jueves, 27 de enero de 2011

México lindo y... temido?

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
26 enero, 2011.

Esta es una de esas semanas en las que por diversos motivos me invade la nostalgia por mi país de origen. Sinceramente es uno de esos períodos en que me gustaría tomar el primer avión disponible que me lleve a México.
Lo malo del asunto es que francamente, después de dos años de no visitar mi tierra, y con las noticias que cada día leo practicamente en tiempo real gracias a los modernos sistemas de comunicación, me quedo pensando en cuánto habrá cambiado mi ciudad, en cuánto habrá aumentado el nivel de estrés entre mis paisanos y sobre todo, qué tanto ha afectado la vida cotidiana de los mexiquenses el tema que por desgracia se ha convertido en el pan de cada día: la inseguridad, ligada irremediablemente a la inútil y pésimamente planificada guerra contra el narcotráfico.
Me quedo pensando por un momento acerca de estos “temores” que para mí son una novedad, porque a fin de cuentas soy mexicana y tendría que pensar que visitar las ciudades de mi país, especialmente aquellas consideradas turísticas por tradición debería ser un motivo de alegría y no tendría que pasar por la mia mente el miedo a sufrir ningún tipo de violencia.
Sin embargo, hay términos que en los últimos tiempos se han convertido en una parte de la vida de los mexicanos. Conceptos acuñados en la historia reciente: “secuestro exprés”, “levantón”, “zetas”, “familia”, “tiroteo”, “narcomensajes”. Son neologismos que hacen del robo o del asalto a mano armada el menor de los males, la más pequeña de las amenazas hacia los ciudadanos comunes de mi México querido.
Por eso pienso que si personalmente me invade un cierto temor hacia la situación que se está viviendo y que no puede negarse, quienes tienen planeado ir a México como turistas y desconocen absolutamente nuestra realidad, seguramente se sentirán muy pero muy incómodos y lo pensarán dos veces antes de iniciar un viaje hacia nuestro país.
Y es entonces cuando me dan ganas de reir a carcajadas cuando nuestro querido presidente dice que “la inseguridad no afecta ni es contra los turistas, pues tuvieron 'estancia placentera' 99.99% de los 10 millones de extranjeros que visitaron al país el año pasado”.
Lástima que Calderón habla de los turistas que visitaron el país y no se preocupa por aquellos que, gracias a la inseguridad decidirán que es mejor ir a otros lugares. El presidente ha dicho con el entusiasmo surreal que lo caracteriza que, a pesar de no ser un promotor turístico ni un agente de viajes, se ocupará de realizar una campaña donde “se muestre México tal y como es: una verdadera belleza natural, cultural e histórica que vamos a poner en las pantallas de todo el mundo a través de los principales canales”.
Y casi como una especie de propósito de año nuevo, Calderón ha decidido que este 2011 será el año del turismo, y en un arranque más que optimista, seguramente sugerido por alguno de sus brillantes asesores, ha decidido que “cada documento que firme cada secretario o cada acción que realice llevará la leyenda ‘2011 Año del Turismo’, porque queremos alinear todo el gobierno”.
¡Excelente! Sin duda los documentos con esa leyenda serán el arma secreta que hará olvidar a los potenciales turistas que por ejemplo, en Acapulco, una de las metas turísticas más importantes de México, el segundo fin de semana del 2011, fueron 28 los muerto encontrados, algunos de ellos colgados, en una ciudad que se disputan pistoleros de Edgar Valdez, alias "La Barbie", quien fue capturado en 2010, y Héctor Beltrán Leyva, del cartel de los Beltrán Leyva.
Y a pesar de que Acapulco no es todo México, es un ejemplo que trasciende seriamente por la fama que tiene en el mundo. Por ello me pregunto de qué servirán las imágenes maravillosas que Calderón quiere promover, ante las fotografías y la información terrible que cada vez con mayor frecuencia le dan la vuelta al mundo advirtiendo tácitamente a los potenciales turistas que el ambiente no es el más adecuado para visitar nuestro país.
Y es lamentable, especialmente porque en un período de seria crisis, la situación podría agravarse, dada la impostancia del turismo en México, que representa el ocho por ciento del Producto Interno Bruto.
Las cifras y proyecciones para el sector turismo este año en México son optimistas, quizá demasiado: se prevé que el país recibirá un ingreso de divisas que promedia los 12 mil 670 millones de dólares en el 2011, tras el arribo de 22 millones 685,000 turistas, según los pronósticos de la Organización Mundial del Turismo.
Estos ingresos representarían un aumento de 5.7% con respecto a la cifra estimada para el 2010. Sin embargo es necesario considerar los factores imprevisibles, que como en el 2009 con el brote de influenza suina causaron estragos en el sector.
Y sobre todo, hay que ser realistas y pensar que en el extranjero la imagen de México comienza a ser difundida como la de un país altamente peligroso, donde la guerra al narcotráfico puede ser un elemento por considerar muy seriamente antes de decidir visitarlo.
Lo peor del asunto es que en este momento honestamente no hay mucho por hacer para contrarrestar la situación. Iluso como siempre el presidente que propone mostrar la belleza de nuestro México, escondiendo el horror que se vive diariamente. Y es que mientras el presidente pone en las pantallas nuestras naturales bellezas, la prensa se encarga de poner en las pantallas la cruel, difícil y cada vez más triste realidad.

