Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
26 de mayo, 2010
Hace unas cuantas horas en la edición on line de El Universal, fue publicada la columna semanal del periodista Jacobo Zabludovsky. Me permito citar la frase escrita por quien fuera durante 27 años el mayor constructor de la realidad mexicana.
“'No veas 24 Horas', gritaba Clouthier por las calles. No le faltaba razón, pero no había de otra.”. Se trata, desde mi humilde punto de vista, de una de las confesiones más repugnantes que he leído en los últimos años.
La confesión de un manipulador que durante mucho tiempo tuvo en sus manos el control absoluto de la información en México.
No quisiera convertirme en juez de una sola persona que a fin de cuentas era solamente quien daba la cara. Pero francamente no puedo evitar expresar mi punto de vista.
Me parece sencillamente patético que sea el mismo Zabludovsky quien se muestre como un comunicador que en su tiempo no fue otra cosa que una víctima del sistema. Porque al decir que no tenía alternativa, revela que de una u otra manera su estilo era más bien forzado y que solamente estaba obedeciendo las órdenes del sistema completo.
“No había de otra”, afirma en su columna. ¿En verdad era así? Y si la situación era tal, ¿por qué aceptaba el papel de manipulador con tanta resignación?
Posiblemente porque entonces pensaba en su persona y en sus necesidades. Porque tenía una familia que mantener y por ese motivo no le importaba transformar los hechos a conveniencia de quienes realmente gobernaban México: Televisa y asociados.
Ahora que está satisfecho, que se ha llenado los bolsillos y el estómago y que ha llegado a un momento de la vida en que honestamente no tiene nada que perder, ahora sí, acepta con todo el cinismo posible que “no había de otra”.
Me queda claro que Jacobo no era otra cosa que una especie de muñeco de ventrílocuo y que sus patrones decidían por él lo que era conveniente decir o no. Pero también me resulta evidente que no es ético para ningún periodista repetir como merolico la información que sabe perfectamente sirve sólo para engañar a millones de personas.
Los mexicanos somos ingenuos. Somos nobles y sencillos. Lo llevamos en la sangre porque a fin de cuentas somos el resultado de una mezcla de razas en la que cuenta mucho la parte indígena, esa parte nuestra que fue sometida salvajemente durante siglos.
Por eso, por esa tendencia natural a la sumisión, creímos en Jacobo, que no hizo otra cosa que darnos por años kilos y kilos de mentiras, toneladas de información que sencillamente nos hicieron vivir una especie de realidad paralela, la de un pueblo que tenía no solamente grandes posibilidades de desarrolo, sino sobre todo una “paz social” que tenía que agradecer a la autoridad.
Nuestra enorme ingenuidad -de nuevo gracias a Televisa- nos creo un mundo en que la vida cotidiana era casi una copia de las telenovelas, nuestro único acercamiento a la cultura era Siempre en Domingo y nuestra evasión por excelencia era el futbol, elementos todos que nos impidieron durante décadas percibir lo que realmente ocurría a nuestro alrededor.
Por eso ahora el único sentimiento que me provoca leer a Zabludovsky es una profunda indignación. Cuando en el mismo artículo afirma que “el bozal fue en una época obligatorio” no me queda más que preguntarme por qué ahora se da baños de pureza. Nadie lo obligaba a recibir atenciones y beneficios a cambio de engañar sin pudor a millones de personas. Con un poquito más de dignidad a lo mejor se habría dedicado a ejercer su carrera de abogado, se habría puesto a trabajar en otra cosa antes que alquilarse como difusor de infamias.
Hoy critica, habla, se atreve a señalar la falta de crítica de parte de los intelectuales de quienes dice claramente: “Una de las razones de esta mudez es que antes estaban fuera. Ahora están dentro. Se han creado para ellos puestos de trabajo lucidor y productivo.”
Trabajos tan lucidores y productivos como el que durante 27 largos años tuvo el mismo Jacobo, que aparecía en todas las pantallas caseras para contarnos diariamente un capítulo de la gran telenovela mexicana en la que los villanos, los malosos, eran todos aquellos que se oponían a los designios de los bondadosos protagonistas, nuestros queridos gobernantes, que ejercían sin pudor una perfecta dictadura de partido.
Es triste, más bien es indecente lo que Televisa ha hecho -y sigue haciendo- en México. Por eso es vergonzoso que uno de los principales ejecutores de los ultrajes que la citada empresa ha cometido ahora se permita hablar demás, especialmente porque me parece que encima de todo está escupiendo en el plato en que ha comido -por cierto muy bien- durante gran parte de su vida.
miércoles, 26 de mayo de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
El miedo y los medios, perfecta combinaciòn
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
19 de mayo, 2010
Esta semana, sin duda la noticia bomba del panorama nacional en México es la desaparición del panista Diego Fernández de Cevallos. Lo que me sorprende es encontrar tantos y tantos comentarios en contra del personaje, y darme cuenta de que aparte de todo, más de una persona expresa no solamente serias dudas acerca de la autenticidad de los hechos, sino que presuponen que se trata de un montaje que podría beneficiar a los panistas que finalmente tendrían un mártir entre sus filas, porque al parecer Clouthier no les bastaba.
