jueves, 3 de septiembre de 2009

Atentado a la libertad de prensa en Italia

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
01 de septiembre, 2009

Después de algunas semanas de descanso, aquí estamos reunidos de nuevo, queridos lectores. En realidad parece que el tiempo se hubiera detenido y que Italia se hubiese quedado en una especie de receso de noticias. Así es el verano en Europa.
Ahora finalmente la pausa ha terminado y ha traído consigo una ola de indignación en el país de la bota.
Indignación que quiero y debo compartir con quienes tienen la paciencia de seguir este espacio. Porque lo que está ocurriendo en Italia debe saberse y sobre todo, de alguna forma debe detenerse.
Me refiero nuevamente al personaje cuyas decisiones y posiciones desconciertan y preocupan: el presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi.
Seguramente quedó bien grabado en el recuerdo de quienes se enteraron la historia del premier y su divorcio, solicitado por su aún esposa, Verónica Lario, quien en su momento consideró inapropiada la excesiva cercanía de Berlusca con una jovencita napolitana llamada Noemí Letizia, quien lo llama cariñosamente Papi y a cuya fiesta de cumpleaños éste se presentó, enfureciendo a la esposa a tal grado de enviar una carta abierta a los medios de comunicación informando que habría solicitado el divorcio, entre otras cosas a causa de que su marido “no está bien”.
A partir de ese momento, diarios nacionales italianos encabezados por La Repubblica y otras publicaciones europeas, como El país y el Financial Times, se han ocupado de seguir de cerca las aventuras de Berlusconi, que aparte de organizar fiestas para agasajar a sus jóvenes amigas, resultó aficionado a frecuentar prostitutas de lujo, como Patrizia D'addario, quien desilusionada por una promesa incumplida del premier decidió hacer públicas las grabaciones de conversaciones íntimas que tuvo con éste.
El asunto ha ido creciendo como un alud y ha provocado que hasta el mismo Vaticano exprese su preocupación por la calidad moral de quien tiene en sus manos el gobierno de Italia. Además, una de las hijas de Berlusconi, Bárbara, señaló durante una entrevista que “un hombre político no puede permitirse distinguir entre la vida pública y la vida privada”.
A los contínuos escándalos se ha sumado una especie de guerra de medios, en que el diario propiedad de Berlusconi, Il Giornale, aparentemente sin la autorización del premier publicó que Dino Boffo, director de Avvenire, que es la publicación oficial de la Conferencia del Episcopado Italiano, -medio que ha criticado repetidamente las historias de Berlusca- no cuenta con la calidad moral para emitir ningún juicio porque está involucrado en un caso judicial porque habría amenazado a la esposa de un hombre con quien mantendría una relación sentimental.
Señores, lo increíble es que en todo este chisme de lavadero en que se ha convertido la política italiana, hasta el mismísimo Benedicto XVI ha intervenido, saliendo en defensa del director de Avvenire.
Dentro de este desfile de incongruencias, no se puede ignorar la desafortunada declaración de Umberto Bossi, líder de la ultraderechista Lega Nord, quien hace algunos días sostuvo que los ataques contra su aliado Berlusca no eran otra cosa que respuestas de la mafia ante el intenso combate al crimen organizado que el premier habría iniciado con más fuerza que nunca.
Pero lo peor, lo más ofensivo, lo que causa verdaderamente una contínua náusea es la nueva puntada de Silvio Berlusconi, quien en un arranque que no sabría esplicar si es de cinismo o de valentía se ha atrevido a lanzar una campaña de acciones legales por difamación contra medios italianos, de España, Francia y Reino Unido.
"El respeto a la vida privada es sagrado. He actuado con determinación frente a lo que en estos meses se ha hecho contra mi persona, utilizando cotilleos fantasiosos relacionados con mi vida privada y presentados de forma falsa", dijo Berlusconi.
Y ante la situación, la única respuesta que se podía esperar es la que están dando los defensores de la libertad de expresión en Italia. Hasta ahora, 190 mil personas se han unido al llamado de tres juristas, Franco Cordero, Stefano Rodotà y Gustavo Zagrebelsky.
El objetivo es denunciar el atentado de Berlusconi a la libertad de prensa, y entre los 95 mil ciudadanos italianos que han firmado, aparecen los nombres del actor premio Oscar Roberto Benigni, del premio Nobel de literatura Dario Fo y del investigador Umberto Eco, quien ha señalado que "cuando alguien tiene que intervenir para defender la libertad de expresión, quiere decir que la sociedad y con ella gran parte de la prensa ya está enferma. En las democracias 'robustas' no hay necesidad de defender la libertad de prensa, porque a nadie le viene a la mente limitarla".
El premier continúa su defensa. Nada le parece mejor que negar todas las evidencias y señalar que no quiere responder un cuestionario de diez preguntas que el diario Repubblica le ha expuesto desde que inició el escándalo de Noemí Letizia, es porque son “insolentes, ofensivas y difamantes" y ha dicho que respondería si el diario Repubblica no fuera “un super partido político propiedad de un editor suizo... claramente un evasor fiscal”.
A decir verdad uno se queda sin palabras cuando se da cuenta de lo que sucede. La guerra de Berlusconi con la prensa sigue no obstante el portavoz de la Unión Europea, Johannes Laitenberger , haya señalado que “la libertad de expresión es un valor fundamental” para las naciones del viejo continente.
Lo cierto es que no queda más que estar de acuerdo con lo expresado por el secretario general de la Federación de periodistas europeos, Aidan White, que ha asegurado que el premier italiano “está poniendo en riesgo la libertad de información tratando de usar la ley para intimidar a los periodistas sofocando sus reportajes”. Es lo que White ha catalogado como una “vendetta mediática”. Si pensamos que tal vendetta ha sido ejecutada por el gobernante de un país democrático, nos podemos dar cuenta de la gravedad de lo que está ocurriendo.
Ojalá que esta tormenta pase y que ningún país tome ejemplo de la situación seria por la cual atraviesa la bota italiana.

