Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
23 de marzo, 2010
Esta mañana del 23 de marzo, escuchando las noticias y revisando los diarios italianos, no he podido evitar quedarme con la boca abierta ante lo que no sé si es un acto de inconsciencia, de fanatismo religioso, de cinismo o una simple falta de tacto de parte de un representante de una de las instituciones más desprestigiadas de los últimos tiempos.
Resulta que como preludio a las próximas elecciones regionales que se efectuarán en el país de la bota el domingo y el lunes próximos, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Tarcisio Bagnasco, dijo que electores católicos “deben votar contra los abortistas”.
El prelado afirmó que “la defensa de la vida, ante todo contra el delito inconmensurable del aborto en todas sus formas, es uno de los valores no negociables según los cuales los católicos deben votar en las próximas elecciones.”
No me parece -con todo respeto- el mejor momento para que la Iglesia católica intente influir en la decisión electoral de los italianos.
En realidad no creo que sea el mejor momento para que las altas jerarquías eclesiásticas traten de controlar la moral y/o la vida privada de nadie.
Lo sabemos todos, en estos días ha vuelto de nuevo al escenario mediático la terrible historia de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en diversas partes del planeta.
De hecho el papa Benedicto XVI ha intervenido directamente con una carta dirigida a las víctimas de abusos sexuales en Irlanda, misiva que sin embargo no ha satisfecho a los irlandeses, que esperaban que el Papa se disculpara por el ocultamiento de los delitos o por el hecho de que sacerdotes declarados culpables no fueran entregados a la policía sino trasladados a otra comunidad.
Nada de eso. La Iglesia a través de su máximo dirigente no ha hecho más que denunciar los “crímenes anormales”, la “ vergüenza y el deshonor”, la violación de la dignidad de las víctimas, el golpe infligido a la Iglesia “hasta un punto tal al que no habían llegado siquiera siglos de persecución”.
La carta del Papa habla de que “muy a menudo las práctica sacramentales y devocionales, la oración cotidiana y los retiros anuales” fueron “desatendidos”. “Y es en este contexto general” de “debilitamiento de la fe” y de “pérdida de respeto por la Iglesia y por sus enseñanzas” donde “debemos intentar comprender el desconcertante problema del abuso sexual de los menores”.
No se toca en ningún momento la realidad del problema, el que podría ser uno de los orígenes fundamentales de tan grave situación y es el hecho de que mientras los sacerdotes vivan en la antinaturalidad del celibato, tendrán dificultades psicológicas severas para controlar su sexualidad.
El teólogo español José María Castillo, a quien el papa Joseph Ratzinger retiró la jerarquía como catedrático de Teología en Granada por sus opiniones, asegura que “la única religión que queda en el mundo exigiendo a sus ministros la obligación de renunciar al matrimonio es la católica. Además, también es la única religión que se ve en la penosa situación de soportar tantas denuncias de curas que cometen abusos. No puede ser mera coincidencia”.
Y que conste que no pretendo reducir el problema a la existencia del celibato. Pero es importante. Como también es importante decir que mientras los sacerdotes no participen normalmente en la vida de la sociedad, es decir, mientras no sean padres de familia y conozcan profundamente las necesidades de los comunes mortales, continuarán a juzgar y a condenar situaciones tan delicadas y personales como son el derecho al aborto o -por ejemplo- las uniones entre personas del mismo sexo.
Por eso molesta la posición del cardenal Bagnasco, que decide así como así que es momento de dar una palmadita en la espalda a Silvio Berlusconi, tratando de influir en el ánimo de los electores católicos que deberían -según su punto de vista- decidir dar su voto a los políticos defensores de la vida.
No me parece una coincidencia que el mismo día el premier italiano haya elogiado la carta del papa a los irlandeses diciendo a través de un comunicado oficial y en nombre de su gobierno que envía "todo el afecto, cercanía y solidaridad del pueblo italiano" a Ratzinger y enfatiza el "carisma, la humildad y la respuesta extraordinariamente eficaz" de éste ante los abusos a menores por parte de sacerdotes católicos.
En pocas palabras, el premier y la Iglesia católica se hicieron uno para advertir acerca del peligro de dar el voto a quienes no son conservadores.
Esta especie de alianza llega en un momento en que Berlusconi gracias a los escándalos en que se ha visto involucrado siente la necesidad de convocar al pueblo católico italiano para combatir a sus enemigos políticos.
No me sorprenden las declaraciones hechas a la prensa por Tarcisio Bagnasco, que denuncia "las actitudes de anticristianismo radical y demencial" que se están "difundiendo por Europa de forma rastrera".
Se trata de una situación crítica para la Iglesia y para la derecha, de ahí que sea necesario que ambos unan sus fuerzas para tratar de dictar a los ciudadanos lo que deben hacer convirtiendo en materia electoral lo que en realidad pertenece a la esfera privada.