El punto es que una vez más son los medios de comunicación son los que crean y recrean la realidad y toca precisamente a los comunicadores y a sus patrones, -que son quienes deciden las líneas de acción- la tarea de formar la opinión y/o la reacción de la masa.
Depende siempre de lo que viene publicado y de cómo viene dicho. Tiene que ver la selección de los fragmentos de información. En este caso, basta simplemente tomar un poco de los discursos de cada quien, agregar datos “de contexto” y seguramente el resultado final será una reacción favorable o contraria al personaje.
Ya se sabe. Los líderes de todo el mundo saben perfectamente que lo que se dice o lo que se hace tendrá una clara repercusión a nivel social y por lo mismo cuidan cada uno de los detalles que la mayoría podrá conocer.
Así está sucediendo en México con los acontecimientos más recientes, empezando por el ya mencionado caso de Diego Fernández, pasando por asuntos como el de Celia Lora, hija del roquero Alex Lora o por los sabotajes que causaron deficiencias en el servicio eléctrico de la ciudad de México.
Todo coincide, todo cuadra. Se crean opiniones, se juzgan los hechos, se establecen culpables y se habla de esto y de aquello por un tiempo. Después todo pasa y se deja en el olvido la mayor parte de lo que en un momento era información de ocho columnas.
Hay también hechos que probablemente tienen como objetivo permanecer en el inconsciente colectivo. Hay declaraciones que se convierten en temas que salen a la luz en momentos clave. Cito un ejemplo que en días pasados me ha dejado con la boca abierta.
En su reciente visita a Portugal, el papa Benedicto XVI afirmó ante miles de fieles que “se equivocan” quienes piensan que el mensaje de la Virgen de Fátima “ha terminado”, ya que ahí “permanece el proyecto de Dios para el hombre y aunque éste ha intentado desencadenar un ciclo de muertes y terror no lo ha conseguido”.
Ni más ni menos que en un momento crítico en que la Iglesia católica está enfrentando las consecuencias de un comportamiento equivocado por parte de sus prelados. Justo cuando la credibilidad de la institución está por los suelos, su líder máximo decide que es momento de erigirse como el gran intermediario entre los hombres y la divinidad, y lanza un mensaje que -queramoslo o no- aterroriza a los creyentes, por si tenían pensado dejar a un lado la fe.
Es un mensaje completamente intencional, que al papa le cae muy bien porque le restituye una gran parte de la autoridad que está perdiendo.
Ratzinger afirmó que “la novedad que se puede descubrir ahora, diez años después de la publicación del tercer secreto de Fátima, -que habla del atentado contra el papa Juan Pablo Segundo de 1981- es que el mensaje es para todo el mundo, para todos los papas, tiene una validez eterna y se refiere los sufrimientos de la Iglesia en todos los tiempos.”
Y de nuevo los medios corren en auxilio de quien deja el mensaje como no queriendo, en un momento muy difícil para todos, cuando aparte de la crisis económica que nos agobia, diariamente escuchamos novedades inquietantes: catástrofes naturales que sin duda no son las primeras ni serán las últimas, pero que parece que nos afectan como si las viviéramos en carne propia.
En otras palabras: como para que nadie se aleje de la Iglesia y se esfuerce al máximo por cerrar los ojos ante las señales de decadencia de la institución porque al fin y al cabo, quienes la representan son los únicos que nos pueden salvar de todas las calamidades, porque ellos sí tienen contacto directo con la divinidad.
Es este un ejemplo claro de pura y contínua manipulación informativa. Los medios se vuelven -conscientemente o no- cómplices en el ejercicio de un poder que tiene como base sembrar el miedo. Y se sabe: una masa asustada es una masa obediente. Cero capacidad de raciocinio.
Ocurre en todos los rincones del planeta. Es el sistema de poder que tiene en el sistema mediático su más fiel aliado. Nada de escrúpulos. Esa es la cruel, dura y triste realidad.
19 de mayo, 2010
Esta semana, sin duda la noticia bomba del panorama nacional en México es la desaparición del panista Diego Fernández de Cevallos. Lo que me sorprende es encontrar tantos y tantos comentarios en contra del personaje, y darme cuenta de que aparte de todo, más de una persona expresa no solamente serias dudas acerca de la autenticidad de los hechos, sino que presuponen que se trata de un montaje que podría beneficiar a los panistas que finalmente tendrían un mártir entre sus filas, porque al parecer Clouthier no les bastaba.
