domingo, 8 de febrero de 2009

La Casta a la mexicana,,,

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
03 de febrero, 2003.

Cuando hace algunos días tuve la posibilidad de leer en la versión on line del diario Por Esto! de Yucatán la información que señala la posibilidad de que haya sido el extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño el improvisado piloto que provocó el accidente del Learjet 45 el pasado 4 de noviembre de 2008, la primera emoción que me invadió fue una profunda pena, una gran lástima hacia todas las víctimas.

Después, con más calma, comencé a analizar la información publicada y con toda honestidad, no obstante que haya sido desmentida por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, me quedó una seria duda.

Algunos colegas están haciendo todo lo posible por desmentir lo publicado e incluso los dirigentes del mismo diario Por Esto! -que dicen tener las grabaciones- han decidido que no las van a publicar, con lo que rebajan su información al nivel de la pura rumorología. Sin embargo, personalmente no descarto del todo que algo de cierto pueda haber. Cuando el río suena, agua lleva.

Quiero ser muy cauta al tocar este tema. Aclaro desde este momento que no es mi intención herir susceptibilidades, sobre todo porque se trata de personas que ya no están en el mundo para defenderse.

Sin embargo, quién sabe por qué la duda queda y más de uno dará por cierto lo publicado en Por Esto! Será que ya nos acostumbramos a los excesos del poder. Será que en el fondo muchos pensamos e incluso damos por cierto que cuando se tiene la posibilidad de llegar a las altas esferas gubernamentales se puede facilmente perder la cabeza.

Reconozco que mi humilde experiencia como periodista me ha dado la posibilidad de ser testigo de algunos de los excesos en que incurren quienes ejercitan el poder. Y créanlo, es embarazoso verlo y peor aún relatarlo.

México está lleno de reyezuelos. Diputados, senadores, gobernadores, alcaldes, funcionarios de primera y hasta de quinta clase. En todos los niveles de gobierno he podido ver algunos personajes comportarse como si ninguno de sus gobernados mereciera siquiera besar el suelo que ellos pisan.

Gente que ejerce el poder solamente para gozar de los privilegios económicos y sociales que éste les otorga, en lugar de pensar en beneficiar a sus pobres gobernados. Son individuos que tienen a su alrededor un montón de siervos que los adulan, los halagan hasta el absurdo y además de darles siempre la razón y no ser capaces de negarles nada, les entregan la vida misma con tal de recibir también migajitas de poder para a su vez utilizarlo con los que están debajo de ellos. Las gallinas de arriba que ensucian a las de abajo en un ruidoso, sucio y confuso gallinero.

Y es que esta triste realidad se vive en los países donde el poder público viene entendido erróneamente. Donde gobernar es sinónimo de abusar.

Me viene a la mente el libro titulado La Casta, publicado en Italia en el año 2007, escrito por los periodistas Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella.

Se trata de una investigación cuyos resultados dan escalofrío. Habla por ejemplo de que el país de la bota es el segundo en el mundo con mayor número de diputados después de la República Popular China. Cierto que un país de mas de un millon de millones de habitantes necesita muchos representantes, pero un Estado que tiene menos de sesenta millones de personas a las cuales gobernar, haría bien en tener menos diputados y senadores que solamente calientan las curules.

El mencionado libro señala también que los diputados italianos reciben un salario anual de alrededor de 200 mil euros netos, algo así como el equivalente a tres y medio millones de pesos mexicanos, lo que convierte a los parlamentarios en los mejor pagados de Europa, pues ganan el doble de sus colegas de Alemania e Inglaterra, el triple de los portugueses y el cuádruple de los españoles.

Y no sólo eso. Los miembros del poder Legislativo italiano tienen un presupuesto de 50 mil euros anuales para pagar a sus “asesores”a los que sin embargo dan salarios mensuales de apenas mil euros y ninguna prestación laboral.

Además, en La Casta se menciona que la presidencia de la República italiana tiene gastos cuatro veces superiores a los de la monarquía en Inglaterra. Eso sin contar los gastos de las regiones, -lo más parecido en México serían nuestras entidades federativas- que por ejemplo se dan lujos absurdos como en el caso de Campania, que en el 2006, para festejar el Columbus Day en los Estados Unidos gastó 680 mil euros para enviar una delegación de 160 personas. O el caso de la región del Veneto, que ha dado a sus consejeros prestaciones tan absurdas como el derecho a un funeral gratuito.

Como he siempre sostenido, en todos lados se cuecen habas y en este caso La Casta, que ha sido uno de los libros más vendidos en Italia en los últimos tiempos, es solamente una recopilación de las bajezas que es capaz de cometer la clase política italiana para favorecerse con el dinero de los contribuyentes. Lo que más ofende es eso precisamente, que somos los ciudadanos quienes tenemos que pagar religiosamente nuestros impuestos para mantener a un montón de haraganes.

Es el exceso de privilegios lo que echa a perder a los gobernantes y arruina a los gobernados. Entender mal la verdadera naturaleza del poder es un serio problema. Digamos que hasta en detalles aparentemente sin importancia como el trato que los hombres poderosos dan a sus subordinados, o en las extravagancias que pretenden les sean cumplidas, por mínimas que sean, se refleja la calidad del gobierno que las naciones tienen.

Por eso sería muy triste y sobre todo vergonzoso que el Learjet 45 se hubiera precipitado a tierra por las ocurrencias de alguien que no estaba calificado para pilotearlo. Muy lamentable. Como también lo sería que un periodista contrario al gobierno en el poder hubiera sembrado la duda con intención de desacreditar.

Una vez más hay que exigir claridad en la información. Porque si hay pruebas serias de lo que se afirma y las grabaciones existen realmente, Por Esto! está obligado a publicarlas. Y por su parte, el gobierno federal tiene el deber de aclarar punto por punto lo ocurrido el cuatro de noviembre de 2008, sin dejar espacio a la mínima duda.

Claro que es difícil creer que la verdad saldrá a la luz, pero es imprescindible que los mexicanos exijamos saber lo que realmente sucedió al menos en este caso. Quizá así tendremos motivos serios y válidos para confiar -o no- en la calidad moral de quienes gobiernan nuestro país



1 comentario:

  1. Felicidades María, esto apenas es el comienzo, vamos a echarle ganas, saludos y besos, te quiero mucho, Memo Romero Zarazúa

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