Aparte de todo, es sencillamente inútil aconsejar a los italianos votar por quien es contrario al aborto, simplemente porque en este país la interrupción de la gravidez es legal “dentro de los primeros noventa días de embarazo, en caso de que haya serio peligro para la salud física y psíquica de la madre; existan dificultades económicas, sociales o familiares; o bien ante el temor de anormalidades o malformaciones del que va a nacer.” Y esta ley fue aprobada desde el 22 de mayo de 1978, así que los comentarios de Bagnasco sinceramente parecen estar demás.
A decir verdad, se trata de una desafortunada e inútil intervención del clero que ultimamente no hace más que evidenciar una peligrosa y patética doble moral. Vergonzoso.
miércoles, 24 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
La profesión más peligrosa -y hermosa- del mundo
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
17 de marzo, 2010
Esta semana escribo seriamente preocupada y sobre todo, profundamente indignada. Hablar de poca libertad de expresión en estos tiempos en que el alcance de los medios se ha ampliado a niveles casi de ciencia ficción parece absurdo.
Y sin embargo, la represión en países pseudodemocráticos existe, no obstante los notables adelantos tecnológicos que debería permitir a los informadores comunicar prácticamente cualquier idea sin considerar límites de tiempo o espacio y obviamente, sin censura alguna en el contenido.
Los límites sin embargo, persisten, y tienen que ver con los intereses políticos y económicos y la seria dificultad de algunos poderosos para enfrentar el hecho que alguna información para ellos inconveniente venga publicada.
En los últimos días he leído con interés las reflexiones de la editorialista Martha Gómez, que en su espacio del diario Milenio denuncia que Iván Carmona, reportero gráfico del mencionado medio, “luego de realizar sus tomas, en medio de un fuerte operativo de seguridad en el que participaban policías municipales y de la ASE, fue abordado por la familia del fallecido, y tras una discusión le arrebataron su cámara, le dieron un cabezazo y le borraron la tarjeta en la que traía su material fotográfico de todo el día.”
A la agresión por parte de los familiares de la víctima, dice la columnista, hay que sumar “que los uniformados se hayan comportado únicamente como testigos del incidente sin intervenir en apoyo de quien sólo cumplía su trabajo.”
Asimismo, comenta cómo en un acto francamente inconcebible de censura hacia sus proprios colegas, el presidente de la Asociación de Periodistas del Valle de Toluca, Prisco Árciga, durante el montaje de una muestra fotográfica “pidió que se retirara una gráfica de Sandra Luz Rodríguez, en la que aparece una mujer hincada, desnuda y con una bolsa de papel estraza en la cara con la leyenda 'Vivo en Toluca y me da pena'”.
Debo decir que no sé qué me indigna más, si la cerrazón y la falta de respeto de un periodista hacia sus compañeros, que considero no solamente absurda, sino imperdonable, o la situación de total inseguridad en que trabaja la prensa mexicana.
Probablemente el primer caso se limita a la estupidez de una persona.
Lo que verdaderamente me deja pensando son las tremendas condiciones en que están trabajando los periodistas mexicanos.
Me queda claro que quienes eligen la profesión están hechos de otra pasta. Viven de adrenalina, saben perfectamente que su trabajo les puede traer problemas y sin embargo, en la mayoría de los casos enfrentan la situación y raramente piden el apoyo de las autoridades, porque saben bien que no lo tendrán.
La organización Reporteros sin Fronteras en su página web habla acerca del modo en que se trabaja en nuestro país, donde “la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra Periodistas (FEADP) no ha obtenido ningún resultado significativo después de su creación, en febrero de 2006. La lucha contra el narcotráfico emprendida en diciembre de ese año por el gobierno federal, anunciada por el presidente Felipe Calderón, ha vuelto la situación casi insostenible”.
Solamente en lo que va del 2010, han sido asesinados cuatro periodistas. Reporteros sin Fronteras señala que “con 61 periodistas asesinados después de 2000 y otros nueve desaparecidos después de 2003, México se encuentra en el lugar 137 de 175 de la clasificación mundial... en el año 2009.”
Y no sólo: “la pasividad, la negligencia o la neutralización mutua de instituciones de más dedicadas a la defensa de la libertad de prensa en todos los niveles del poder... no son las únicas en tela de juicio en la perpetuación del calvario de la prensa mexicana... las autoridades también se han convertido en cómplices, e incluso responsables, de graves violaciones de los derechos humanos, entre otros el de informar.”
Pensar en que quienes verdaderamente cumplen con su deber y se esfuerzan por llevar a cabo su trabajo de la mejor forma posible ponen en riesgo su vida cotidianamente, es un asunto demasiado serio.