El punto es que una vez más son los medios de comunicación son los que crean y recrean la realidad y toca precisamente a los comunicadores y a sus patrones, -que son quienes deciden las líneas de acción- la tarea de formar la opinión y/o la reacción de la masa.
Depende siempre de lo que viene publicado y de cómo viene dicho. Tiene que ver la selección de los fragmentos de información. En este caso, basta simplemente tomar un poco de los discursos de cada quien, agregar datos “de contexto” y seguramente el resultado final será una reacción favorable o contraria al personaje.
Ya se sabe. Los líderes de todo el mundo saben perfectamente que lo que se dice o lo que se hace tendrá una clara repercusión a nivel social y por lo mismo cuidan cada uno de los detalles que la mayoría podrá conocer.
Así está sucediendo en México con los acontecimientos más recientes, empezando por el ya mencionado caso de Diego Fernández, pasando por asuntos como el de Celia Lora, hija del roquero Alex Lora o por los sabotajes que causaron deficiencias en el servicio eléctrico de la ciudad de México.
Todo coincide, todo cuadra. Se crean opiniones, se juzgan los hechos, se establecen culpables y se habla de esto y de aquello por un tiempo. Después todo pasa y se deja en el olvido la mayor parte de lo que en un momento era información de ocho columnas.
Hay también hechos que probablemente tienen como objetivo permanecer en el inconsciente colectivo. Hay declaraciones que se convierten en temas que salen a la luz en momentos clave. Cito un ejemplo que en días pasados me ha dejado con la boca abierta.
En su reciente visita a Portugal, el papa Benedicto XVI afirmó ante miles de fieles que “se equivocan” quienes piensan que el mensaje de la Virgen de Fátima “ha terminado”, ya que ahí “permanece el proyecto de Dios para el hombre y aunque éste ha intentado desencadenar un ciclo de muertes y terror no lo ha conseguido”.
Ni más ni menos que en un momento crítico en que la Iglesia católica está enfrentando las consecuencias de un comportamiento equivocado por parte de sus prelados. Justo cuando la credibilidad de la institución está por los suelos, su líder máximo decide que es momento de erigirse como el gran intermediario entre los hombres y la divinidad, y lanza un mensaje que -queramoslo o no- aterroriza a los creyentes, por si tenían pensado dejar a un lado la fe.
Es un mensaje completamente intencional, que al papa le cae muy bien porque le restituye una gran parte de la autoridad que está perdiendo.
Ratzinger afirmó que “la novedad que se puede descubrir ahora, diez años después de la publicación del tercer secreto de Fátima, -que habla del atentado contra el papa Juan Pablo Segundo de 1981- es que el mensaje es para todo el mundo, para todos los papas, tiene una validez eterna y se refiere los sufrimientos de la Iglesia en todos los tiempos.”
Y de nuevo los medios corren en auxilio de quien deja el mensaje como no queriendo, en un momento muy difícil para todos, cuando aparte de la crisis económica que nos agobia, diariamente escuchamos novedades inquietantes: catástrofes naturales que sin duda no son las primeras ni serán las últimas, pero que parece que nos afectan como si las viviéramos en carne propia.
En otras palabras: como para que nadie se aleje de la Iglesia y se esfuerce al máximo por cerrar los ojos ante las señales de decadencia de la institución porque al fin y al cabo, quienes la representan son los únicos que nos pueden salvar de todas las calamidades, porque ellos sí tienen contacto directo con la divinidad.
Es este un ejemplo claro de pura y contínua manipulación informativa. Los medios se vuelven -conscientemente o no- cómplices en el ejercicio de un poder que tiene como base sembrar el miedo. Y se sabe: una masa asustada es una masa obediente. Cero capacidad de raciocinio.
Ocurre en todos los rincones del planeta. Es el sistema de poder que tiene en el sistema mediático su más fiel aliado. Nada de escrúpulos. Esa es la cruel, dura y triste realidad.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Madre sòlo hay una...
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
12 de mayo, 2010
Hace algunos días, en México y en Italia casi coincidieron los festejos del Día de las Madres. Por estos rumbos la fecha como siempre pasó practicamente sin pena ni gloria, no obstante se diga que el pueblo italiano respeta profundamente la figura materna,
En cambio, en México regresó el ritual de cada 10 de mayo que incluye los usos y costumbres conocidos por todos, desde la serenata hasta la comida y el regalo, porque se sabe muy bien que en nuestro país la madre es simplemente venerada.
Los contrastes son evidentes entre los dos países. Precisamente por eso me detuve a analizar la importancia excesiva que se da en México a una fecha.