miércoles, 19 de enero de 2011

Fiat Mirafiori: peleando con la realidad

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
19 enero, 2011.

Contrariamente a lo que quienes siguen este espacio podrían pensar, esta semana no me ocuparé del candente asunto del premier italiano, Silvio Berlusconi y la acusación que pesa en su contra, referente a la acusación de haber tenido relaciones con una prostituta menor de edad.
De sus fiestecitas, de su Bunga Bunga, de su incapacidad para gobernar y se su demencia senil ya he hablado lo suficiente.
Mientras tanto, hay situaciones en el país de la bota que considero merecen atención y que los medios de comunicación han minimizado.
Me refiero al reciente referéndum efectuado en la planta Mirafiori de la empresa automotriz FIAT, ubicada en la ciudad norteña de Turín.
Resumiendo la situación, todo comienzó cuando el director general de Fiat, Sergio Marchionne, propuso un nuevo plano industrial que considera más adecuado a las necesidades de la empresa.
Fundamentalmente, la propuesta del controvertido dirigente de la FIAT consiste en cuatro puntos principales: distribuir las cuarenta horas semanales de trabajo en cuatro días de producción, con turnos de diez horas cada uno y tres días de descanso; Paga de 32 Euros al mes por la desaparición del descanso de 10 minutos; aumento de los ingresos de los trabajadores cerca 3.700 Euros brutos en pagas por el aumento de los turnos, y la posibilidad de hacer turnos extras que solo se pagarían como un extraordinario y finalmente, nuevas y más rígidas reglas contra el ausentismo que actualmente tiene la factoría.
A fin de cuentas, en el referéndum fue solicitado a los trabajadores pronunciarse por un “sí” o un “no”, mostrando su posición respecto a las nuevas reglas. ¡Qué demostración de democracia, qué maravilla de apertura! Si... si no fuera porque del resultado del referéndum dependía la permanencia de la citada sede de la FIAT en Italia.
Porque lo que en realidad hizo nuestro querido amigo, el brillantísimo Marchionne -el mismo que se pasea contínuamente por los Estados Unidos, demostrando al mundo que es un italiano ejemplar y que sabe muy bien cómo hacer producir una fábrica- fue chantajear descaradamente a los obreros que son, a fin de cuentas, la verdadera fuerza de la FIAT.
Es una vergüenza que en la segunda década del siglo XXI, una fábrica pretenda funcionar como en los tiempos del esclavismo. Y es todavía más embarazoso pensar que se haya propuesto un método democrático como es el referéndum para chantajear a cinco mil personas que tienen literalmente una enorme necesidad de trabajar, y a quienes Marchionne, a través de los medios de comunicación literalmente amenazó, diciendo que en caso de que la mayoría se inclinara por el “no”, es decir, por el rechazo a las nuevas condiciones de trabajo, cerraría la histórica sede de Turín y se llevaría el trabajo a Canadá o a cualquier otro país, dejando en la calle a los trabajadores que votando contra la decición institucional mostraban poca voluntad para hacer sacrificios en tiempos de crisis.
El resultado de la consulta fue muy cerrado. Basta decir que con una participación de casi 97% de los trabajadores, el “no” tuvo un 46 por ciento de los votos. El “sí”, sin embargo, no fue expresado con toda la convicción que se habría espeado.
Y me atrevo a decir que es lógico. No es decente, no es justo, no es correcto trabajar diez horas seguidas sin el derecho de descansar al menos diez minutos. No lo es para ningün ser humano.
Mucho menos para los pobres obreros de la histórica y simbólica Fabbrica Italiana di Automobili Torino, que mientras se ven obligados a convertirse en esclavos modernos, so pena de perder el puesto, tienen como dirigente a un individuo que gana 38 millones de euros al año, ¡el equivalente al salario anual de mil obreros Fiat!
Una persona querida me dijo hace poco que estoy “peleada con la realidad”. En casos como estos, creo que es inevitable sentirse enojada frente a una nueva demostración de que el sistema mundial está podrido y que la desigualdad parece acentuarse más con el paso del tiempo.
Lo peor es tener que observar que una falta de respeto tan enorme hacia la dignidad de las personas que trabajan y que se ven literalmente amenazadas con verse de repente en la calle, se disfraza de “democracia”.
Es ofensivo también que los medios de comunicación simplemente no se preocupen por informar exahustivamente de la situación y que todo se disfrace para hacer pasar a los obreros como los típicos holgazanes que simplemente quieren ganar dinero sin hacer nada.
Diez horas seguidas sin descanso en una pesada cadena de montaje son demasiadas. Quisiera ver si Marchionne resiste siquiera la mitad de una jornada así. Lo peor es pensar que la mínima diferencia que hizo ganar el “si” se obtuvo gracias al voto de los trabajadores “de cuello blanco”, a los empleados que obviamente nada tienen que ver con la propuesta de la compañía y qu objetivamente ni siquiera deberían haber votado.
Lo peor es pensar en la posición del premier Berlusconi que a pocas horas del referéndum expresó su solidaridad con Marchionne y dijo que en el caso de que los obreros se pronunciaran por el “no”, la FIAT haría muy bien en cerrar Mirafiori y llevarse tutto al extranjero. Claro, mientras él pueda seguir haciendo sus Bunga-fiestas no es asunto de su competencia lo que pueda ocurrirle a cinco mil italianos que buscan solo vivir honestamente.
El mundo no es justo. No somos todos iguales. Y mientras sigamos sin hacer nada, sin rebelarnos, sin levantarnos, seguirá empeorando. A fin de cuentas, mi conclusión esta semana es que no es sencillo en estas circunstancias no pelear con la realidad.