Lo más difícil es saber que -al menos en el estado de México- los periodistas no tienen siquiera un punto de referencia, una asociación capaz de pelear por sus derechos, en grado de protegerlos en caso de necesidad.
Por el contrario, es aberrante que en lugar de sostén moral, los trabajadores de la información que inocentemente se unen a una asociación creada por su proprio gremio, encuentren gestos deplorables de represión. Es precisamente ahí donde se puede comprender que en casos extremos sus propios colegas los dejarían morir solos.
Ojalá que la situación mejore. Espero de corazón que así suceda, porque a decir verdad es injusto e inmoral que quien tiene la vocación de servicio y ejerce honestamente el periodismo viva en el miedo y en la represión.
Y para cerrar, debo aclarar que también en Italia la situación referente a la libertad de expresión atraviesa un momento delicado. El último escándalo que involucra a Silvio Berlusconi tiene que ver precisamente con una investigación que se realiza en la ciudad de Trani, al sur del país, donde la fiscalía estaría investigando al premier quien habría sido descubierto gracias a algunas interceptaciones telefónicas mientras intentaba vetar Anno Zero, un programa de televisión terriblemente crítico hacia el premier en que su conductor, Michele Santoro, semanalmente publica información decididamente contraria a los intereses del jefe del gobierno italiano.
Esto, sin contar que hasta el próximo mes la televisión pública de Italia no transmitirá sus principipales programas de análisis político. Esto, porque el Consejo de Administración de la RAI, (Radio y Televesión Italiana) decidió suspender todos los talk show que tratan la actualidad y la información política hasta las elecciones regionales, que se celebrarán al final de marzo.
Esta también es represión. Esta también es dificultad para ejercer la que debería en todo caso seguir siendo la profesión más hermosa del mundo. Y ni modo, en todos lados se cuecen habas... Lamentable, ¿no es verdad?
17 de marzo, 2010
Esta semana escribo seriamente preocupada y sobre todo, profundamente indignada. Hablar de poca libertad de expresión en estos tiempos en que el alcance de los medios se ha ampliado a niveles casi de ciencia ficción parece absurdo.
Y sin embargo, la represión en países pseudodemocráticos existe, no obstante los notables adelantos tecnológicos que debería permitir a los informadores comunicar prácticamente cualquier idea sin considerar límites de tiempo o espacio y obviamente, sin censura alguna en el contenido.
Los límites sin embargo, persisten, y tienen que ver con los intereses políticos y económicos y la seria dificultad de algunos poderosos para enfrentar el hecho que alguna información para ellos inconveniente venga publicada.
En los últimos días he leído con interés las reflexiones de la editorialista Martha Gómez, que en su espacio del diario Milenio denuncia que Iván Carmona, reportero gráfico del mencionado medio, “luego de realizar sus tomas, en medio de un fuerte operativo de seguridad en el que participaban policías municipales y de la ASE, fue abordado por la familia del fallecido, y tras una discusión le arrebataron su cámara, le dieron un cabezazo y le borraron la tarjeta en la que traía su material fotográfico de todo el día.”
A la agresión por parte de los familiares de la víctima, dice la columnista, hay que sumar “que los uniformados se hayan comportado únicamente como testigos del incidente sin intervenir en apoyo de quien sólo cumplía su trabajo.”
Asimismo, comenta cómo en un acto francamente inconcebible de censura hacia sus proprios colegas, el presidente de la Asociación de Periodistas del Valle de Toluca, Prisco Árciga, durante el montaje de una muestra fotográfica “pidió que se retirara una gráfica de Sandra Luz Rodríguez, en la que aparece una mujer hincada, desnuda y con una bolsa de papel estraza en la cara con la leyenda 'Vivo en Toluca y me da pena'”.
Debo decir que no sé qué me indigna más, si la cerrazón y la falta de respeto de un periodista hacia sus compañeros, que considero no solamente absurda, sino imperdonable, o la situación de total inseguridad en que trabaja la prensa mexicana.
Probablemente el primer caso se limita a la estupidez de una persona.
Lo que verdaderamente me deja pensando son las tremendas condiciones en que están trabajando los periodistas mexicanos.
Me queda claro que quienes eligen la profesión están hechos de otra pasta. Viven de adrenalina, saben perfectamente que su trabajo les puede traer problemas y sin embargo, en la mayoría de los casos enfrentan la situación y raramente piden el apoyo de las autoridades, porque saben bien que no lo tendrán.
La organización Reporteros sin Fronteras en su página web habla acerca del modo en que se trabaja en nuestro país, donde “la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra Periodistas (FEADP) no ha obtenido ningún resultado significativo después de su creación, en febrero de 2006. La lucha contra el narcotráfico emprendida en diciembre de ese año por el gobierno federal, anunciada por el presidente Felipe Calderón, ha vuelto la situación casi insostenible”.