Para empezar, no quisiera ser irreverente, pero me dio un ataque de risa cuando vi en la edición online de El Sol de Toluca un artículo que no tenía pies ni cabeza, y que en realidad no estaba firmado por nadie.
Eso sí, la enorme foto no dejaba lugar a dudas: “Mi madre, María del Socorro” era una especie de desahogo-homenaje-propaganda que nuestro gobernador mexiquense, y/o aspirante a la presidencia de la República publicó no sé con qué intenciones. Posiblemente quizo aclarar para quien lo dude, que todavía tiene a su mamacita.
“Cuando pienso en mi madre, la recuerdo amorosa, cálida y alegre, pero de firmes convicciones. A ella le debo valores como la generosidad y la honradez, así como la gratitud y la solidaridad hacia mis semejantes”, dice el artículo no firmado de quien todos conocemos al autor. Conmovedor. Tan conmovedor como un niño de primaria recitando el poema que la maestra le hizo aprender de memoria y que toca seriamente a la emocionada mamá.
Lo malo es saber que en este caso se trata de un tremendo desahogo populista de parte de un político que aspira a las ligas mayores.
Personalmente creo que habría preferido que el gobernador mexiquense, que tantas y tan altas aspiraciones tiene, se dirigiera a la población a la que representa planteando situaciones concretas precisamente en el día de las madres. Pero no mostrando públicamente lo buen hijo que es y lo orgulloso que está de su progenitora.
Me habría gustado que en una fecha tan señalada, Peña Nieto hubiera considerado la posibilidad de iniciar un programa educativo serio que permita a las mujeres que gobierna tomar conciencia acerca de la responsabilidad que implica ser madre. Y sobre todo, que les ayude a evitar la maternidad en edad prematura.
Y es que -aunque parezca increíble- fue la misma publicación la que me dio pie a reflexionar acerca de lo que de verdad habría podido ser válido e importante en el Día de las Madres. La nota de primera plana de El Sol de Toluca del 11 de mayo, firmada por el reportero Rodrigo Miranda Torres, señala que “Cada vez son más las jovencitas que se brincan de la niñez a la maternidad sin pasar por la adolescencia, tan sólo ayer, en pleno 10 de mayo, en el llamado Hospital de la Mujer, tres menores de edad se convirtieron en madres, y en lo que va del año se han registrado 674 nacimientos de madres desde los 12 años hasta los 19.”
En la nota, el director del Hospital de la Mujer, César Cordero, afirma que de enero a mayo de 2010 se han registrado 674 partos de mujeres menores de 19 años, y de ellas, 22 son menores de 14 años de edad. Del ese total, 96 por ciento, es decir 652 nuevas madres entran en el rango de edad de entre 15 y 19 años. Niñas que cuidan niños.
El problema más serio es que generalmente estas jóvenes madres pertenecen a sectores desprotegidos de la población, que sin duda continuarán procreando y que muy posiblemente no saben y no querrán saber nada acerca de los métodos para el control de la natalidad.
Un programa educativo serio que sirva entre otras cosas para difundir el uso de los anticonceptivos y un ejercicio responsable de la sexualidad sería no solamente un regalo estupendo para las muchas fans de Enrique Peña, sino una inversión importante para las propias autoridades.
Pero por desgracia, tenemos un gobernante que no podría bajo ninguna circunstancia apoyar, sostener y ni siquiera iniciar una propuesta de este tipo, considerando su apego hacia la Iglesia católica que como bien sabemos ve con muy malos ojos la planificación familiar.
Y bueno, en realidad ese programa sería en verdad importante dados los sueños de gloria del precioso gober, que si quiere llegar a tomar las riendas de este país se enfrentará a realidades tan importantes como las que apunta el Consejo Nacional de Población (Conapo) relativas al hecho de que en México “entre las mujeres más jóvenes poco menos de una de cada seis (15.2 por ciento) tuvo a su primer hijo antes de cumplir la mayoría de edad”.
De acuerdo con el Conapo, “los dos estados que presentan los valores extremos son el Distrito Federal y Chiapas. En el primero de ellos, poco menos de una de cada cinco mujeres, que integran las generaciones más jóvenes, inicia la maternidad antes de cumplir 20 años de edad, mientras que en el segundo dicha proporción es de casi una de cada dos (49.5 por ciento)”
A ver, ¿qué haría nuestro suspirante a la presidencia en casos como el de Chiapas? ¿Qué le dice el espíritu de solidaridad que le enseñó a cultivar su madrecita? Espero que le diga que hay que ir hacia adelante sin considerar las ideas retrógradas de ciertos grupos religiosos y que es necesario procurar que las nuevas generaciones vivan serenamente y tengan la posibilidad de planificar su existencia, sin las presiones y obligaciones que implica tener prole a temprana edad.
