miércoles, 26 de mayo de 2010

Zabludovsky... ¡calladito te ves más bonito!

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
26 de mayo, 2010

Hace unas cuantas horas en la edición on line de El Universal, fue publicada la columna semanal del periodista Jacobo Zabludovsky. Me permito citar la frase escrita por quien fuera durante 27 años el mayor constructor de la realidad mexicana.
“'No veas 24 Horas', gritaba Clouthier por las calles. No le faltaba razón, pero no había de otra.”. Se trata, desde mi humilde punto de vista, de una de las confesiones más repugnantes que he leído en los últimos años.
La confesión de un manipulador que durante mucho tiempo tuvo en sus manos el control absoluto de la información en México.
No quisiera convertirme en juez de una sola persona que a fin de cuentas era solamente quien daba la cara. Pero francamente no puedo evitar expresar mi punto de vista.
Me parece sencillamente patético que sea el mismo Zabludovsky quien se muestre como un comunicador que en su tiempo no fue otra cosa que una víctima del sistema. Porque al decir que no tenía alternativa, revela que de una u otra manera su estilo era más bien forzado y que solamente estaba obedeciendo las órdenes del sistema completo.
“No había de otra”, afirma en su columna. ¿En verdad era así? Y si la situación era tal, ¿por qué aceptaba el papel de manipulador con tanta resignación?
Posiblemente porque entonces pensaba en su persona y en sus necesidades. Porque tenía una familia que mantener y por ese motivo no le importaba transformar los hechos a conveniencia de quienes realmente gobernaban México: Televisa y asociados.
Ahora que está satisfecho, que se ha llenado los bolsillos y el estómago y que ha llegado a un momento de la vida en que honestamente no tiene nada que perder, ahora sí, acepta con todo el cinismo posible que “no había de otra”.
Me queda claro que Jacobo no era otra cosa que una especie de muñeco de ventrílocuo y que sus patrones decidían por él lo que era conveniente decir o no. Pero también me resulta evidente que no es ético para ningún periodista repetir como merolico la información que sabe perfectamente sirve sólo para engañar a millones de personas.
Los mexicanos somos ingenuos. Somos nobles y sencillos. Lo llevamos en la sangre porque a fin de cuentas somos el resultado de una mezcla de razas en la que cuenta mucho la parte indígena, esa parte nuestra que fue sometida salvajemente durante siglos.
Por eso, por esa tendencia natural a la sumisión, creímos en Jacobo, que no hizo otra cosa que darnos por años kilos y kilos de mentiras, toneladas de información que sencillamente nos hicieron vivir una especie de realidad paralela, la de un pueblo que tenía no solamente grandes posibilidades de desarrolo, sino sobre todo una “paz social” que tenía que agradecer a la autoridad.
Nuestra enorme ingenuidad -de nuevo gracias a Televisa- nos creo un mundo en que la vida cotidiana era casi una copia de las telenovelas, nuestro único acercamiento a la cultura era Siempre en Domingo y nuestra evasión por excelencia era el futbol, elementos todos que nos impidieron durante décadas percibir lo que realmente ocurría a nuestro alrededor.
Por eso ahora el único sentimiento que me provoca leer a Zabludovsky es una profunda indignación. Cuando en el mismo artículo afirma que “el bozal fue en una época obligatorio” no me queda más que preguntarme por qué ahora se da baños de pureza. Nadie lo obligaba a recibir atenciones y beneficios a cambio de engañar sin pudor a millones de personas. Con un poquito más de dignidad a lo mejor se habría dedicado a ejercer su carrera de abogado, se habría puesto a trabajar en otra cosa antes que alquilarse como difusor de infamias.
Hoy critica, habla, se atreve a señalar la falta de crítica de parte de los intelectuales de quienes dice claramente: “Una de las razones de esta mudez es que antes estaban fuera. Ahora están dentro. Se han creado para ellos puestos de trabajo lucidor y productivo.”
Trabajos tan lucidores y productivos como el que durante 27 largos años tuvo el mismo Jacobo, que aparecía en todas las pantallas caseras para contarnos diariamente un capítulo de la gran telenovela mexicana en la que los villanos, los malosos, eran todos aquellos que se oponían a los designios de los bondadosos protagonistas, nuestros queridos gobernantes, que ejercían sin pudor una perfecta dictadura de partido.
Es triste, más bien es indecente lo que Televisa ha hecho -y sigue haciendo- en México. Por eso es vergonzoso que uno de los principales ejecutores de los ultrajes que la citada empresa ha cometido ahora se permita hablar demás, especialmente porque me parece que encima de todo está escupiendo en el plato en que ha comido -por cierto muy bien- durante gran parte de su vida.

1 comentario:

  1. Me cuesta comentar este tema porque conosco a muchos que hacen lo mismo sin tener la tracendencia de Zabludovsky y mucho menos sus ganancias.

    Gente que en reuniones particulares reconoce la corrupción del sistema educativo y pero vive de él y nunca combate la corrupción.
    Gente que se queja de los abusos por parte de los patrones pero señala como agitadores a quienes buscan cambiar la situación.

    La lista es larga.

    Desconosco si en otro pais se han dado estos casos extremos de manipulación de información y "cinismo juvilatorio". Pero supongo que en 15 años Javier Alatorre y Joaquin Lopez Doriga tendran un articulo igual o parecido, la situación no ha cambiado, los bozales siguen siendo obligatorios y se siguen utilizando con agrado.

    No creo nuestr sumición sea consecuencia de nuestra herencia indigena. Indigenas fueron Moctezuma y Cuauhtémoc ambos emperadores y el Imperio Azteca cayo por emfermedades, nunca por superioridad de los españoles.

    Creo que la sumisión mexicana tiene más que ver con la forma en que se dirige la religión que con la herencia indigena.

    Somos un pueblo religioso, con fuertes dogmas religiosos. Pero la religión se aplica para someter a las personas.

    Uno pueblo religiosos al grado del fanatismo es el gringo, pero su religión se enfoca a conquistar al mundo.

    Japón tambien es un pueblo religioso, hasta hace 60 años el Emperador era dios en la Tierra. Pero su religión nunca fue utilizada para someter al pueblo.

    Israel es es el pueblo más dogmatico que conosco, pero su religión nunca fue utlizada para someter a su gente. Al contrario, fue utilizada para darle forma a su pueblo.

    No creo que sea cuestión de herencia indigena o de siglos de exclavitud.

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