Solamente en lo que va del 2010, han sido asesinados cuatro periodistas. Reporteros sin Fronteras señala que “con 61 periodistas asesinados después de 2000 y otros nueve desaparecidos después de 2003, México se encuentra en el lugar 137 de 175 de la clasificación mundial... en el año 2009.”
Y no sólo: “la pasividad, la negligencia o la neutralización mutua de instituciones de más dedicadas a la defensa de la libertad de prensa en todos los niveles del poder... no son las únicas en tela de juicio en la perpetuación del calvario de la prensa mexicana... las autoridades también se han convertido en cómplices, e incluso responsables, de graves violaciones de los derechos humanos, entre otros el de informar.”
Pensar en que quienes verdaderamente cumplen con su deber y se esfuerzan por llevar a cabo su trabajo de la mejor forma posible ponen en riesgo su vida cotidianamente, es un asunto demasiado serio.
Lo más difícil es saber que -al menos en el estado de México- los periodistas no tienen siquiera un punto de referencia, una asociación capaz de pelear por sus derechos, en grado de protegerlos en caso de necesidad.
Por el contrario, es aberrante que en lugar de sostén moral, los trabajadores de la información que inocentemente se unen a una asociación creada por su proprio gremio, encuentren gestos deplorables de represión. Es precisamente ahí donde se puede comprender que en casos extremos sus propios colegas los dejarían morir solos.
Ojalá que la situación mejore. Espero de corazón que así suceda, porque a decir verdad es injusto e inmoral que quien tiene la vocación de servicio y ejerce honestamente el periodismo viva en el miedo y en la represión.
Y para cerrar, debo aclarar que también en Italia la situación referente a la libertad de expresión atraviesa un momento delicado. El último escándalo que involucra a Silvio Berlusconi tiene que ver precisamente con una investigación que se realiza en la ciudad de Trani, al sur del país, donde la fiscalía estaría investigando al premier quien habría sido descubierto gracias a algunas interceptaciones telefónicas mientras intentaba vetar Anno Zero, un programa de televisión terriblemente crítico hacia el premier en que su conductor, Michele Santoro, semanalmente publica información decididamente contraria a los intereses del jefe del gobierno italiano.
Esto, sin contar que hasta el próximo mes la televisión pública de Italia no transmitirá sus principipales programas de análisis político. Esto, porque el Consejo de Administración de la RAI, (Radio y Televesión Italiana) decidió suspender todos los talk show que tratan la actualidad y la información política hasta las elecciones regionales, que se celebrarán al final de marzo.
Esta también es represión. Esta también es dificultad para ejercer la que debería en todo caso seguir siendo la profesión más hermosa del mundo. Y ni modo, en todos lados se cuecen habas... Lamentable, ¿no es verdad?
miércoles, 10 de marzo de 2010
¿Democracia de primer mundo?
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
10 de marzo, 2010
Mientras escribo estas líneas, estoy considerando la lógica dificultad para explicar a mis compatriotas la compleja realidad del sistema electoral italiano. Eso sí, adelanto a todos que a pesar de lo sofisticada que parece la situación, lo más interesante es comprender cómo ciertos problemas se pueden presentar en un país que se dice de primer mundo.
Voy al grano. Para comenzar, debo decir que a finales de marzo se llevarán a cabo en Italia las elecciones regionales. La región es lo más parecido que hay en este país a un estado mexicano. Se trata de ente territorial autónomo, dotado de órganos y funciones propias.
Italia se divide en 20 regiones, de las cuales 15 están dotadas de estatuto ordinario y las restantes cinco de estatuto especial, que les garantiza mayor autonomía, sobre todo financiera.
Las regiones son encabezadas por el presidente de la Junta Regional, que es precisamente el cargo que será asignado mediante el voto directo de los ciudadanos a finales del mes.
Es obvio que cada partido está echando toda la carne al asador, pero probablemente la tensión provocada en parte por la situación política ha provocado que se cometan errores increíbles.
Explicar el sistema de elección es complicado, pero es importante decir que uno de los requisitos para participar oficialmente es que los partidos contendientes presenten una lista para poder registrarse.
Y precisamente fue este uno de los “pequeños detalles” que algunos de los dirigentes del partido llamado Pueblo de la Libertad (PDL) olvidaron: presentar en tiempo y forma algunos de los requisitos obligatorios. Y para quien no sepa quién manda en el mencionado partido, la respuesta es sencillísima: el mismísimo premier italiano, Silvio Berlusconi.
Es decir, señoras y señores, que no se trata de cualquier partidito de esos que nada más entran en el juego político como comparsa. No. Se trata del partido de derecha que actualmente está en el poder. Una organización política que teóricamente debería tener toda la experiencia y el colmillo del planeta, además de contar con el personal más capacitado.
