Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
27 de octubre, 2009
Para escribir estas líneas, me bastó leer una declaración del diputado local panista Carlos Madrazo. El legislador expresó su opinión referente a la necesidad que tiene el gobierno mexiquense de apretarse el cinturón y declaró al diario El Sol de Toluca que “el gobierno debe reducir sus gastos de manera 'drástica'... y valorar si vale la pena mantener Televisión Mexiquense”.
Digamos que la respetable idea del no menos respetable representante popular no es del todo descabellada. Al menos en teoría y dadas las circunstancias que rodean a la tele y a la radio estatales.
Eso sí, no me cabe la menor duda de que lo publicado corresponde a una de las clásicas entrevistas en las que los reporteros encienden la grabadora y dejan que los legisladores den rienda suelta a su creatividad y digan todo lo que se les ocurre, porque en una de esas se les va la boca y todos terminan contentos: el diputado, porque se desahogó y segurito va a salir en el periódico y el informador porque ya tiene una de las notas obligatorias que le exige diariamente el medio de comunicación para el cual trabaja.
Sin embargo, el diputado Madrazo me ha dejado pensando largamente acerca de la necesidad de analizar en serio la función de la televisión del estado de México. Revisando la información disponible, encuentro que el 17 de diciembre de 1998, mediante Decreto del Ejecutivo del Estado, fue creado el organismo público descentralizado denominado Sistema de Radio y Televisión Mexiquense, “con personalidad jurídica y patrimonio propios, teniendo por objeto, entre otros, difundir la cultura en la sociedad mexiquense para propiciar la identidad y solidaridad de los habitantes de la entidad.”
El organismo se regula a través de un consejo directivo y un director general. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno estatal, la televisora y no digamos la radio son simplemente un par de elefantes blancos que cuestan a los contribuyentes de la entidad.
Que quede claro: personalmente considero que eliminar la televisión estatal sería un tremendo error de parte de la administración mexiquense.
Claro que dudo mucho que la sugerencia de Carlos Madrazo sea tomada en serio, especialmente en un Congreso mayoritariamente priísta donde de seguro cualquier iniciativa de la oposición relativa a cualquier tema incómodo terminará directamente en el bote de la basura, sin ser tomada en cuenta por las comisiones respectivas y obviamente sin siquiera ser tocada en el pleno.
Pero esta idea en particular, lanzada así como no queriendo por Carlos Madrazo para ver quién la publicaba, da mucho para pensar.
Precisamente hace una semana toqué el tema de la RAI (Radio y Televisión Italiana) y el concepto expuesto por el destacado intelectual Giovanni Sartori, quien hablaba de la importancia de que el Estado pueda contar con un medio de comunicación, al menos para equilibrar la situación mediática.
Digamos que el problema no es mantener o no radio y televisión mexiquense. No debería ponerse en duda su utilidad social, que es potencialmente la misma que la de cualquier medio de comunicación masiva.
El verdadero problema es la total incapacidad de los gobiernos que han pasado y probablemente de los que vendrán para hacer que la televisión del Estado sea realmente competitiva ante la realidad de una televisión privada que decide, define e impone.
No me cuesta nada revisar on line la programación de la tele mexiquense y tampoco me cuesta nada ver alguna de sus propuestas. Con todas las letras y con todo respeto: son aburridísimos.
Sus programas están vestidos de un tono oficialista que francamente no creo que pueda competir con ninguna de las propuestas de la trash-tv que ahora predomina en todos los canales privados y que nos guste o no, llama de veras la atención de la masa. Y digamos que la idea de la televisión estatal debería ser la de convertirse en popular y aportar algo bueno a la sociedad que la paga, ¿no?
Es tan sencillo como decir que hasta ahora, la tele del Estado no se ha tomado la molestia de buscar entre los jóvenes y también entre los expertos las propuestas capaces de robar literalmente el público a las cadenas privadas importantes.
Lo malo es que como siempre el cargo de Director General del canal que cuesta a todos los mexiquenses ha sido asignado a un político que tiene cierta experiencia en los medios, misma que francamente no bastar para convertir el sistema de radio y televisión en el medio útil e importante que merecería ser.
Revisando el currículum del director, Alejandro Murat Hinojosa, encuentro que se trata de un Maestro en Derecho con especialidad en derecho corporativo, fiscal, financiero y de propiedad. Muy leído y escribido el señor, estudió su maestría en la Columbia University Law School. Mis respetos.
Pero hablando de su experiencia en la materia que hoy ocupa la mayor parte de su tiempo, la verdad es que ésta se resume en ser Analista en Política Pública y Derecho para el Canal 40 y Radio Fórmula. A lo mejor su mérito más importante es ser hijo del ex gobernador de Oaxaca y actual diputado federal José Murat. ¡Qué casualidad!