2 comentarios:

  1. Hola María, que gusto volverte a leer, en verdad esto de la vida personal y el chisme de lavadero, suena patético, aunado a lo que representa para mi la política y el cinismo de Berlusconi, ahora si cómo dicen en México tan cerca del Vaticano y tan lejos de Dios.

    Yo al principio de este cuento de las mujeres de Berlusconi, me reí, en verdad me reí, pensando caray si lo que importa es cómo gobierna la bota, no con quien se acuesta si con una o con muchas, eso sería asunto de él.

    Hasta que vi a Patrizia D'addario en un programa de chisme rosa de España, ahí pensé ¿Qué pasa en este mundo? Ella muy cuidadosa no dio muchos detalles, pero en el momento de que le preguntaron porqué anda hablando, por las televisoras, respondió más o menos algo cómo que Berlusconi le había prometido algo, algo que claro incumbía a la política, un camino, un puesto, una construcción algo que legalmente su papá no había podido hacer.

    Y ahí es cuando me saltó toda nota política, esté hombre con sus devaneos, hace lo que quiere con la política de su país, hasta ofrecer puestos de elección o peor usar el dinero u otorgar permisos que solo le corresponden al Estado, y hasta donde yo entiendo el Estado no es Berlusconi.

    Es lamentable que en todos los países encontremos estos casos de corrupción, y lo peor que un personaje como Berlusconi, con ese poder inmenso, gobierne a un país con tanta historia política, esa que nos da el Derecho Romano, base fundamental para las leyes de muchos países.

    Un abrazo espero pronto leerte nuevamente

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  2. Gracias Menospausas... Es una pena lo que está pasando en Italia y has interpretado perfectamente lo que ocurre en este momento en la bota italiana. Lo triste es saber que lo siguen sosteniendo en el poder, cuando bastaría poco para mandarlo a su casa a seguir haciendo sus porquerías... ¡Qué pena! Gracias por seguirme y por leerme, estuve de vacaciones pero ya estoy por acá.
    Un abrazo.

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