Pero no. No es así. O al menos es lo que emerge de lo ocurrido. Resulta que el PDL se han visto involucrado en un serio problema después de que las listas de la formación presentadas en la región del Lacio, cuya capital es ni más ni menos que Roma, y en la de la Lombardía, cuya capital es Milán, el centro económico de Italia, quedaron fuera de la carrera electoral.
Fue sin duda un error de esos que hacen época. En el Lacio la lista del PDL quedó excluida por haber sido presentada fuera de tiempo y, pese a que el partido de Berlusconi presentó un recurso, el Tribunal de Apelación de Roma confirmó su exclusión.
Mientras, en Lombardía la lista de Roberto Formigoni, del PDL y actual presidente de la región, quedó fuera por algunas irregularidades denunciadas por el Partido Radical. Tras un recurso de los radicales se invalidaron 514 de las firmas que habían apoyado la candidatura de Formigoni y ésta no cubría el mínimo requerido para presentarse a las elecciones.
El punto es que si la ley electoral señala claramente las reglas por seguir, en un país civilizado a nadie se le ocurriría no respetar las normas con tal de favorecer a los descuidados que cayeron en errores banales y arruinaron un proceso que se estaba desarrollando en términos más o menos civiles.
Sin embargo, el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó sin miramientos un decreto ley para permitir que las listas electorales de su partido en las regiones del Lacio y de Lombardía pudieran participar.
Así como lo leen.
Es como si de punto en blanco Felipe Calderón decidiera sacarse de la manga un decreto para que el PAN pudiera ignorar la ley y participar en las elecciones a pesar de haber cometido errores imperdonables, pasando por encima de las autoridades electorales, de los demás candidatos y sobre todo, de los ciudadanos.
Sería inconcebible, ¿no es cierto? Sin embargo en Italia la situación política es tan grave y confusa, tan arbitraria, que ha sido posible auxiliar descaradamente al partido en el poder.
La pregunta más pertinente es ¿qué habría ocurrido si el error hubiera provenido de las filas de la izquierda? Posiblemente el premier se habría lavado las manos argumentando que nadie puede estar por encima de las leyes establecidas.
De nada sirven las protestas. El mismo presidente de la República, Giorgio Napolitano firmóel decreto y se prestó al juego de Berlusconi, demostrando con ello que su cargo podría simplemente no existir y la República italiana -no- funcionaría de la misma forma si no él no existiera.
La situación es seria, grave, preocupante, porque refleja el excesivo poder que un solo individuo está ejerciendo en la pseudodemocracia italiana.
De sobra está hablar de los candidatos que el PDL ha postulado. Se trata de ministros, diputados, presidentes de región que buscan reelegirse. En suma: más de lo mismo.
No se puede tener todo el poder, lo he repetido constantemente en este espacio,. Berlusconi representa la avidez que hace daño a cualquier sociedad.
El problema es que nadie parece estar dispuesto a hacer algo efectivo para contrarrestar sus embestidas dictatoriales. Y quien se atreve -como el líder de Italia de los Valores, Antonio Di Pietro- es calificado de “troglodita”.
No existe equilibrio, insisto y el país de la bota está yendo peligrosamente hacia el caos político en un momento en que lo más importante es atender la cada vez más difícil situación económica y social.
Es una lástima que los pueblos se equivoquen y elijan a quienes con efectivos lavados de cerebro obtienen el voto y con ello el poder que después no quieren volver a soltar.
10 de marzo, 2010
Mientras escribo estas líneas, estoy considerando la lógica dificultad para explicar a mis compatriotas la compleja realidad del sistema electoral italiano. Eso sí, adelanto a todos que a pesar de lo sofisticada que parece la situación, lo más interesante es comprender cómo ciertos problemas se pueden presentar en un país que se dice de primer mundo.
Voy al grano. Para comenzar, debo decir que a finales de marzo se llevarán a cabo en Italia las elecciones regionales. La región es lo más parecido que hay en este país a un estado mexicano. Se trata de ente territorial autónomo, dotado de órganos y funciones propias.
Italia se divide en 20 regiones, de las cuales 15 están dotadas de estatuto ordinario y las restantes cinco de estatuto especial, que les garantiza mayor autonomía, sobre todo financiera.
Las regiones son encabezadas por el presidente de la Junta Regional, que es precisamente el cargo que será asignado mediante el voto directo de los ciudadanos a finales del mes.
Es obvio que cada partido está echando toda la carne al asador, pero probablemente la tensión provocada en parte por la situación política ha provocado que se cometan errores increíbles.
Explicar el sistema de elección es complicado, pero es importante decir que uno de los requisitos para participar oficialmente es que los partidos contendientes presenten una lista para poder registrarse.