Sabemos todos lo que usted quiere para su futuro, señor Peña, pero si de verdad quiere llegar tan lejos, deje de tratar a sus potenciales electores como si fueran retrasados mentales. Es importante que usted sepa que hay problemas mucho más serios e importantes, que hacer pública su vida privada que con todo respeto, interesa solamente a las revistas del corazón.
La verdad es que entre el suspirante que presenta a su mamá y el presidente que vestido de Chamula le pide a Dios que lo ilumine, lo único que se me ocurre decir es que en México de verdad ya no hay ni para donde hacerse...
12 de mayo, 2010
Hace algunos días, en México y en Italia casi coincidieron los festejos del Día de las Madres. Por estos rumbos la fecha como siempre pasó practicamente sin pena ni gloria, no obstante se diga que el pueblo italiano respeta profundamente la figura materna,
En cambio, en México regresó el ritual de cada 10 de mayo que incluye los usos y costumbres conocidos por todos, desde la serenata hasta la comida y el regalo, porque se sabe muy bien que en nuestro país la madre es simplemente venerada.
Los contrastes son evidentes entre los dos países. Precisamente por eso me detuve a analizar la importancia excesiva que se da en México a una fecha.
Para empezar, no quisiera ser irreverente, pero me dio un ataque de risa cuando vi en la edición online de El Sol de Toluca un artículo que no tenía pies ni cabeza, y que en realidad no estaba firmado por nadie.
Eso sí, la enorme foto no dejaba lugar a dudas: “Mi madre, María del Socorro” era una especie de desahogo-homenaje-propaganda que nuestro gobernador mexiquense, y/o aspirante a la presidencia de la República publicó no sé con qué intenciones. Posiblemente quizo aclarar para quien lo dude, que todavía tiene a su mamacita.
“Cuando pienso en mi madre, la recuerdo amorosa, cálida y alegre, pero de firmes convicciones. A ella le debo valores como la generosidad y la honradez, así como la gratitud y la solidaridad hacia mis semejantes”, dice el artículo no firmado de quien todos conocemos al autor. Conmovedor. Tan conmovedor como un niño de primaria recitando el poema que la maestra le hizo aprender de memoria y que toca seriamente a la emocionada mamá.
Lo malo es saber que en este caso se trata de un tremendo desahogo populista de parte de un político que aspira a las ligas mayores.
Personalmente creo que habría preferido que el gobernador mexiquense, que tantas y tan altas aspiraciones tiene, se dirigiera a la población a la que representa planteando situaciones concretas precisamente en el día de las madres. Pero no mostrando públicamente lo buen hijo que es y lo orgulloso que está de su progenitora.
Me habría gustado que en una fecha tan señalada, Peña Nieto hubiera considerado la posibilidad de iniciar un programa educativo serio que permita a las mujeres que gobierna tomar conciencia acerca de la responsabilidad que implica ser madre. Y sobre todo, que les ayude a evitar la maternidad en edad prematura.
Y es que -aunque parezca increíble- fue la misma publicación la que me dio pie a reflexionar acerca de lo que de verdad habría podido ser válido e importante en el Día de las Madres. La nota de primera plana de El Sol de Toluca del 11 de mayo, firmada por el reportero Rodrigo Miranda Torres, señala que “Cada vez son más las jovencitas que se brincan de la niñez a la maternidad sin pasar por la adolescencia, tan sólo ayer, en pleno 10 de mayo, en el llamado Hospital de la Mujer, tres menores de edad se convirtieron en madres, y en lo que va del año se han registrado 674 nacimientos de madres desde los 12 años hasta los 19.”
En la nota, el director del Hospital de la Mujer, César Cordero, afirma que de enero a mayo de 2010 se han registrado 674 partos de mujeres menores de 19 años, y de ellas, 22 son menores de 14 años de edad. Del ese total, 96 por ciento, es decir 652 nuevas madres entran en el rango de edad de entre 15 y 19 años. Niñas que cuidan niños.
El problema más serio es que generalmente estas jóvenes madres pertenecen a sectores desprotegidos de la población, que sin duda continuarán procreando y que muy posiblemente no saben y no querrán saber nada acerca de los métodos para el control de la natalidad.
Un programa educativo serio que sirva entre otras cosas para difundir el uso de los anticonceptivos y un ejercicio responsable de la sexualidad sería no solamente un regalo estupendo para las muchas fans de Enrique Peña, sino una inversión importante para las propias autoridades.
Pero por desgracia, tenemos un gobernante que no podría bajo ninguna circunstancia apoyar, sostener y ni siquiera iniciar una propuesta de este tipo, considerando su apego hacia la Iglesia católica que como bien sabemos ve con muy malos ojos la planificación familiar.
