miércoles, 10 de febrero de 2010

Opinionitis... declaracionitis...

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
09 de febrero, 2010

Esta semana honestamente no supe siquiera cómo iniciar a escribir este espacio. La verdad es que los argumentos son muchos. Ultimamente los medios de comunicación se han dado más que nunca a la tarea de bombardearnos de novedades.
Obvio, los hechos ahí están y son todos importantes. Pero si a la natural relevancia aumentamos la predisposición de la prensa, la radio y la televisión para hacerlos existir y persistir, nos encontramos ante una marea de información que en apariencia nos incumbe y nos afecta directamente.
Por una parte, en México encontramos situaciones tan serias y lamentables como las lluvias, las inundaciones y las aguas negras que cubrieron al Valle de México. Un riesgo real de epidemias y una discusión inútil entre las autoridades que pelearon sin el menor pudor por demostrar quién es más eficiente en un momento en que honestamente lo que menos importa es “quién” hace sino “qué” hace para resolver un problema delicado que afecta a miles de familias mexicanas.
Otra más de esas situaciones serias que reportan los medios mexicanos es la que se vive en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, donde de pronto todos parecen seriamente preocupados por resolver una situación angustiosa de inseguridad que pareciera haber comenzado en los últimos quince días, pero que en realidad tuvo su origen hace mucho más tiempo.
Porque es bien sabido que hablar de esa ciudad fronteriza es aludir a un montón de problemas que van desde la desaparición y el asesinato de cientos de mujeres, hasta el dominio del narcotráfico y la reciente masacre de un grupo de jóvenes.
Y ahí de nuevo un brillante político se dio el lujo de decir que los 16 muchachos fallecidos eran “pandilleros” para luego retractarse, mientras el gobernador Baeza anunció su intención de trasladar los tres poderes de Chihuahua a Ciudad Juárez, aunque no se sabe bien con qué intenciones o cuáles serían los resultados de tan valiente acción. A lo mejor el gobernador está ya pensando en las elecciones locales de julio y por eso de repente se siente con ganas de remediar la tremenda situación de su entidad.
Mientras, en Italia la situación no podría ser menos comprometedora. Nuestro querido premier, Silvio Berlusconi, en su reciente visita a Israel no ha medido el tono de su mensaje y simplemente decidió usar los micrófonos y las cámaras para adular al pueblo israelí en forma tan exagerada que terminó hablando de su sueño de ver a Israel formar parte de la Unión europea.
Las palabras de Berlusca no pararon ahí, pues decidió hacer una alusión a los países que “ponen en discusión la existencia de Israel”. Obviamente el país que ha amenazado directamente a los israelíes es Irán, cuyo presidente, Mahmoud Ahmadinejad ha usado los medios de comunicación continuamente para amenazar con borrar Israel de la faz de la tierra.
¿Resultado de la declaración de amor hacia Israel por parte de Berlusconi? El ataque a la embajada italiana en Teherán, bajo la consigna “muerte a Berlusconi, muerte a Italia”.
Tres hechos sin conexión obviamente. Pero aunque parezca disparatado, todos tienen en común la intervención poco prudente de los políticos que de repente parecen no tener freno y deciden expresar -premeditadamente o no- cualquier cosa que les viene a la mente.
El problema en todos los casos es que hoy en día los medios de comunicación están listos para reproducir hasta la mínima frase y el más trivial de los gestos de los hombres públicos.
En realidad, el periodismo se ha vuelto simplemente una caza despiadada a la opinión de quienes cuando tienen frente a sí una cámara o un micrófono. Los polícos, politiquillos y politicuchos de todos los niveles simple y sencillamente actúan por puro instinto y en su afán de hacerse notar no miden las consecuencias de lo que dicen, causando con ello situaciones que van desde la incomodidad hasta el conflicto.
Si analizamos fríamente los contenidos, veremos que la mayor parte de los diarios y de los noticiarios se ocupa precisamente de dar cuenta de las opiniones de los -más o menos- poderosos. Lo interesante es saber que los periodistas modernos parecen estar plenamente conscientes de que mientras más descabellada, grotesca, ilógica, incoherente, agresiva e imprudente sea la frase, mayor espacio informativo ocupará.
Declaracionitis y opinionitis son las enfermedades más comunes que aquejan a los medios. Lo importante no es si hay un serio problema que requiere una solución urgente. Lo que cuenta es quién dice qué acerca de ese problema. Quién culpa a quién, quién defiende a quién.
El peso específico de una declaración es mayor si al hacerla se tocan los intereses del enemigo político.
Por eso el periodista de hoy no tiene necesidad de saber más o conocer más sobre el problema. Basta presionar un poco y la lengua del político soltará el veneno necesario y dará de qué hablar por muchos días,
Lo importante no es profundizar ni investigar. Lo interesante es poner la trampa adecuada o tener la capacidad suficiente para encontrar la frase que vende, que llama la atención, que compromete.
Algunos políticos -véase Berlusconi- son especialistas en complicarse solos la existencia. Otros son más prudentes y los periodistas tienen mayores problemas para encontrar la forma de hacerlos dar la nota.
Y sin embargo, la declaracionitis reina soberana y la investigación periodística sencillamente es una actividad del pasado que a nadie parece interesar.
Lo que importa son los hechos, no las palabras. Paradójicamente, los medios se ocupan cada día de convertir las palabras de todos, hasta de los funcionarios más insignificantes, en hechos que nos afectan, que nos involucran, que nos pertenecen.
Serio problema que no nos deja distinguir lo que de verdad es preocupante. Ni hablar, son los vicios del sistema informativo de todo el mundo que por desgracia a estas alturas parece casi imposible erradicar.