Y precisamente fue este uno de los “pequeños detalles” que algunos de los dirigentes del partido llamado Pueblo de la Libertad (PDL) olvidaron: presentar en tiempo y forma algunos de los requisitos obligatorios. Y para quien no sepa quién manda en el mencionado partido, la respuesta es sencillísima: el mismísimo premier italiano, Silvio Berlusconi.
Es decir, señoras y señores, que no se trata de cualquier partidito de esos que nada más entran en el juego político como comparsa. No. Se trata del partido de derecha que actualmente está en el poder. Una organización política que teóricamente debería tener toda la experiencia y el colmillo del planeta, además de contar con el personal más capacitado.
Pero no. No es así. O al menos es lo que emerge de lo ocurrido. Resulta que el PDL se han visto involucrado en un serio problema después de que las listas de la formación presentadas en la región del Lacio, cuya capital es ni más ni menos que Roma, y en la de la Lombardía, cuya capital es Milán, el centro económico de Italia, quedaron fuera de la carrera electoral.
Fue sin duda un error de esos que hacen época. En el Lacio la lista del PDL quedó excluida por haber sido presentada fuera de tiempo y, pese a que el partido de Berlusconi presentó un recurso, el Tribunal de Apelación de Roma confirmó su exclusión.
Mientras, en Lombardía la lista de Roberto Formigoni, del PDL y actual presidente de la región, quedó fuera por algunas irregularidades denunciadas por el Partido Radical. Tras un recurso de los radicales se invalidaron 514 de las firmas que habían apoyado la candidatura de Formigoni y ésta no cubría el mínimo requerido para presentarse a las elecciones.
El punto es que si la ley electoral señala claramente las reglas por seguir, en un país civilizado a nadie se le ocurriría no respetar las normas con tal de favorecer a los descuidados que cayeron en errores banales y arruinaron un proceso que se estaba desarrollando en términos más o menos civiles.
Sin embargo, el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobó sin miramientos un decreto ley para permitir que las listas electorales de su partido en las regiones del Lacio y de Lombardía pudieran participar.
Así como lo leen.
Es como si de punto en blanco Felipe Calderón decidiera sacarse de la manga un decreto para que el PAN pudiera ignorar la ley y participar en las elecciones a pesar de haber cometido errores imperdonables, pasando por encima de las autoridades electorales, de los demás candidatos y sobre todo, de los ciudadanos.
Sería inconcebible, ¿no es cierto? Sin embargo en Italia la situación política es tan grave y confusa, tan arbitraria, que ha sido posible auxiliar descaradamente al partido en el poder.
La pregunta más pertinente es ¿qué habría ocurrido si el error hubiera provenido de las filas de la izquierda? Posiblemente el premier se habría lavado las manos argumentando que nadie puede estar por encima de las leyes establecidas.
De nada sirven las protestas. El mismo presidente de la República, Giorgio Napolitano firmóel decreto y se prestó al juego de Berlusconi, demostrando con ello que su cargo podría simplemente no existir y la República italiana -no- funcionaría de la misma forma si no él no existiera.
La situación es seria, grave, preocupante, porque refleja el excesivo poder que un solo individuo está ejerciendo en la pseudodemocracia italiana.
De sobra está hablar de los candidatos que el PDL ha postulado. Se trata de ministros, diputados, presidentes de región que buscan reelegirse. En suma: más de lo mismo.
No se puede tener todo el poder, lo he repetido constantemente en este espacio,. Berlusconi representa la avidez que hace daño a cualquier sociedad.
El problema es que nadie parece estar dispuesto a hacer algo efectivo para contrarrestar sus embestidas dictatoriales. Y quien se atreve -como el líder de Italia de los Valores, Antonio Di Pietro- es calificado de “troglodita”.
No existe equilibrio, insisto y el país de la bota está yendo peligrosamente hacia el caos político en un momento en que lo más importante es atender la cada vez más difícil situación económica y social.
Es una lástima que los pueblos se equivoquen y elijan a quienes con efectivos lavados de cerebro obtienen el voto y con ello el poder que después no quieren volver a soltar.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Notas de relleno...
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
03 de marzo, 2010
Al iniciar a escribir estas líneas, mis pensamientos van hacia las personas que en Chile están sufriendo las consecuencias del terrible terremoto del pasado 27 de febrero. La verdad es que los acontecimientos de los últimos días, en que la naturaleza parece particularmente cruel con los seres humanos invitan a reflexionar seriamente y a pensar por enésima vez que la vida es muy frágil y que ante todo, es necesario disfrutar cada momento con toda la intensidad posible.
Pasando a mi comentario semanal, la reflexion que hoy me ocupa tiene que ver con una de mis excursiones por los medios escritos que ofrecen on line los artículos publicados en su versión impresa.
Debo decir que en una época caracterizada por la inmediatez en la comunicación, el mundo parece más pequeño y las distancias más cortas, lo que provoca que los hechos sucedidos a miles de kilómetros de distancia sean parte de nuestra vida y en muchos casos nos afecten como si los estuvieramos viviendo en primera persona.
