jueves, 2 de julio de 2009

La corrupción, el virus más peligroso

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
12 de mayo, 2009

Después de leer atentamente las novedades que surgen en la vida política tanto en México como en Italia, no queda más que convencerse de una vez por todas de que en realidad existe un virus tremendo, dañino y probablemente incurable que invade el planeta.

No se trata de la influenza. La situación que vivimos en el mundo nada tiene que ver con el terror justificado o no que se ha generado a partir de la aparición del nuevo virus H1N1. El verdadero problema que los seres humanos comunes y corrientes tenemos que enfrentar todos los días y para el cual parece que no hay protección alguna, se llama corrupción, y sus efectos se están manifestando en muchas y nuevas formas diferentes y hasta novedosas, ayudado sin reservas por los medios de comunicación masiva.

En Italia, la corrupción se disfraza de chisme de lavadero. En este momento muchos tienen la mirada puesta en lo que está ocurriendo en el país de la bota, luego de que, casualmente cerca de las elecciones del Parlamento europeo, Verónica Lario, esposa del presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi, exhibió públicamente sus problemas matrimoniales y se mostró en desacuerdo con las desiciones presuntamente tomadas por el premier respecto de candidatear para los comicios europeos a mujeres jóvenes y agraciadas, preferentemente del mundo del espectáculo que nada tienen que ver con la vida política del país.

Para Lario, la listas de candidatos que serían aprobadas por el premier representan “una inmundicia sin pudor". Así, en una carta dirigida al diario italiano La Reppublica, la señora de Berlusconi se señaló que "tras la fachada de la curvilínea belleza femenina se esconde la desvergüenza y la falta de pudor de Berlusconi, que ofende la credibilidad de todas las mujeres"

La casi ex primera dama de Italia afirmó en su carta abierta: “quiero dejar claro que mis hijos y yo somos víctimas y no somos cómplices de esta situación. Debemos soportarla y nos hace sufrir", Luego, el escándalo se hizo mayor cuando el premier acudió a la fiesta del cumpleaños 18 de la que hasta entonces era una ilustre desconocida, Noemí Letizia, que desde que fueron publicadas las fotografías de la celebración se convirtió en la causa casi oficial de la demanda de divorcio iniciada por Verónica Lario, que para echarle más leña al fuego se permitió decir que no podía seguir casada con un hombre “que frecuenta menores de edad”.

Y es que el premier, haciendo caso omiso de la sabiduría popular que reza no hagas cosas buenas que parezcan malas, regaló a la joven Noemí un collar de oro rosa y blanco con 19 brillantes de Damiani, de la colección que diseñó Sofía Loren en 2006 y que está valuado en 6.mil euros.

De poco ha servido la aparición de Berlusca en la televisión del Estado, la RAI, desmintiendo cualquier relación sentimental con Noemí Letizia y justificando sus decisiones respecto a las listas políticas.

En realidad, lo único claro en Italia es que la política ha alcanzado los niveles más bajos y vergonzosos.

Sin pretender ser moralistas ni juzgar la vida privada del premier, que poco o nada debería importar a los ciudadanos, no se puede pasar por alto que la inestabilidad emotiva de Berlusconi tiene que ver también con su vida pública, desde el momento en que pretende lanzar a la vida política y convertir en representantes populares a quienes considera “mujeres para nada desagradables” y posiblemente ignora a personas que quizá no tienen una agradable apariencia pero tal vez pueden dar más por el bien de los ciudadanos que representan, eso sin contar con que la sospecha de que haya mantenido una relación con una chica hasta hace unos días menor de edad, lo convertiría potencialmente en una persona que ha cometido un grave delito.

Y como siempre, pensando que en todos lados se cuecen habas, vemos que la bajeza y la inmoralidad no tienen límite, y que aún a distancia de años, se destapa una cloaca pestilente que nos muestra la complicidad vergonzosa de los representantes del poder en México.

Por una parte, Roberto Madrazo Pintado, el mismo que alguna vez no fue capaz siquiera de completar decentemente una competencia de maratón, declara tan campante lo que todo parece indicar ha sabido desde siempre: “Ernesto Zedillo protegió al cártel de Juárez, Vicente Fox al grupo de El Chapo Guzmán y hoy todo el país se encuentra de algún modo en la ilegalidad y la informalidad, con un Estado que podría considerarse un cártel más”. Escalofriante, sobre todo si se considera que saber sin denunciar es una forma de complicidad.

Por otro lado, el empresario Carlos Ahumada, conocido por ser el gran protagonista del llamado videoescándalo del 2004, por el cual fue revelada la forma sucia en que el PRD se habría procurado recursos, publica un libro en el que asegura que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari fue el cerebro que organizó el maquiavélico plan.

De acuerdo con el empresario, el ex presidente le ofreció a cambio de las grabaciones 400 millones de pesos, que a la fecha no le ha pagado. Lo sorprendente es pensar que quienes participaron fueron personajes que el imaginario colectivo jamás habría pensado que tuvieran algo en común.

Es impactante leer lo que Ahumada señala: “todo lo negocié directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles; con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina-Mora, el actual procurador general de la República, en aquel entonces director del Cisen, a quien conocí en la oficina de Ramón Martín Huerta, así como con el general (Rafael) Macedo de la Concha, entonces procurador general de la República. Todo ellos intervinieron, formaron parte, realizaron alguna tarea en especial (en la difusión de los videos), pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández”,

Por estos hechos que me dejan sin palabras, por lo que veo en las dos realidades que me interesan, la de México y la de Italia, hoy solamente puedo decir que el verdadero virus que ya ha infectado las sociedades y que está enfermando terriblemente a los seres humanos no es otro que el de la corrupción.

Porque los seres humanos comunes y corrientes, los que trabajamos para ganarnos la vida y muchas veces padecemos injusticias sin esperanza de mejorar nuestras condiciones, nos convertimos en víctimas y espectadores de situaciones que dañan nuestra vida cotidiana, querámoslo o no, desde el momento en que los miembros de la clase política se ocupan de todo con tal de satisfacer sus deseos y caprichos, pero no les importa nada de hacer su trabajo y procurar bienestar a aquellos a quienes gobiernan.

Son situaciones que van desde la trivialidad de un gobernante y sus frivolidades hasta las sucias maniobras de políticos ávidos que se mezclan con la delincuencia para lograr sus propósitos. Son hechos que en todos los casos generan un solo problema que parece no tener solución: una profunda injusticia social.

Por eso, dejo una pregunta en el aire: ¿Serán acaso los políticos los verdaderos cerdos que difunden un virus que parece incurable?

4 comentarios:

  1. me gusto esta genial ojala sigas aciendo y escribiendo cosas asi

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    1. Te agradezco tu comentario. En realidad releyendo este artìculo que escribì en el 2009 me doy cuenta de que la situaciòn no ha cambiado mucho, por el contrario: empeora.
      De Berlusconi se han descubierto muchas porquerìas màs, mientras que en México se habla de que Salinas tiene su candidato.
      Total: en este tiempo seguimos viendo las mismas caras y creo que tenìa razòn diciendo que los verdaderos cerdos que propagan virus son los flamantes miembros de la clase polìtica de los dos paìses.

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