miércoles, 8 de septiembre de 2010

Enrique Peña: el galán que México esperaba

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
08 septiembre, 2010

Finalmente estamos en el llamado mes de la patria. Los rituales propios de estas fechas comienzan. Se repiten los actos. No hay novedades. Las autoridades pretenden darnos algo más de lo que marca la tradición porque como sabemos, este es el año del Bicentenario y hay que festejar con mayor entusiasmo el inicio de la lucha por la independencia nacional.
En el territorio mexiquense, aparte de la celebración que involucra a todos los mexicanos, el gobierno estatal se luce para demostrar no solamente que trabaja sino que lo hace bien.
Lo sabemos todos. El gobernador Enrique Peña tiene serias intenciones de llegar a ser el nuevo presidente de México, resucitando con ello al partido que durante 70 años ejerció la que el escritor peruano Mario Vargas Llosa definió como “la dictadura perfecta”.
Los tiempos son adecuados para revivir las tradiciones, incluída aquella que señala que el quinto año de gestióno gubernamental en el territorio mexiquense marca el inicio informal de la carrera por la presidencia.
Por mucho tiempo el proceso de elección del gobernador mexiquense fue el “laboratorio político”, el termómetro que permitía al PRI nacional medir la temperatura y definir las estrategias para las elecciones federales del año sucesivo.
Y todo comenzaba precisamente con el penúltimo informe de gobierno de la entidad. Momento clave para demostrar a todos el reconocimiento de la ciudadanía y sobre todo de la clase política hacia el gobernador priísta mexiquense.
Ni el tiempo ni el arribo del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República han cambiado la tradición. Ni siquiera cuando el Congreso local no contaba con la mayoría priísta y cambió el ritual. Por el contrario.
Todavía recuerdo aquel 1999, tiempo de tremenda efervescencia política, cuando César Camacho Quiroz, en una brillante interpretación legal decidió que era el momento de no seguir el juego de la oposición y en cambio demostrar todo el arrastre de su partidazo.
En aquellos tiempos, el entonces gobernador decidió hacer un verdadero desaire a los legisladores y simplemente envió por escrito a la Cámara de diputados su último informe, preparando después un verdadero espectáculo en la Plaza de los Mártires, donde envió su mensaje a la población mexiquense.
Luego Arturo Montiel en un alarde de pura demagogia instituyó la aburrida, costosa y populachera gira en que, dividiendo por zonas el territorio mexiquense, se hacía aclamar por los ciudadanos priístas que por supuesto acudían al llamado de su líder aunque en realidad tuvieran problemas para comprender lo que éste decía. Creo que muchos recordamos todavía los terribles problemas de dicción -y no solo- de Montiel que sin embargo, no le impidieron aspirar a ser el candidato presidencial.
En realidad el ritual de la lectura del informe es el mejor pretexto de nuestros gobernadores para sentirse adorados y demostrar que están satisfechos con el trabajo que desarrollan durante su gestión.
Nadie les quita el derecho de cacarear el huevo, claro que no. Lo triste es cuando exageran. Lo malo es cuando maquillan. Lo peor es cuando los gobernados les creen.
Esta vez, durante los días previos al informe, encontré en los diarios online el spot del Quinto informe de Enrique Peña Nieto. Seguramente las mil 400 personas de su club de fans de Facebook no van a estar de acuerdo conmigo, como tampoco lo van estar quienes trabajan para el gobierno mexiquense o para el PRI estatal y algunos periodistas complacientes.
Pero ejerzo mi derecho de libre expresión y digo con toda honestidad que aparte de pensar en lo que cuesta hacer un anuncio en el que se cuida que esté en su lugar hasta el último envaselinado cabello del gobernador, es triste ver cómo el discutible trabajo de un mandatario se promociona como si se tratara de la publicidad de un galán de televisión.
Mucho ruido y pocas nueces, pues. Un hombre en mangas de camisa que habla desde un automóvil a un interlocutor que nunca se ve. Un gobernante joven y atractivo. Un galanazo que arranca suspiros y habla de compromisos cumplidos. Más de una señora quisiera en casa un hombre tan cumplidor como Peña. Porque a fin de cuentas la publicidad del informe de Peña no es otra cosa que la promoción de un personaje de telenovela.
Y que conste que no lo digo por el besote de esos de final feliz que le dio a su prometida, la actriz Angélica Rivera al finalizar su informe.
Lo digo sencillamente porque salta a la vista que los atributos físicos del político en cuestión son el único punto fuerte que éste tiene para encantar a una población ignorante y asustada por la crisis y por la inseguridad.
Peña sin duda nació con suerte, entre pañales de seda hechos ni más ni menos que en Atlacomulco. Es un verdadero político de elevador. De otra manera no entiendo cómo un curriculum tan pobre puede ser la justificación para llevarlo a la presidencia de nuestro país: Peña pasó de puestos de menor relevancia a la secretaría de Administración durante la gestión de Arturo Montiel. De ahí dio el gran salto y se convirtió en diputado local, para pasar de golpe a ser precandidato, luego candidato y finalmente, flamante gobernador mexiquense.
Honestamente lo visto el cinco de septiembre fue un acto de egolatría más en el que lo único que resaltó fue la crítica abierta de Peña Nieto hacia la actuación del gobierno federal.
El mensaje del gobernador me sorprende, especialmente cuando habla de las alianzas entre la derecha y la izquierda contra el PRI. “la lucha del poder por el poder mediante la alianza de proyectos antagónicos que desvirtúan la democracia, son una amenaza tan grave para el país como las fuerzas criminales que atentan contra la estabilidad, la ley y el estado de derecho”.
Ya se le olvidaron los tiempos en que la lucha del poder por el poder consistía en poner a funcionar los peores mecanismos de fraude electoral. Intuyo que desde su punto de vista quienes por décadas mantuvieron un sistema abiertamente antidemocrático no se pueden llamar criminales.
Cierto que se necesita valor para comparar las escaramuzas políticas con la situación terrible que se vive en México. Como también se requiere descaro para decir ante miles de personas que “igualmente autoritario es caer en la tentación de usar a las instituciones públicas para fines particulares o partidistas”.
Francamente el espectáculo penoso con que inicia el mes de septiembre en el estado de México me deja una pésima impresión. Lo siento mucho, pero con todo respeto, creo que el problema no sería siquiera que el PRI regresara a los Pinos, sino más bien que lo hiciera representado por un candidato que funciona mejor como personaje de telenovela que como el gobernante que nuestro país merece y necesita.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en todo lo que dices, pero Peña Nieto tiene una virtud que le facilita enormemente el camino a la presidencia de la Republica. Una virtud que deja fuera de la contienda a cualquier otro priísta o candidato de otro partido: es tan manipulable como Calderon.

    Ambos nacieron en cunas de oro, ambos son herederos de añejas tradiciones partidistas. Ambos estan donde estan porque alguien los ayudo a llegar y alguien los sostiene sin importar su falta de capacidad.

    Y creo que Martha Zahagun fue y Margarita Zavala es tan incomodas que con Peña Nieto se tuvo la necesidad de dotarlo de una compañera capacitada para tan importante actuación.

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