Publicado en el diario online Primero estado de México. 07 marzo, 2011.
Hace tres días, justo el tres de marzo, el noticiario matutino de Televisa, a cargo de Carlos Loret de Mola, tuvo como invitado al gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. Pocos minutos después de concluida la entrevista, me encontré en una de las redes sociales más frecuentadas, Facebook, los comentarios de algunos amigos. Uno de ellos posteó algo así como “me da la impresión que después de la entrevista de esta mañana, el gober andará de muy mal humor todo el día”.
Mi curiosidad por ver el entripado del copete más famoso de México me llevó a buscar de inmediato en Youtube la famosa entrevista.
En realidad lo que ahí encontré fue un ejemplo de cómo los medios de comunicación fabrican monstruos. Y no estoy hablando solamente de la figura de Peña, claramente creada a través de la televisión para encantar a la masa y llevarlo directamente a la presidencia.
Me refiero concretamente a la presunta “contraparte”. El entrevistador que en este caso, buscando aparentar una postura profesional de gran conocedor del tema y de tremendo juez, simple y sencillamente dio una desagradabilíma muestra de lo que no se debe hacer cuando se pretende cuestionar a un poderoso.
Carlos Loret de Mola sencillamente mostró que es un tremendo maleducado, que solamente sabe con su actitud burlona e impertinente incomodar a su interlocutor.
En lugar de realizar preguntas inteligentes y ejercitar su capacidad para evidenciar las debilidades, Loret de Mola no hizo otra cosa que caer en lugares comunes y hacer entrar en los hogares de los mexicanos el mismo discurso que el gobernador mexiquense viene recitando desde hace ya algunos años.
“¿Sí pierde el PRI en el estado de México Enrique Peña Nieto esta muerto?” espetó el colega. Agresivo, pero con una agresividad de esas que molestan hasta a los que no somos partidarios del gober.
“¿Cuándo va a elegir candidato? ¿Qué pasó, gobernador? ¡Si la decisión es de usted!” Me pregunto si lo que esperaba el genial periodista era que Peña le contestara por ejemplo: “claro que sí, Carlos, voy a elegir a Ernesto Némer porque la ha buscado mucho y porque hasta ahora ha operado en la Cámara de Diputados como mejor conviene a mis intereses”.
Lo que consiguió Loret fue sencillamente que el mandatario mexiquense apareciera como un político paciente capaz de recitar a la perfección la poesía “¡Qué viva mi partido! Pertenezco a mi partido, respeto a mi partido que es el que finalmente decidirá, porque en el PRI somos rete democráticos y el dedazo no existe, nunca ha existido y por supuesto no existirá”.
Me queda claro que quienes más o menos podemos o sabemos leer entre líneas comprendemos bien que el objetivo de Loret era exhibir a Peña, ponerlo nervioso, hacer que respondiera de mal humor y con ello procurar un pequeño inconveniente que le quitara algún voto.
O a lo mejor lo que el periodista consentido de Televisa buscaba era simplemente demostrar su capacidad de evidenciar las debilidades de quien de todas maneras no pierde el apoyo de la empresa televisiva. Pero no sucedió ni lo uno, ni lo otro.
En realidad el precioso gober no perdió el estilo, no se le despegó ni siquiera uno de los cabellos de su impecable copetito y simplemente respondió lo que tenía que contestar, repitió lo que sabe decir.
No es necesario ser una luminaria para saber que hasta el 16 de septiembre el gobernador negará que no piensa en otra cosa que en llegar a Los Pinos. “No es lo que hoy me ocupa”, dijo cuando en el mismo tono socarrón Loret le pidió por enésima vez que confesara sus intenciones.
Peña dice, sin embargo, adelantando el modo en que se comportará ante los mexicanos una vez que oficialmente vaya en busca de la presidencia que “concluir su gobierno y continuar llevando a cabo sus programas será su carta de presentación.”