jueves, 13 de enero de 2011

El secuestro del "Jefe" Diego

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
12 enero, 2011.
Finalmente comienza en manera oficial el año 2011. Ha terminado la obligada tregua que periódicamente nos desconecta del mundo para dedicarnos a la familia y al descanso. El 2010 sin duda fue un período lleno de información interesante y las consecuencias de lo ocurrido en los pasados 12 meses continúan a sentirse y a verse en todo el mundo.
Hoy quiero hablar de un acontecimiento que durante la pausa de fin de año en llamó la altención de la sociedad mexicana. El panista Diego Fernández de Cevallos fue liberado después de siete meses de secuestro.
Hay que decir que sinceramente tanto el secuestro como la posterior liberación del político se prestan para sacar más de una conjetura extraña, por la poca claridad de las circunstancias en que ambos hechos se suscitaron.
Sin duda, cada comentario alrededor del secuestro, por chusco o absurdo que pueda parecer podría ser un motivo de análisis serio. Desde las condiciones extrañas de la desaparición hasta el retorno con una imagen francamente ridícula, con la barba blanquísima y las cejas obscuras y una cara de asustado que parecía decir a todo el mundo: “soy un mártir, voten por mí”.
Pero entre todas las especulaciones, entre todos lo que se dijo respecto al secuestro de El Jefe Diego, un texto llama la atención por encima de todo.
Personalmente, debo decir que lo recibí a través de un correo electrónico, pero al parecer se trata de un largo comunicado recibido en la redacción del diario de circulación nacional La Jornada que habría sido publicado on line el 20 de diciembre de 2010, antes de que el político fuera puesto en libertad.
El texto es exageradamente largo, pero hay en él puntos muy interesantes que vale la pena reproducir, porque analizarlo podría dar respuestas muy acertadas respecto a la actual situación social y política de México.
El texto, acreditado a “los misteriosos desaparecedores” parte con un concepto muy importante: “...en México vivimos inmersos en un clima de creciente violencia destructiva que las mafias del gobierno permiten y fomentan, porque sólo así pueden ocultar la sistemática represión, tratar de controlar el descontento social e impedir, por el momento, que se generalice la lucha popular.”
Esta afirmación, estas pocas pero dramáticas líneas son un interesante resumen de lo que en este momento está ocurriendo en nuestro país.
Para quienes nos preguntamos contínuamente por qué desde el inicio a la guerra contra el narcotráfico hasta ahora los muertos son ya más de 30 mil, posiblemente esta sería una respuesta. Más de una vez he deseado saber la causa por la cual la violencia no se detiene y por el contrario, parece crecer a medida que aumentan también la miseria y la desigualdad.
El comunicado agrega: “las formas de la violencia son cada vez más crueles y abominables; el conflicto no sólo ha dejado decenas de miles de personas muertas, sino terror e incertidumbre entre los vivos. La distancia entre el discurso de gobierno y las prácticas corruptas que lo caracterizan son una clara muestra de que los más altos funcionarios y las instituciones del Estado mexicano están coludidos con el crimen contra quien dicen estar luchando”.
Y he aquí la parte preocupante que por desgracia no es posible demostrar de ninguna manera, porque sin duda el gobierno mexicano hallará siempre la forma de desmentir la afirmación: “vemos día a día la impunidad militar, los levantones policiales para entregar víctimas al narco y la convivencia evidente entre presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados, jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos, incluso, es posible afirmar que la alta burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política, son quienes forman parte de las mafias más criminales en nuestro país.”
