking.
A pesar de que no se puede hablar de un perfil standard, porque se trata de un fenómeno transversal que puede manifestarse en personas cuya edad va de los 17 a los 70 años, entre obreros, empleados y hasta empresarios. Pero la característica principal y común es que se trata de grandes manipuladores. En realidad, los rasgos de comportamiento de un manipulador obedecen a una lista de 30 conductas, entre los cuales podemos destacar algunas, como el hecho de que culpabiliza a los demás en nombre del vínculo familiar, de la amistad, del amor, de la conciencia profesional, etc; hace creer a los otros que tienen que ser perfectos, que no deben cambiar nunca de opinión, que deben saberlo todo y responder inmediatamente a las demandas y preguntas; hace transmitir sus mensajes a otras personas o los comunica de forma indirecta (por teléfono en lugar de cara a cara o dejando notas escritas )
El manipulador sabe hacerse la víctima para que se le compadezca, utiliza los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades, amenaza de forma encubierta o hace un chantaje abierto, miente, falsea los hechos para averiguar la verdad , deforma e interpreta, es egocéntrico, puede ser celoso aunque se trate de un pariente o un cónyuge; no soporta la crítica y niega la evidencia; no tiene en cuenta los derechos, las necesidades y los deseos de los demás; induce a hacer cosas que probablemente no se harían por voluntad propia y es constantemente objeto de conversación entre personas que lo conocen, aunque no se encuentre presente.
En pocas palabras: el stalking es un fenómeno digno de atención del que no estamos exentos y que en todo caso, aunque no haya una ley que lo castigue debemos detectar, por los peligros que conlleva.
Digamos que en la naturaleza humana está la inseguridad que genera conductas de manipulatorias y lleva a incurrir en actos indebidos como el stalking. Lo importante es prevenir y curar el mal social que por desgracia es potencialmente motivo de situaciones graves que incluso pueden degenerar en crímenes violentos.
En este sentido los gobiernos de países particularmente sensibles a estas situaciones o a otras semejantes -incluyendo obviamente a las autoridades mexicanas- bien podrían y deberían hacer un serio análisis, tomar nota de los resultados y actuar en consecuencia.
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