Y bueno, en realidad ese programa sería en verdad importante dados los sueños de gloria del precioso gober, que si quiere llegar a tomar las riendas de este país se enfrentará a realidades tan importantes como las que apunta el Consejo Nacional de Población (Conapo) relativas al hecho de que en México “entre las mujeres más jóvenes poco menos de una de cada seis (15.2 por ciento) tuvo a su primer hijo antes de cumplir la mayoría de edad”.
De acuerdo con el Conapo, “los dos estados que presentan los valores extremos son el Distrito Federal y Chiapas. En el primero de ellos, poco menos de una de cada cinco mujeres, que integran las generaciones más jóvenes, inicia la maternidad antes de cumplir 20 años de edad, mientras que en el segundo dicha proporción es de casi una de cada dos (49.5 por ciento)”
A ver, ¿qué haría nuestro suspirante a la presidencia en casos como el de Chiapas? ¿Qué le dice el espíritu de solidaridad que le enseñó a cultivar su madrecita? Espero que le diga que hay que ir hacia adelante sin considerar las ideas retrógradas de ciertos grupos religiosos y que es necesario procurar que las nuevas generaciones vivan serenamente y tengan la posibilidad de planificar su existencia, sin las presiones y obligaciones que implica tener prole a temprana edad.
Sabemos todos lo que usted quiere para su futuro, señor Peña, pero si de verdad quiere llegar tan lejos, deje de tratar a sus potenciales electores como si fueran retrasados mentales. Es importante que usted sepa que hay problemas mucho más serios e importantes, que hacer pública su vida privada que con todo respeto, interesa solamente a las revistas del corazón.
La verdad es que entre el suspirante que presenta a su mamá y el presidente que vestido de Chamula le pide a Dios que lo ilumine, lo único que se me ocurre decir es que en México de verdad ya no hay ni para donde hacerse...
miércoles, 5 de mayo de 2010
Políticos de la patada...
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
05 de mayo, 2010
Cada vez que encuentro información extraña, que se aleja de cualquier forma de raciocinio, que cae en el absurdo, la única expresión que me viene a la mente es “¡qué situación surreal!”. Pienso que estoy soñando, y es precisamente esa sensación onírica la que me permite hablar de surrealismo.
A decir verdad, encuentro exageradas ciertas actitudes absurdas por parte de los poderosos enmedio de una crisis global tan seria como la que estamos viviendo.
Serán los tiempos que corren, será que hay momentos en que algunos piensan que es mejor trivializar la realidad y hacerla un poco más ligera. Será que la misión de los medios de comunicación es exactamente distraer a la masa y provocar discusiones bizantinas que quiten la atención y la preocupación de los ciudadanos por los asuntos que son realmente importantes.
Voy al grano. Esta vez los diarios y los noticiarios de toda la península itálica se han ocupado durante horas de un asunto que raya en la banalidad. Se trata del resultado del encuentro de futbol entre los equipos Internazionale de Milán y Lazio.
Los medios refieren que “en un partido surreal, que tuvo una intensidad inferior hasta a la de un amistoso de pretemporada, Inter le ganó de visitante a Lazio por dos a cero”.
Hay que explicar que en la contienda por el scudetto, es decir, el campeonato del calcio italiano, hay dos escuadras que pelean el primer puesto: Roma e Internazionale. La diferencia de puntos es mínima, por lo que cada partido resulta importantísimo para ambos equipos.
El problema es que entre Roma y Lazio existe una rivalidad que francamente se puede definir como odio, y precisamente por este motivo el partido jugado el domingo 2 de mayo ha suscitado comentarios y protestas airadas de parte de los directivos del equipo romano. Los aficionados del Lazio aplaudieron los dos goles de la escuadra rival y aparentemente los jugadores laziales no hicieron nada para contrarrestar el ataque nerazzuro.
Por esta situación, lo menos que se ha dicho es que el campeonato de futbol ha perdido todo su valor y su espíritu de competencia.
Para quien se sorprenda por el argumento que estoy tratando, poco habitual en este espacio, voy directamente a la parte que considero no solamente absurda, sino hasta ridícula y fuera de tono. No cuentan en este caso las preferencias personales, -soy interista de hueso colorado- sino los hechos concretos.
Resulta que lo ocurrido durante el partido del domingo se ha convertido ni más ni menos que en un caso político. Tal cual.
Y es que nuestros amados y respetabilísimos representantes populares estuvieron a punto de iniciar lo que se conoce como una “interrogación parlamentaria”. Los senadores del Partido Democrático decidieron que era conveniente anunciar una interrogación, que técnicamente se define como “una pregunta que uno o más miembros del Parlamento italiano dirige ya sea a todo el gobierno o a un solo ministro con el fin de ser informados acerca de la veracidad de un hecho o de una noticia y acerca de las medidas que el gobierno propondrá o adoptará al respecto”.