Francamente no me queda duda de que en general la asignación del cargo de director del sistema tiene connotaciones extrañas. Por ahí estuvo hasta la actual esposa del ex gobernador Arturo Montiel, Norma Meraz.
Sin duda ha sido un puesto de paso, algo así como un trabajo poco comprometedor y bien remunerado “mientras llega algo mejor” porque nadie toma en serio la función o la utilidad de los medios del Estado, como si se dieran por vencidos ya de entrada porque nadie cree poder competir con la tele y la radio comercial.
Espero por su bien y por el bien de los mexiquenses que Murat junior al menos se haya rodeado de personas creativas y que sepa lo que realmente significa como función social tener la posibilidad de utilizar positivamente las ocho estaciones de radio y el canal de televisión que es de todos los ciudadanos de la entidad más poblada del país.
Si no, le dará razón al diputado panista y a más de uno que piensa que el gobierno del estado de México hasta ahora ha preferido darle millones a la televisión privada para promover las bondades de sus actos, y ha olvidado apoyar y sostener lo que tiene en casa.
miércoles, 28 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Italia, México y el riesgo de ser periodista
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
20 de octubre, 2009
Esta semana la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha dado a conocer su clasificación anual para la libertad de prensa. Tristes noticias para México, que se encuentra en el lugar 138 de una lista total de 175 países.
En definitiva, ser periodista en nuestro país no es una profesión conveniente, sobre todo porque, de acuerdo con RSF México está "sumido desde 2006 en un cuasi estado de guerra con la vasta ofensiva general contra el narcotráfico” por lo que “mantiene su triste rango de país más peligroso del continente para la seguridad de los periodistas".
Se hace referencia a los 55 casos de periodistas asesinados en los últimos nueve años, de los cuales, nueve se han verificado en lo que va del 2009.
El reporte es claro. De los países del continente americano, México tiene la peor posición. Los criterios con que RSF elabora la lista son las agresiones, asesinatos, encarcelamientos y amenazas contra periodistas, la práctica de la censura y la autocensura y la existencia de monopolios estatales de la radio y la televisión.
Pensando a los últimos elementos, pienso en Italia y su lugar número 35 en la misma lista. Francamente tengo una gran duda porque como he comentado en artículos anteriores, el país de la bota sufre actualmente una situación difícil que raya en el fascismo puro.
No se puede negar que también los periodistas italianos trabajan bajo la amenaza de grupos mafiosos, lo que no les permite hacer su trabajo con total seguridad. Y sumado a esto, tenemos la casi inverosímil situación en que, de acuerdo con el prestigiado analista político italiano Giovanni Sartori, “tenemos no dos, sino una sola empresa en la televisión, la del señor Berlusconi, o presidente Berlusconi”.
Es decir, que el gobierno italiano controla la televisión de Estado, el sistema llamado RAI, y no permite que los noticiarios sean elaborados con claridad, objetividad e imparcialidad, lo que implica cerrarse ante cualquier tipo de información que pueda perjudicar la imagen del poder, especialmente del presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi.
Mientras, la segunda cadena más importante de la nación, Mediaset, se dedica a publicar las bondades, virtudes y cualidades del premier y su gobierno, por la sencilla razón de que es precisamente la familia Berlusconi la propietaria del citado medio de comunicación.
Sartori, en una entrevista recientemente concedida en México, señala que “la audiencia televisiva en Italia ha sido siempre controlada por los políticos y los partidos. Hoy Berlusconi controla, en realidad, el 95% de la televisión italiana.” Y remata con una frase lapidaria: “esto es peor que lo que tienen ustedes en México.”
Digamos que un análisis de ese tipo hecho por un reconocido intelectual italiano como Sartori nos puede poner a pensar seriamente, porque en cierta forma revierte o mejor dicho, permite cuestionar los resultados que expone RSF.
Si en un país que está clasificado en el lugar 35 se puede hablar de una situación de libertad de expresión “peor” que en uno que tiene el lugar 138, algo no funciona bien.
De cualquier manera, es necesario para el caso de México pensar también en la relación con el poder político que tiene desde siempre la televisión privada y la total ausencia de un medio electrónico capaz de influir verdaderamente en la opinión y la cultura misma de los mexicanos.
En este sentido, hay que decir que al menos en Italia aún existe la RAI, como ente público pagado por los ciudadanos -que debemos desembolsar al menos 100 euros anuales- y que cumple o prentende cumplir una función social y educativa.
