miércoles, 20 de enero de 2010

El Mariachi Loco... ¡baila en Italia!


Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
19 de enero, 2010

Cuando llegó el momento de escribir este artículo, sinceramente me detuve a pensar si hablar de un asunto personal podría resultar interesante para quienes tienen la paciencia de seguir este espacio.
En realidad en este caso, lo de menos es hablar de la persona que protagoniza la historia, sino de la historia en sí.
Todo nació a partir de una idea simple. La comida mexicana, parte esencial de nuestra cultura, manifestación encantadora de nuestra esencia, es apreciada y bien recibida en el extranjero.
La cocina nacional resulta una posibilidad para quien, en un país lejano, busca una posibilidad de mejorar la propia condición económica y al mismo tiempo pretende desarrollar una actividad satisfactoria.
La idea, insisto, se antoja sencilla.
Casi podía ver a los italianos disfrutando de las delicias de nuestra cocina. La materia prima no resulta muy difícil de conseguir, dado que en todo el territorio del país de la bota hay muchos restaurantes mexicanos abiertos.
Claro que pocos ofrecen productos genuinos y se ocupan más bien de platillos tex mex, pero sin duda la presencia de esos negocios permite por ejemplo encontrar distribuidores de tortillas de buena calidad, que en todo caso son el producto más representativo.
Así pues, de la idea se pasa a la acción. Claro que se hacen planes importantes. Se piensa en abrir un restaurante, dado que en Novara, la ciudad donde vivo no existe ni un solo tex mex y mucho menos un restaurante mexicano.
Para ello, es necesario contar con un requisito. Un curso que dura algunos meses y que entre los temas que trata considera detalles tan insignificantes como la forma en que se deben ordenar los alimentos en el refrigerador hasta asuntos más importantes como la fecha en que se debe realizar la declaración de impuestos.
Todo para presentar un examen que permita a quien lo aprueba abrir lo que en Italia se llama un “ejercicio público”, es decir, una actividad relacionada con la industria restaurantera.
Una vez obtenido el primer requisito -vale decir que el costo del curso y el examen es de más de 600 euros, es decir alrededor de 11 mil pesos- se comienza a pensar en serio. Hay que buscar el lugar ideal para iniciar la actividad.
De sobra está relatar la aventura que representa encontrar el lugar adecuado. Efectivamente pensar en un restaurante es una especie de sueño imposible. Para comenzar, la licencia respectiva no es fácil de conseguir, puesto que cada determinado tiempo el municipio libera un número limitado de concesiones, por lo que en lugar de buscar una licencia nueva, resulta más práctico adquirir una actividad que tenga no solamente la licencia, sino además los instrumentos de trabajo y cuente con una clientela fija.
Al principio el objetivo fue ese. Sin embargo, los precios elevados le quitan la ilusión a cualquiera. Por el local más sencillo, una Trattoria -una especie de fonda a la italiana- el propietario pedía 130 mil euros (más de dos millones de pesos).
Cuando se piensa en invertir, uno imagina que existirá por lo menos una posibilidad de apoyo a la microempresa. Y claro que existe. Un fondo de la Unión europea que se da a las empresas... una vez que éstas ya están trabajando. Ya pa' qué, ¿verdad?
Es decir: cero estímulo a la creación de nuevos negocios.
En pocas palabras: si no hay dinero, no hay alternativa. Porque de los bancos mejor ni hablamos. Por una parte, la crisis económica ha cerrado las puertas de las instituciones bancarias a quienes necesitan un crédito. Por otra, en caso de considerar una solicitud, los bancos exigen garantías que los comunes mortales no tenemos.
Por lo mismo, hubo que redimensionar el proyecto original. Dejar a un lado la idea del restaurante para pensar en un negocio más modesto. De ahí surgió la idea de abrir un take away mexicano. Especialidades mexicanas para llevar.
Uno piensa en los tradicionales changarros mexicanos de los sábados por la noche, donde es posible encontrar delicias elaboradas con pura vitamina T. Se imagina algo semejante y decide que tal vez a los italianos pueda gustarles la idea de llevarse a casa unas buenas enchiladas o unos deliciosos taquitos dorados.