Por eso me sorprende encontrarme con la ligereza de algunos medios que parecen estar detenidos en el tiempo y que en lugar de asumir la responsabilidad enorme que implica informar a la sociedad, se ocupan de publicar notas que por su nula relevancia deberían ser el ejemplo del peor ejercicio del periodismo.
Mientras recorría la red en busca de novedades, encontré uno de esos artículos periodísticos que saltan a la vista por su pésima calidad. Digamos que estar acostumbrada a ver publicada información que vale poco no fue un obstáculo para distinguir esta joya que me dejó con la boca abierta.
Me veo obligada a citar el medio y el autor, no con el afán de balconear a nadie, sino porque estoy segura de que si no lo hiciera, más de una persona pondría en duda que realmente pudiera haber sido publicada información de este calibre.
La nota es del 28 de febrero y la encontré en la versión on line del diario El Sol de Toluca bajo el título “Controlar la reproducción de la fauna”.
En la entrada, la reportera Violeta Huerta nos obsequia con una afirmación contundente: “Más que esterilizar a los animales, las personas deben impulsar su educación para evitar que los perros o gatos se reproduzcan irresponsablemente y tengan crías que después van a ser abandonadas y maltratadas, pues aún hay personas que cuando ya no quieren a los animales de compañía se les hace muy fácil abandonarlos a su suerte.”
Quiero creer que se trata solamente de una anfibología y que se está hablando de la educación de las personas y no de las mascotas. Ya encontrar una anfibología en la entrada de una nota me pone a dudar seriamente de los correctores de estilo o los jefes de información.
Pero más allá de la inexistente calidad en la redacción, lo peor del asunto es saber que éste es solamente un ejemplo -aunque extremo- de la información irrelevante que se publica en los diarios de todo el mundo.
La reportera en cuestión simplemente hizo lo que el oficio le exige. Buscando sus cuatro obligatorias notas diarias, encontró en su camino a Betsabé Torres Palomino, médico veterinaria de Hogar Mascota, -que no tengo idea de quién pueda ser ni de cuán valiosa sea su opinión respecto a la esterilización de los animales- le puso enfrente una grabadora y la dejó hablar y hablar para después sacar la nota.
Los lectores se sorprenderían si pudieran saber cuántas notas salen de una entrevista de 15 minutos. Lo peor es pensar en cuántas de esas notas son publicadas.
Las notas intrascendentes y ligeras como ésta llenan los espacios de los diarios porque al parecer, los responsables de las publicaciones no han entendido que si siguen trabajando de la misma forma, si la prensa escrita no se renueva, está irremediablemente condenada a desaparecer, sobre todo ante los avances de la tecnología.
“No hay nada más viejo que el periódico de ayer”, decía Susana Crelis Secco, catedrática de periodismo en el ITESM de mis tiempos de estudiante. Ella lo decía en los años noventa y tenía razón. Hoy la frase más adecuada sería “no hay nada más viejo que el diario on line de hace una hora”.
Y ese es el punto que muchas publicaciones no quieren o no pueden comprender. La tecnología las ha superado. Necesitan renovarse. Necesitan hablar a los -pocos- lectores tradicionales de lo que los medios electrónicos no les hablan mientras los saturan de noticias.
Es absurdo pensar que un periódico pueda publicar novedades porque internet se ocupa ya de informar a velocidad vertiginosa. Es ilógico ofrecer información intrascendente porque a nadie le interesa.
Por lo mismo, la opción es sencillamente ofrecer al lector la posibilidad de analizar, de reflexionar, de evaluar, de ponderar. Es decir: de realizar todas las acciones que los medios electrónicos no permiten, cuando inundan a quienes los siguen de información inmediata, pero superficial.
La posibilidad de profundizar y con ello, la opción de pensar y de discutir debería quedar como un privilegio de quienes leen los periódicos serios que entonces se conviertirían en un foro para los editorialistas -también serios-. La opción de pensar, dije. Poca cosa, ¿eh?
Esa tendría que ser la función de la prensa escrita, porque de otra manera, con información de tan baja calidad, el periódico simple y sencillamente se convierte en un desperdicio de recursos humanos y materiales, y en un producto que sirve solamente para envolver la carne en el mercado... Y creo que ya no es bueno ni para eso.
03 de marzo, 2010
Al iniciar a escribir estas líneas, mis pensamientos van hacia las personas que en Chile están sufriendo las consecuencias del terrible terremoto del pasado 27 de febrero. La verdad es que los acontecimientos de los últimos días, en que la naturaleza parece particularmente cruel con los seres humanos invitan a reflexionar seriamente y a pensar por enésima vez que la vida es muy frágil y que ante todo, es necesario disfrutar cada momento con toda la intensidad posible.