De esta manera, los senadores del mencionado partido de izquierda señalaron que “hasta hace poco tiempo los últimos partidos del campeonato italiano de la Serie A se desarrollaban obligatoriamente en forma simultánea, para evitar que los equipos tuvieran ventajas derivadas de conocer los resultados de otros encuentros que podrían influir en el desarrollo del torneo, sea en consideración de la carrera por el scudetto o a la posibilidad de retroceder a la Serie B. Actualmente, en cambio, en consideración de los intereses de las televisoras que pretenden maximizar la audiencia distribuyendo los partidos en diferentes horarios, los encuentros de las últimas y decisivas jornadas no siguen ese criterio lógico con consecuencias sobre la lealtad deportiva. Interrogamos por lo tanto al presidente del Consejo de Ministros si que esta situación no altera la regularidad del campeonato italiano".
Increíble. Casi alucinante. Ahora resulta que los senadores del país de la bota se están preocupando por el sistema de competencia del futbol, están desperdiciando tiempo y energía discutiendo acerca de la legitimidad de un partido polémico, en lugar de ocuparse de situaciones serias y trascendentes.
Mientras los diputados se rasgan las vestiduras por el futbol, el Istat (Instituto Nacional de Estadística) informa que la tasa de desempleo del mes de marzo ha aumentado al 8.8 por ciento, contra el 8.6 de febrero, lo que representa un récord importante, porque se trata de la cifra más alarmante desde el año 2002. Y para esto, no hay una interrogación parlamentaria, aunque más bien la interrogación deberíamos hacerla los ciudadanos.
Tampoco se les ha ocurrido a los queridos representantes populares que aparte del calcio, los comunes mortales tenemos un problema cotidiano: el nuevo aumento de precio de gasolina y diesel, que representa un gasto adicional de 170 euros anuales para cada familia italiana. Pero de eso, nadie pregunta nada.
Y de igual manera, no hay interrogaciones hacia el caso vergonzoso del ministro de desarrollo económico, Claudio Scajola, que ha sido descubierto en una obscura operación por la cual habría recibido sin darse cuenta un departamento con vista al Coliseo de Roma por la módica cifra de 900 mil euros.
Los senadores se escandalizan por los resultados de un partido de futbol. Les preocupa seriamente el circo, dado que no tienen más pan para darle al pueblo. Y así actúan irracionalmente en nombre del “espíritu deportivo”.
Siento herir su espíritu de Fair Play, pero sinceramente no les pagamos para eso.
El buen juez por su casa empieza, y en lugar de sermonear y hacer escándalos por el desarrollo de las competencias deportivas, los parlamentarios italianos deberían enfrentarse a su trabajo cotidiano y a sus verdaderas obligaciones.
El caso ridículo ahí queda, como una prueba más de que también en los países que se autodenominan desarrollados la clase política es una de las mayores desgracias a las que los ciudadanos de a pie nos tenemos que enfrentar.
Lo malo es que teóricamente en una sociedad democrática esa desgracia nos la buscamos solos cuando nos equivocamos eligiendo y sosteniendo a los parásitos que viven (y muy bien) gracias a nuestros impuestos, es decir, gracias a nuestro trabajo. Qué vergüenza. Lo malo es que como ciudadana común, yo no tengo a quién interrogar...
05 de mayo, 2010
Cada vez que encuentro información extraña, que se aleja de cualquier forma de raciocinio, que cae en el absurdo, la única expresión que me viene a la mente es “¡qué situación surreal!”. Pienso que estoy soñando, y es precisamente esa sensación onírica la que me permite hablar de surrealismo.
A decir verdad, encuentro exageradas ciertas actitudes absurdas por parte de los poderosos enmedio de una crisis global tan seria como la que estamos viviendo.
Serán los tiempos que corren, será que hay momentos en que algunos piensan que es mejor trivializar la realidad y hacerla un poco más ligera. Será que la misión de los medios de comunicación es exactamente distraer a la masa y provocar discusiones bizantinas que quiten la atención y la preocupación de los ciudadanos por los asuntos que son realmente importantes.
Voy al grano. Esta vez los diarios y los noticiarios de toda la península itálica se han ocupado durante horas de un asunto que raya en la banalidad. Se trata del resultado del encuentro de futbol entre los equipos Internazionale de Milán y Lazio.
Los medios refieren que “en un partido surreal, que tuvo una intensidad inferior hasta a la de un amistoso de pretemporada, Inter le ganó de visitante a Lazio por dos a cero”.
Hay que explicar que en la contienda por el scudetto, es decir, el campeonato del calcio italiano, hay dos escuadras que pelean el primer puesto: Roma e Internazionale. La diferencia de puntos es mínima, por lo que cada partido resulta importantísimo para ambos equipos.