Total, lo primero que viene a la cabeza es cuántas señoras se levantan un día con la idea de sacar un anafre y una mesa en la puerta de su casa y lo hacen, porque saben que aunque pasen las autoridades las cosas siempre se pueden arreglar.
Lo malo es que en Italia la situación se complican cuando interviene la burocracia, cuando se tienen que cumplir las normas sin protestar. Porque para empezar, es necesario encontrar el local adecuado: uno donde haya autorización de parte de los vecinos del condominio para instalar una chimenea que permita la expulsión de humos y olores.
Luego de recorrer al menos 40 agencias inmobiliarias en busca del famoso local, finalmente fue posible encontrar uno que pudiera acondicionarse, obviamente, con el permiso de los vecinos primero y después de la autoridad que al inicio interviene revisando el plano preliminar.
Sin querer agobiar demasiado a quien tiene la paciencia de leer esta historia, debo señalar que, además de construir la famosa chimenea -en acero inoxidable revestido, con una altura de 20 metros- fue necesario dividir el local el dos secciones: la cocina y el área pública.
En la cocina es preciso -por disposiciones legales- que los muros tengan azulejo blanco hasta una altura mínima de dos metros; que todo el equipo sea de acero inoxidable; que haya un vestidor con un armario para el personal: que los fregaderos y todas las tomas de agua se accionen con pedales, lo mismo que el inodoro.
Se requiere que la bodega donde se guardan los alimentos esté perfectamente iluminada y ventilada, que en la cocina haya suficientes botes para clasificar la basura, que exista una relación adecuada de aire-luz y que las puertas estén lo suficientemente protegidas para impedir el paso de insectos y roedores.
Total: a la tierra que fueres, haz lo que vieres. Ni modo.
Ni cómo agradecer la confianza de quienes a la pura palabra otorgaron los créditos necesarios. Desde el amigo ingeniero que preparó el proyecto y se ocupó de los trámites; el vecino albañil que llevó a la práctica la casi imposible misión de convertir una especie de ratonera en un lugar lleno de luz y color; el pariente plomero que trabajó a deshoras para preparar la instalación.
Hay que hablar de la solidaridad del herrero que fabricó las puertas tal como las autoridades la requerían; del amigo que a crédito dio la campana extractora y el refrigerador.
Y después de meses de preparación, el proyecto terminado fue puesto a consideración de las autoridades que finalmente decidieron que El Mariachi Loco, primer take away de la ciudad de Novara, podía empezar a bailar.
Atrás quedaron los “no” de los bancos y de los excépticos. Atrás el “no” de PROMEXICO, atrás la nula respuesta del Consulado mexicano en Milán ante la simple petición de regalar ¡una bandera!para exhibirla en el negocio.
Sin duda queda la experiencia casi traumática de enfrentar un duro sistema que solamente sabe poner peros y que hace de todo, menos fomentar la iniciativa privada. Y que conste: las autoridades sanitarias no solamente aprobaron, sino que felicitaron.
Pero eso como sea, ya es pasado. Ahora hay que mirar hacia adelante, tratando de mostrar con sencillez y alegría lo que como mexicana en el extranjero es posible dar.

3 comentarios:

  1. Mucha suerte en el negocio. Espero que a los italianos les guste la comida.

    Tu relato sirvio para que me acordara de las peripecias de mi madre para su negocio.

    Tal vez podrias variar un poco los platillos y preparar platillos mexicanos de la costa, con mariscos y pescados. Tengo entendido que los italianos gustan de este tipo de comida y en Mexico tenemos muchas recetas.

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  2. Muchisimas gracias!! Y gracias también por tu sugerencia. El punto es que el pescado es caro en el norte de Italia, asì que no creo que me convenga mucho por esa razòn. Después de una semana estoy conociendo un poco el mercado y tratando de comprender lo que gusta y lo que no.
    Ya te contaré còmo evoluciona este Mariachi Loco. Espero que todo vaya bien.
    Un abrazo.

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  3. María, muchas felicidades, y sobre todo espero que el negocio vaya bien, espero un día conocer el Marichi Loco, por lo pronto espero recomendarlo a mi familia que viven tan, tan cerquita de ti....y a tomar muchas Margaritas para decir salud por esta aventura.

    Un abrazo

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