No se puede entrevistar a un personaje importante elaborando preguntas a partir de supuestos. Para decir como Loret de Mola que el gobernador mexiquense “es el principal operador” de las campañas priístas en México, hay que tener en la mano las pruebas, para entonces sí preguntarle con conocimiento de causa si ha usado recursos del estado de México en procesos estatales y quién paga la llamada “fuerza mexiquense” y sus playeras rojas.
Pero preguntarle, no encimar las palabras y discutir como Loret de Mola hizo, porque al parecer en su afán por parecer un paladín de la libertad de expresión no ha entendido la diferencia entre la entrevista, el debate y la discusión.
Carlos Moret dice ser periodista. No es un político que puede debatir con Peña y mucho menos es su contrincante para discutir con él. Pero es tan pagado de sí mismo que no es capaz siquiera de escuchar a quien le responde y que definitivamente flaquea cuando justifica los presuntos 130 millones de pesos que gasta en publicidad (“menos del .1 por ciento del presupuesto estatal... muy inferior a lo que el gobierno federal y el del DF gastan en el rubro”).
Y aquí es donde Peña aprovecha para decir que si su presencia mediática es tan importante se debe simplemente a que tiene a su servicio a unos verdaderos genios de la comunicación, que es un “mito” que el gobierno mexiquense gasta demás y que él no es “el candidato de la tele”.
“No conozco politico que no se acerque a los medios, porque los gobiernos necesitan de la comunicación y de acercarse a la poblacion”, dijo Peña, una vez más interrumpido por Loret que dejó escapar un tímido, casi imperceptible pero importante comentario. “Yo estoy adentro y sé la verdadera historia”.
¿De veras la sabe? Pues entonces que la cuente, que la diga y que la explique de frente a Peña y a todos los mexicanos, en lugar de ponerse a discutir para lucirse y aparentar lo que no es: un brillante periodista capaz de poner de veras en aprietos al poder.
Porque además en este momento el gobernador de la entidad tiene respuestas para todo. Según Loret, hay tres argumentos que incomodan a Peña y que podrían resultar piedras en su camino a Los Pinos: Montiel, Salinas y Paulette. Queda claro que el mandatario está más que provisto de respuestas preparadas indudablemente por sus geniales asesores. Del caso Montiel dice haber colaborado con las autoridades de la fiscalía especial, y se cura en salud para que nadie le diga que es un vil Judas asegura que tiene con el ex gobernador “una relación cordial y de respeto”.
Y para que lo nominemos Mister simpatía, Peña asegura también tener una “relación cordial y respetuosa” con Salinas de Gortari “como con todos los ex presidentes”, y compartir “el juicio colectivo” de los mexicanos hacia el personaje.
“No está detrás de mí, ni es asesor, ni colabora conmigo. La única relación es de respeto, cordial, ¡qué bueno que lo preguntas!”
Y también sobre el caso Paulette tiene lista la respuesta. “Fue un tema lamentable porque una niña perdió la vida y la Procuraduria tuvo fallas, pero el resultado se alcanzó porque se aclaró.”
Nuestro súper periodista, que parecía empeñado en hacer quedar mal al precioso Peña y erigirse como el gran comunicador terminó hablando de los feminicidios en la entidad mexiquense, que por supuesto tampoco preocupan a Peña, visto que para evitarlos ya tiene lista la solución: “actuar en políticas públicas”, pues ha enviado una iniciativa para tipificar la “violencia feminicida”
Y finalmente, la pregunta del millón cuya respuesta seguramente servirá para aclarar el panorama a todos los pobres mexicanos que de otra manera no podríamos seguir sin dormir: ¿por qué todos la traen contra usted?
Loret seguramente esperaba que Peña contestara algo así como “les caigo gordo porque soy bonito”. La respuesta ni siquiera vale la pena mencionarla. Simplemente haber escuchado que el titular de un noticiario se permite semejantes libertades me hace pensar en cuáles habrán sido sus méritos para haber llegado a ocupar ese lugar. Bueno, en realidad me sigo preguntando también cuáles han sido los méritos del entrevistado para llegar a ser gobernador. Como decía mi santa madre que en paz descanse... “ni a cuál ir”.
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