Fue precisamente gracias a la RAI que en los inicios de la televisión fue posible unificar al país, al menos lingüísticamente, porque en los años 50 los habitantes de las diferentes regiones comenzaron gracias a la tv a aprender a expresarse en el idioma oficial en lugar de utilizar los dialectos locales.
A pesar de las críticas, al menos la televisión italiana tuvo una utilidad en la vida cotidiana, y a nadie le hizo mal aprender a comunicarse en la misma lengua en un país donde las diferencias culturales se hacen sentir indudablemente.
Se trata de un caso positivo, mucho menos obscuro que la tremenda influencia social de la televisión mexicana, donde por años las telenovelas marcaron la cultura nacional, dictando principios, valores y conductas por seguir.
Eso, sin contar con la nula presencia de la televisión del Estado, que a fuerza de ser deficiente terminó por ser vendida, para caer en las manos de quien hizo la copia exacta del modelo Televisa y se convirtió en otro dictador de conductas y difusor de basura mediática, además de creador y destructor a conveniencia de verdades en materia política y social. Azteca y Televisa, lo sabemos, son la misma gata pero revolcada y obviamente, sus alcances en materia periodística son inversamente proporcionales a los intereses económicos de sus propietarios.
De los diarios de ambos países poco puede hablarse, porque desgraciadamente su influencia entre el grueso de la población es mínima a causa del escaso hábito de lectura y de crítica de los ciudadanos. En realidad, en Italia como en México, los periódicos y las revistas son solamente el medio que los políticos utilizan para dialogar públicamente, mientras negocian en privado los temas verdaderamente importantes.
Me permito hablar de ambas realidades porque en las dos he vivido y me precio de conocerlas. Sinceramente, no veo gran diferencia entre el lugar 35 y el 138, de la lista de RSF.
Sé que son altísimos y muy serios los riesgos que corre un periodista mexicano si se atreve a ir al fondo de los hechos e investigar acerca de casos de delincuencia organizada. A lo mejor por eso pocos se ocupan en serio de ir al fondo de la situación.
Pero en Italia la investigación periodística también es nula y probablemente muchos han desistido debido a las amargas experiencias pasadas. Porque si de crimen organizado hablamos, entre los dos países la situación no varía, pues no es en vano que sea ésta la cuna de la mafia, la camorra y la n'drangheta.
En realidad, la única conclusión que se me ocurre es que no hay diferencias sustanciales en el ejercicio del periodismo y en el papel de los medios en ambas sociedades. Una vez más me doy cuenta que en esencia no son tan diferentes.
Por desgracia ejercer la libre expresión es difícil en ambos países. Desafortunadamente en las dos realidades el papel social del periodismo en cualquiera de sus géneros es limitado. Y en los dos lugares el Estado es fuerte, tanto como la delincuencia organizada y ambos entes por sus propios intereses se ocupan de quitar de enmedio a quien osa cuestionar y decide resultar incómodo no chantajeando, sino investigando.
De ahí que un periodista verdadero, con verdadero espíritu y vocación de servicio sea literalmente un tesoro: algo raro, precioso y muy, pero muy difícil de encontrar.
20 de octubre, 2009
Esta semana la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha dado a conocer su clasificación anual para la libertad de prensa. Tristes noticias para México, que se encuentra en el lugar 138 de una lista total de 175 países.
En definitiva, ser periodista en nuestro país no es una profesión conveniente, sobre todo porque, de acuerdo con RSF México está "sumido desde 2006 en un cuasi estado de guerra con la vasta ofensiva general contra el narcotráfico” por lo que “mantiene su triste rango de país más peligroso del continente para la seguridad de los periodistas".
Se hace referencia a los 55 casos de periodistas asesinados en los últimos nueve años, de los cuales, nueve se han verificado en lo que va del 2009.
El reporte es claro. De los países del continente americano, México tiene la peor posición. Los criterios con que RSF elabora la lista son las agresiones, asesinatos, encarcelamientos y amenazas contra periodistas, la práctica de la censura y la autocensura y la existencia de monopolios estatales de la radio y la televisión.
Pensando a los últimos elementos, pienso en Italia y su lugar número 35 en la misma lista. Francamente tengo una gran duda porque como he comentado en artículos anteriores, el país de la bota sufre actualmente una situación difícil que raya en el fascismo puro.
No se puede negar que también los periodistas italianos trabajan bajo la amenaza de grupos mafiosos, lo que no les permite hacer su trabajo con total seguridad. Y sumado a esto, tenemos la casi inverosímil situación en que, de acuerdo con el prestigiado analista político italiano Giovanni Sartori, “tenemos no dos, sino una sola empresa en la televisión, la del señor Berlusconi, o presidente Berlusconi”.