Pasando a mi comentario semanal, la reflexion que hoy me ocupa tiene que ver con una de mis excursiones por los medios escritos que ofrecen on line los artículos publicados en su versión impresa.
Debo decir que en una época caracterizada por la inmediatez en la comunicación, el mundo parece más pequeño y las distancias más cortas, lo que provoca que los hechos sucedidos a miles de kilómetros de distancia sean parte de nuestra vida y en muchos casos nos afecten como si los estuvieramos viviendo en primera persona.
Por eso me sorprende encontrarme con la ligereza de algunos medios que parecen estar detenidos en el tiempo y que en lugar de asumir la responsabilidad enorme que implica informar a la sociedad, se ocupan de publicar notas que por su nula relevancia deberían ser el ejemplo del peor ejercicio del periodismo.
Mientras recorría la red en busca de novedades, encontré uno de esos artículos periodísticos que saltan a la vista por su pésima calidad. Digamos que estar acostumbrada a ver publicada información que vale poco no fue un obstáculo para distinguir esta joya que me dejó con la boca abierta.
Me veo obligada a citar el medio y el autor, no con el afán de balconear a nadie, sino porque estoy segura de que si no lo hiciera, más de una persona pondría en duda que realmente pudiera haber sido publicada información de este calibre.
La nota es del 28 de febrero y la encontré en la versión on line del diario El Sol de Toluca bajo el título “Controlar la reproducción de la fauna”.
En la entrada, la reportera Violeta Huerta nos obsequia con una afirmación contundente: “Más que esterilizar a los animales, las personas deben impulsar su educación para evitar que los perros o gatos se reproduzcan irresponsablemente y tengan crías que después van a ser abandonadas y maltratadas, pues aún hay personas que cuando ya no quieren a los animales de compañía se les hace muy fácil abandonarlos a su suerte.”
Quiero creer que se trata solamente de una anfibología y que se está hablando de la educación de las personas y no de las mascotas. Ya encontrar una anfibología en la entrada de una nota me pone a dudar seriamente de los correctores de estilo o los jefes de información.
Pero más allá de la inexistente calidad en la redacción, lo peor del asunto es saber que éste es solamente un ejemplo -aunque extremo- de la información irrelevante que se publica en los diarios de todo el mundo.
La reportera en cuestión simplemente hizo lo que el oficio le exige. Buscando sus cuatro obligatorias notas diarias, encontró en su camino a Betsabé Torres Palomino, médico veterinaria de Hogar Mascota, -que no tengo idea de quién pueda ser ni de cuán valiosa sea su opinión respecto a la esterilización de los animales- le puso enfrente una grabadora y la dejó hablar y hablar para después sacar la nota.
Los lectores se sorprenderían si pudieran saber cuántas notas salen de una entrevista de 15 minutos. Lo peor es pensar en cuántas de esas notas son publicadas.
Las notas intrascendentes y ligeras como ésta llenan los espacios de los diarios porque al parecer, los responsables de las publicaciones no han entendido que si siguen trabajando de la misma forma, si la prensa escrita no se renueva, está irremediablemente condenada a desaparecer, sobre todo ante los avances de la tecnología.
“No hay nada más viejo que el periódico de ayer”, decía Susana Crelis Secco, catedrática de periodismo en el ITESM de mis tiempos de estudiante. Ella lo decía en los años noventa y tenía razón. Hoy la frase más adecuada sería “no hay nada más viejo que el diario on line de hace una hora”.
Y ese es el punto que muchas publicaciones no quieren o no pueden comprender. La tecnología las ha superado. Necesitan renovarse. Necesitan hablar a los -pocos- lectores tradicionales de lo que los medios electrónicos no les hablan mientras los saturan de noticias.
Es absurdo pensar que un periódico pueda publicar novedades porque internet se ocupa ya de informar a velocidad vertiginosa. Es ilógico ofrecer información intrascendente porque a nadie le interesa.
Por lo mismo, la opción es sencillamente ofrecer al lector la posibilidad de analizar, de reflexionar, de evaluar, de ponderar. Es decir: de realizar todas las acciones que los medios electrónicos no permiten, cuando inundan a quienes los siguen de información inmediata, pero superficial.
La posibilidad de profundizar y con ello, la opción de pensar y de discutir debería quedar como un privilegio de quienes leen los periódicos serios que entonces se conviertirían en un foro para los editorialistas -también serios-. La opción de pensar, dije. Poca cosa, ¿eh?
Esa tendría que ser la función de la prensa escrita, porque de otra manera, con información de tan baja calidad, el periódico simple y sencillamente se convierte en un desperdicio de recursos humanos y materiales, y en un producto que sirve solamente para envolver la carne en el mercado... Y creo que ya no es bueno ni para eso.
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