Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
28 de abril, 2009
Esta semana, queridos paisanos, tengo poco por decir. Los hechos hablan por sí solos y no me gustaría llenar con palabras inútiles este valioso espacio.
En el país de la bota recibo con estupor las noticias que tienen que ver con la epidemia de influenza que ataca a mi patria.
Los diferentes medios de comunicación informan de acuerdo con su proprio estilo. Algunos buscan el rating, otros se limitan a cumplir con su deber. De investigación periodística, ni hablar.
A través de Internet se encuentran las teorías más extravagantes que explican el origen del nuevo virus. Lo cierto es que sea cual sea la causa, esta vez el problema existe. No es una invención, Por desgracia no se trata de una leyenda urbana.
Las explicaciones varían. Las cifras, por muy maquilladas que estén, reflejan una realidad complicada que se está verificando en una nación ya de por sí llena de dificultades.
En este momento, visto desde afuera el problema tiene una única solución: organizarse. En la medida en que los mexicanos sean responsables y se comporten civilizadamente, podría detenerse la propagación del virus a gran escala.
Es un combate a la ignorancia. Esta vez se pelea por la vida, y si la lucha es frontal y las acciones se ejercen a tiempo, México será de nuevo ejemplo de que es posible derrotar al propio destino.
Espero solamente que nadie caiga en alarmismos inútiles, que se acaben las especulaciones que lo único que provocan es miedo. Porque un país asustado no puede combatir.
Lo único que me queda por hacer es citar una crónica firmada por.Paolo Flores d'Arcais y publicada por el diario La Repubblica. El periodista y filósofo italiano describe a la ciudad de México como un lugar que “a pesar de su filosófica convivencia con la violencia, la contaminación y los terremotos siempre ha permanecido viva, ruidosa, alegre”...
En eso radica nuestro surrealismo. Somos el país que sufre y canta. Tenemos mil problemas y cuando se trata de enfrentarlos, encontramos siempre la mejor manera para salir airosos.
Nuestro ingenio no tiene límites y cuando se trata de casos difíciles solamente nos queda afrontarlos con humor, con una especie de resignación muy nuestra, una característica única.
No dejemos de sentirnos vivos, de ser ruidosos, de estar alegres. El optimismo, la auténtica mexicana alegría y una enorme dosis de colaboración y solidaridad son en este momento la única fórmula por aplicar.
Desde Italia un abrazo solidario.
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