El problema es que entre Roma y Lazio existe una rivalidad que francamente se puede definir como odio, y precisamente por este motivo el partido jugado el domingo 2 de mayo ha suscitado comentarios y protestas airadas de parte de los directivos del equipo romano. Los aficionados del Lazio aplaudieron los dos goles de la escuadra rival y aparentemente los jugadores laziales no hicieron nada para contrarrestar el ataque nerazzuro.
Por esta situación, lo menos que se ha dicho es que el campeonato de futbol ha perdido todo su valor y su espíritu de competencia.
Para quien se sorprenda por el argumento que estoy tratando, poco habitual en este espacio, voy directamente a la parte que considero no solamente absurda, sino hasta ridícula y fuera de tono. No cuentan en este caso las preferencias personales, -soy interista de hueso colorado- sino los hechos concretos.
Resulta que lo ocurrido durante el partido del domingo se ha convertido ni más ni menos que en un caso político. Tal cual.
Y es que nuestros amados y respetabilísimos representantes populares estuvieron a punto de iniciar lo que se conoce como una “interrogación parlamentaria”. Los senadores del Partido Democrático decidieron que era conveniente anunciar una interrogación, que técnicamente se define como “una pregunta que uno o más miembros del Parlamento italiano dirige ya sea a todo el gobierno o a un solo ministro con el fin de ser informados acerca de la veracidad de un hecho o de una noticia y acerca de las medidas que el gobierno propondrá o adoptará al respecto”.
De esta manera, los senadores del mencionado partido de izquierda señalaron que “hasta hace poco tiempo los últimos partidos del campeonato italiano de la Serie A se desarrollaban obligatoriamente en forma simultánea, para evitar que los equipos tuvieran ventajas derivadas de conocer los resultados de otros encuentros que podrían influir en el desarrollo del torneo, sea en consideración de la carrera por el scudetto o a la posibilidad de retroceder a la Serie B. Actualmente, en cambio, en consideración de los intereses de las televisoras que pretenden maximizar la audiencia distribuyendo los partidos en diferentes horarios, los encuentros de las últimas y decisivas jornadas no siguen ese criterio lógico con consecuencias sobre la lealtad deportiva. Interrogamos por lo tanto al presidente del Consejo de Ministros si que esta situación no altera la regularidad del campeonato italiano".
Increíble. Casi alucinante. Ahora resulta que los senadores del país de la bota se están preocupando por el sistema de competencia del futbol, están desperdiciando tiempo y energía discutiendo acerca de la legitimidad de un partido polémico, en lugar de ocuparse de situaciones serias y trascendentes.
Mientras los diputados se rasgan las vestiduras por el futbol, el Istat (Instituto Nacional de Estadística) informa que la tasa de desempleo del mes de marzo ha aumentado al 8.8 por ciento, contra el 8.6 de febrero, lo que representa un récord importante, porque se trata de la cifra más alarmante desde el año 2002. Y para esto, no hay una interrogación parlamentaria, aunque más bien la interrogación deberíamos hacerla los ciudadanos.
Tampoco se les ha ocurrido a los queridos representantes populares que aparte del calcio, los comunes mortales tenemos un problema cotidiano: el nuevo aumento de precio de gasolina y diesel, que representa un gasto adicional de 170 euros anuales para cada familia italiana. Pero de eso, nadie pregunta nada.
Y de igual manera, no hay interrogaciones hacia el caso vergonzoso del ministro de desarrollo económico, Claudio Scajola, que ha sido descubierto en una obscura operación por la cual habría recibido sin darse cuenta un departamento con vista al Coliseo de Roma por la módica cifra de 900 mil euros.
Los senadores se escandalizan por los resultados de un partido de futbol. Les preocupa seriamente el circo, dado que no tienen más pan para darle al pueblo. Y así actúan irracionalmente en nombre del “espíritu deportivo”.
Siento herir su espíritu de Fair Play, pero sinceramente no les pagamos para eso.
El buen juez por su casa empieza, y en lugar de sermonear y hacer escándalos por el desarrollo de las competencias deportivas, los parlamentarios italianos deberían enfrentarse a su trabajo cotidiano y a sus verdaderas obligaciones.
El caso ridículo ahí queda, como una prueba más de que también en los países que se autodenominan desarrollados la clase política es una de las mayores desgracias a las que los ciudadanos de a pie nos tenemos que enfrentar.
Lo malo es que teóricamente en una sociedad democrática esa desgracia nos la buscamos solos cuando nos equivocamos eligiendo y sosteniendo a los parásitos que viven (y muy bien) gracias a nuestros impuestos, es decir, gracias a nuestro trabajo. Qué vergüenza. Lo malo es que como ciudadana común, yo no tengo a quién interrogar...
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