De acuerdo con el texto, “la violencia más sofisticada, la que a diario nos golpea y quizá la que menos reconocemos como violencia, es la que parece no venir de ninguna persona; es la violencia estructural 'invisible'... la pobreza, para muchos la miseria, es una constante amenaza de muerte y es mucho más poderosa que todos los grupos de sicarios juntos”.
Muchos son los conceptos certeros expresados en el comunicado. Son escalofriantes, es cierto, pero son también verdades concretas que sin embargo la gran mayoría de los mexicanos desconoce o peor aún: se empeña en ignorar.
“Vivimos en amenaza de muerte al tener acceso restringido a la alimentación, a la salud, a los servicios, a los derechos y a conocer la justicia. Como así son las cosas, nos toca perder y como nos habíamos resignado, dejamos de sentir la violencia de no poder vivir bien”.
No es mi interés hacer una apología de la violencia, No paso por alto que quienes se adjudican el secuestro de Diego Fernández lo hacen bajo la consigna de que “...el ejercicio de la violencia es para Nosotros (el pueblo, ndr) un recurso ineludible, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario; el proyecto no puede reducirse a destruir otro.”
Pero tampoco puedo pasar por alto el retrato perfecto que se hace del personaje y que funciona como una justificación nada despreciable del secuestro.
“El Jefe Diego es otro nudo por donde atraviesan múltiples historias turbias. Ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas. Con nada que ocultar la mafia ha sido enumerada en las cartas elaboradas y dirigidas por el propio Diego a sus “benefactores”, reclamándoles apoyo económico en correspondencia a su lealtad y a sus servicios: Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim, Roberto Hernández, Alfredo Harp, Alberto Bailleres, Claudio X González, Lorenzo Servitje, Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Quintana, Ignacio Loyola, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Juan Sandoval Íñiguez, Onésimo Cepeda, Norberto Rivera Carrera, Roberto Madrazo, Jorge Hank Ronh, Santiago Creel, Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Dechamps, Elba Esther Gordillo, entre otros.”
Es sin duda interesante saber a quienes solicitó apoyo por escrito el político, en su desesperada lucha por ser liberado, Los nombres ahí están. No son nuevos para nuestros oídos. Son los políticos, empresarios y hasta religiosos que cotidianamente aparecen en todos los medios, los que conocemos para bien o para mal y que son los indiscutibles protagonistas de la vida nacional.
“Diego Fernández de Cevallos acumula una larga pero poco honrosa carrera de impunidad y enriquecimiento.” Tampoco esta es una novedad y sin embargo, produce un cierto efecto leer nombres y circunstancias tan claramente explicadas en un texto que pretende argumentar los motivos por los cuales el panista fue secuestrado.
“Diego Fernández de Cevallos parecía intocable hasta aquella noche en que su pasado oscuro lo alcanzó.” Probablemente se trata de una velada amenaza contra otros personajes que eventualmente pueden ser parte del sistema mafioso que se pretende exhibir como responsable de la terrible situación que vive México. Posiblemente tales personajes también podrían ser alcanzados por su cuestionable pasado.
Lo que resulta claro es que el texto al que hago referencia pone al descubierto una realidad que no se puede pasar por alto. La violencia, los juegos de poder, la situación política, social y económica de México. Todo esto a partir de un hecho que poco a poco fue minimizado por los medios de comunicación pero que sin duda en el momento oportuno será reutilizado a conveniencia para dar fuerza política a Diego, como mártir de un partido que está necesitado de figuras fuertes para la contienda del 2012.
Por desgracia, así están las cosas en un país en el que los desesperados y asustados ciudadanos a fin de cuentas lo único que piden en este momento es una sola cosa: NO MÁS SANGRE. Preocupante,serio, dramático y desolador ¿verdad?