1 comentario:

  1. Tengo una hipotesis sobre porque existe la crisis de información que mencionas:

    Segun yo, en cualquier época los medios de comunicación han buscado la opinión de los todopoderosos o al menos de los medianamente poderosos. Y siempre han existido personas con deseos de estar bajos los reflectores o los flaches.

    Pero, antes las personas tenian pocos medios para conocer los sucesos. A principios del siglo XX solo los medios impresos, durante la segunda mitad del mismo siglo la radio y la television.

    En esta situación, era necesario hacer una invertigación seria porque la población solo reciviria pocas noticas y por ser pocas, las analizaría a detalle. Tambien tenia pocas vias de información y podia hacer una comparación entre ellas.

    Actualmente yo por ejemplo, no compro periodicos, no oigo la radio, no veo la televisión, compro muy pocas revistas y sin embargo estoy informado de lo que sucede. ¿Como lo hago? Navego en internet, leo blogs, mis amigos me mandan mensajes al celular y yo correspondo. No uso Twitter pero sirve para lo mismo: comunicarse.

    Mi actitud es similar a la de mucha gente y entre más personas tengamos medios alternativos Y GRATUITOS para estar informados, las personas que viven de dar a conocer los sucesos tienen un problema grande en continuo crecimiento: la escases de su mercado.

    Una analogia:
    Antes para promocionar un articulo, se hacian carteles de 60 cm por 80 cm con colores sobrios.
    Ahora, se necesitan espectaculares de varios metros de superficie, con colores e iluminación.

    Lo mismo pasa con los medios, necesitan seguir la evolución de los anuncios, pasar de carteles a expectaculares.

    Sospecho que la crisis de los medios de información proviene del hecho de que la sociedad ya no los necesita para estar informada.

    Entre más tecnologias de comunicación personal existan, menos necesarios seran los medios de comunicación y más descarnada su forma de llamar la atención. Más deseos tendran de presionar a los politicos para tener declaraciones que no se obtendrán en blogs o Twitter.

    Sospecho que llegara un momento en que los reporteros que realicen investigación seran personas comunes y corrientes con un celular y cámara digital que difundiran las noticias que suceden en su entorno de forma gratuita.

    Lo ultimo suena futurista, pero no es muy disparatado. Wikipedia y Twitter siguen esa filosofia y para algunas personas son más confiables que los periodicos.

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