Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
26 enero, 2011.
Esta es una de esas semanas en las que por diversos motivos me invade la nostalgia por mi país de origen. Sinceramente es uno de esos períodos en que me gustaría tomar el primer avión disponible que me lleve a México.
Lo malo del asunto es que francamente, después de dos años de no visitar mi tierra, y con las noticias que cada día leo practicamente en tiempo real gracias a los modernos sistemas de comunicación, me quedo pensando en cuánto habrá cambiado mi ciudad, en cuánto habrá aumentado el nivel de estrés entre mis paisanos y sobre todo, qué tanto ha afectado la vida cotidiana de los mexiquenses el tema que por desgracia se ha convertido en el pan de cada día: la inseguridad, ligada irremediablemente a la inútil y pésimamente planificada guerra contra el narcotráfico.
Me quedo pensando por un momento acerca de estos “temores” que para mí son una novedad, porque a fin de cuentas soy mexicana y tendría que pensar que visitar las ciudades de mi país, especialmente aquellas consideradas turísticas por tradición debería ser un motivo de alegría y no tendría que pasar por la mia mente el miedo a sufrir ningún tipo de violencia.
Sin embargo, hay términos que en los últimos tiempos se han convertido en una parte de la vida de los mexicanos. Conceptos acuñados en la historia reciente: “secuestro exprés”, “levantón”, “zetas”, “familia”, “tiroteo”, “narcomensajes”. Son neologismos que hacen del robo o del asalto a mano armada el menor de los males, la más pequeña de las amenazas hacia los ciudadanos comunes de mi México querido.
Por eso pienso que si personalmente me invade un cierto temor hacia la situación que se está viviendo y que no puede negarse, quienes tienen planeado ir a México como turistas y desconocen absolutamente nuestra realidad, seguramente se sentirán muy pero muy incómodos y lo pensarán dos veces antes de iniciar un viaje hacia nuestro país.
Y es entonces cuando me dan ganas de reir a carcajadas cuando nuestro querido presidente dice que “la inseguridad no afecta ni es contra los turistas, pues tuvieron 'estancia placentera' 99.99% de los 10 millones de extranjeros que visitaron al país el año pasado”.
Lástima que Calderón habla de los turistas que visitaron el país y no se preocupa por aquellos que, gracias a la inseguridad decidirán que es mejor ir a otros lugares. El presidente ha dicho con el entusiasmo surreal que lo caracteriza que, a pesar de no ser un promotor turístico ni un agente de viajes, se ocupará de realizar una campaña donde “se muestre México tal y como es: una verdadera belleza natural, cultural e histórica que vamos a poner en las pantallas de todo el mundo a través de los principales canales”.
Y casi como una especie de propósito de año nuevo, Calderón ha decidido que este 2011 será el año del turismo, y en un arranque más que optimista, seguramente sugerido por alguno de sus brillantes asesores, ha decidido que “cada documento que firme cada secretario o cada acción que realice llevará la leyenda ‘2011 Año del Turismo’, porque queremos alinear todo el gobierno”.
¡Excelente! Sin duda los documentos con esa leyenda serán el arma secreta que hará olvidar a los potenciales turistas que por ejemplo, en Acapulco, una de las metas turísticas más importantes de México, el segundo fin de semana del 2011, fueron 28 los muerto encontrados, algunos de ellos colgados, en una ciudad que se disputan pistoleros de Edgar Valdez, alias "La Barbie", quien fue capturado en 2010, y Héctor Beltrán Leyva, del cartel de los Beltrán Leyva.
Y a pesar de que Acapulco no es todo México, es un ejemplo que trasciende seriamente por la fama que tiene en el mundo. Por ello me pregunto de qué servirán las imágenes maravillosas que Calderón quiere promover, ante las fotografías y la información terrible que cada vez con mayor frecuencia le dan la vuelta al mundo advirtiendo tácitamente a los potenciales turistas que el ambiente no es el más adecuado para visitar nuestro país.
Y es lamentable, especialmente porque en un período de seria crisis, la situación podría agravarse, dada la impostancia del turismo en México, que representa el ocho por ciento del Producto Interno Bruto.
Las cifras y proyecciones para el sector turismo este año en México son optimistas, quizá demasiado: se prevé que el país recibirá un ingreso de divisas que promedia los 12 mil 670 millones de dólares en el 2011, tras el arribo de 22 millones 685,000 turistas, según los pronósticos de la Organización Mundial del Turismo.
Estos ingresos representarían un aumento de 5.7% con respecto a la cifra estimada para el 2010. Sin embargo es necesario considerar los factores imprevisibles, que como en el 2009 con el brote de influenza suina causaron estragos en el sector.
Y sobre todo, hay que ser realistas y pensar que en el extranjero la imagen de México comienza a ser difundida como la de un país altamente peligroso, donde la guerra al narcotráfico puede ser un elemento por considerar muy seriamente antes de decidir visitarlo.
Lo peor del asunto es que en este momento honestamente no hay mucho por hacer para contrarrestar la situación. Iluso como siempre el presidente que propone mostrar la belleza de nuestro México, escondiendo el horror que se vive diariamente. Y es que mientras el presidente pone en las pantallas nuestras naturales bellezas, la prensa se encarga de poner en las pantallas la cruel, difícil y cada vez más triste realidad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario