jueves, 2 de julio de 2009

Elecciones europeas: el -preocupante- triunfo de la derecha

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
10 de junio, 2009

Esta semana no hay otro tema más importante por tratar que los resultados de las elecciones para renovar el Parlamento Europeo, que tuvieron lugar la semana anterior en los 27 países que integran la Unión europea.
Se trata de un proceso electoral caracterizado por dos señales más bien preocupantes: la primera, la disminución de la afluencia de votantes, y la segunda, un progreso de la derecha -en ciertos casos la extrema derecha- en algunos Estados.
De acuerdo con los datos emitidos por el sitio oficial de la Unión Europea hasta el martes 9 de junio, la séptima elección del Parlamento europeo tuvo un registro negativo de participación.
Esta vez, solamente 43.1 por ciento del total de los electores acudió a las urnas, lo que representa una disminución respecto a las elecciones anteriores, celebradas en en año 2004, cuando acudió a votar el 45.47 por ciento de los ciudadanos europeos. Se trata del récord de participación mínima de la historia.
Vale decir que el mayor nivel de abstencionismo fue registrado en Eslovaquia, donde votó solamente el 20.92 por ciento, mientras que, en contraste, en Luxemburgo acudió a las urnas el 91 por ciento del total de electores y en Bélgica el 90.39 por ciento.
Los ciudadanos de los países de europa del este, últimos agregados a la Unión Europea, fueron quienes demostraron claramente el menor interés. Polonia, Rumania, Lituania y la República Checa fueron los estados donde pocos acudieron a votar. -entre el 20 y el 28 por ciento del total de elctores-.
Probablemente se trata de un resultado lógico en términos prácticos, si se considera que en general, los habitantes de las naciones que alguna vez fueron parte del bloque socialista, no tienen otro interés en pertenecer a Europa que no sea el de poder emigrar sin problemas para probar fortuna en los países occidentales.
Al abstencionismo, hay que sumar el resultado que pone una vez más a los partidos de derecha al comando del Parlamento. La izquierda, a pesar de haberlo intentado, no ha logrado capitalizar el descontento de los europeos de frente a la crisis económica.
En cambio, resulta poco menos que inquietante el avance de los partidos de extrema derecha en países como Austria, donde el partido euroesceptico de Hans Peter Martin obtuvo el 18 por ciento de los votos.
Cabe aclarar el concepto de euroesceptiscismo. Se trata de un movimiento popular cuya principal idea es la oposición a las políticas de la Unión Europea, a la ampliación de la jurisdicción comunitaria en los asuntos nacionales y a la introducción del euro como moneda única.
Holanda es otra de las naciones de Europa que registró resultados a favor de la extrema derecha, votando a favor del movimiento xenófobo y anti islámico encabezado por Geer Wilders.
Lo mismo ocurrió en Gran Bretaña, con el partido BNP; en Rumania, con el PRM, en Eslovaquia con el SNS, en Hungría, con el partido Jobbik y también en Dinamarca.
En Italia la gran vencedora fue la Lega Nord, que obtuvo el 10.2 por ciento de las preferencias electorales, que ocupará nueve escaños en el Parlamento y que con sus resultados en las elecciones europeas se coloca como una fuerza neta en Italia, donde al parecer han alcanzado el éxito las propuestas abiertamente xenofóbicas de los seguidores de Umberto Bossi.
Hablando del país de la bota, no obstante los escándalos protagonizados en las últimas semanas por el premier Silvio Berlusconi no provocaron un daño significativo entre sus simpatizantes. El Pueblo de la Libertad, partido dirigido por Berlusca, obtuvo un 35.3 por ciento de los votos, con lo que sus representantes ocuparán 29 curules en Estrasburgo, mientras que la oposición, encabezada por el Partido Democrático, alcanzó solamente el 26.1 por ciento de las preferencias, y tendrá 22 lugares en el Parlamento.
A pesar de todo, el premier italiano no digirió muy bien no haber alcanzado el 45 por ciento de las preferencias electorales, como había previsto el día anterior a los comicios, y de acuerdo con el diario español El país, habría comentado a sus hombres de confianza que la pérdida de votos registrada por su partido en las elecciones europeas habría sido provocada por la venta del jugador de futbol del Milan, Ricardo Izecson Dos Santos Leite, “Kaká” al Real Madrid y al escándalo con Noemí Letizia, la joven de 18 años que provocó que su mujer, Verónica Lario, anunciara el divorcio justo cuando estaba a punto de empezar la campaña electoral.
Después de mostrar las cifras y los hechos, no queda más que reflexionar acerca de una Europa que se mantiene vieja no solamente en términos demográficos, sino también ideológicos, donde el conservadurismo y la xenofobia parecen tomar cada vez mayor fuerza y donde al parecer el miedo a la apertura y el afán de cerrar las puertas a la novedad están llevando a momificar las instituciones.
Hay que leer atentamente los resultados, mirar la realidad objetiva que dan las cifras y reflexionar sobre una Europa que no obstante haber sufrido en carne propia dos guerras cruentas, no permite la novedad y por el contrario, parece empecinarse en cerrar sus puertas a la razón.
Crisis económica y miedo van de la mano y provocan que los pueblos tomen decisiones probablemente equivocadas, es verdad. Pero también es cierto que la izquierda no se muestra como la alternativa real, y que en muchas ocasiones sus actitudes se reducen a la pura crítica del adversario y carecen de la sustancia que se requiere para ser tomados en serio como solución a los problemas.
Por eso para los movimientos de izquierda de Europa este debe ser un momento de reflexión. Quien desea obtener resultados planifica, analiza, discute, cuestiona, propone. Exactamente lo contrario a lo que ha hecho la limitada izquierda europea, que ha obtenido con ello un tremendo golpe más y se conformará de nuevo con ser oposición ante una derecha que se mantiene y avanza utilizando la inseguridad y el miedo colectivos como arma para afianzarse en el poder. Otra vez. El pueblo ha decidido. Y aunque la masa a veces se equivoca, en una democracia no hay nada más por hacer.

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