Es decir, que el gobierno italiano controla la televisión de Estado, el sistema llamado RAI, y no permite que los noticiarios sean elaborados con claridad, objetividad e imparcialidad, lo que implica cerrarse ante cualquier tipo de información que pueda perjudicar la imagen del poder, especialmente del presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi.
Mientras, la segunda cadena más importante de la nación, Mediaset, se dedica a publicar las bondades, virtudes y cualidades del premier y su gobierno, por la sencilla razón de que es precisamente la familia Berlusconi la propietaria del citado medio de comunicación.
Sartori, en una entrevista recientemente concedida en México, señala que “la audiencia televisiva en Italia ha sido siempre controlada por los políticos y los partidos. Hoy Berlusconi controla, en realidad, el 95% de la televisión italiana.” Y remata con una frase lapidaria: “esto es peor que lo que tienen ustedes en México.”
Digamos que un análisis de ese tipo hecho por un reconocido intelectual italiano como Sartori nos puede poner a pensar seriamente, porque en cierta forma revierte o mejor dicho, permite cuestionar los resultados que expone RSF.
Si en un país que está clasificado en el lugar 35 se puede hablar de una situación de libertad de expresión “peor” que en uno que tiene el lugar 138, algo no funciona bien.
De cualquier manera, es necesario para el caso de México pensar también en la relación con el poder político que tiene desde siempre la televisión privada y la total ausencia de un medio electrónico capaz de influir verdaderamente en la opinión y la cultura misma de los mexicanos.
En este sentido, hay que decir que al menos en Italia aún existe la RAI, como ente público pagado por los ciudadanos -que debemos desembolsar al menos 100 euros anuales- y que cumple o prentende cumplir una función social y educativa.
Fue precisamente gracias a la RAI que en los inicios de la televisión fue posible unificar al país, al menos lingüísticamente, porque en los años 50 los habitantes de las diferentes regiones comenzaron gracias a la tv a aprender a expresarse en el idioma oficial en lugar de utilizar los dialectos locales.
A pesar de las críticas, al menos la televisión italiana tuvo una utilidad en la vida cotidiana, y a nadie le hizo mal aprender a comunicarse en la misma lengua en un país donde las diferencias culturales se hacen sentir indudablemente.
Se trata de un caso positivo, mucho menos obscuro que la tremenda influencia social de la televisión mexicana, donde por años las telenovelas marcaron la cultura nacional, dictando principios, valores y conductas por seguir.
Eso, sin contar con la nula presencia de la televisión del Estado, que a fuerza de ser deficiente terminó por ser vendida, para caer en las manos de quien hizo la copia exacta del modelo Televisa y se convirtió en otro dictador de conductas y difusor de basura mediática, además de creador y destructor a conveniencia de verdades en materia política y social. Azteca y Televisa, lo sabemos, son la misma gata pero revolcada y obviamente, sus alcances en materia periodística son inversamente proporcionales a los intereses económicos de sus propietarios.
De los diarios de ambos países poco puede hablarse, porque desgraciadamente su influencia entre el grueso de la población es mínima a causa del escaso hábito de lectura y de crítica de los ciudadanos. En realidad, en Italia como en México, los periódicos y las revistas son solamente el medio que los políticos utilizan para dialogar públicamente, mientras negocian en privado los temas verdaderamente importantes.
Me permito hablar de ambas realidades porque en las dos he vivido y me precio de conocerlas. Sinceramente, no veo gran diferencia entre el lugar 35 y el 138, de la lista de RSF.
Sé que son altísimos y muy serios los riesgos que corre un periodista mexicano si se atreve a ir al fondo de los hechos e investigar acerca de casos de delincuencia organizada. A lo mejor por eso pocos se ocupan en serio de ir al fondo de la situación.
Pero en Italia la investigación periodística también es nula y probablemente muchos han desistido debido a las amargas experiencias pasadas. Porque si de crimen organizado hablamos, entre los dos países la situación no varía, pues no es en vano que sea ésta la cuna de la mafia, la camorra y la n'drangheta.
En realidad, la única conclusión que se me ocurre es que no hay diferencias sustanciales en el ejercicio del periodismo y en el papel de los medios en ambas sociedades. Una vez más me doy cuenta que en esencia no son tan diferentes.
Por desgracia ejercer la libre expresión es difícil en ambos países. Desafortunadamente en las dos realidades el papel social del periodismo en cualquiera de sus géneros es limitado. Y en los dos lugares el Estado es fuerte, tanto como la delincuencia organizada y ambos entes por sus propios intereses se ocupan de quitar de enmedio a quien osa cuestionar y decide resultar incómodo no chantajeando, sino investigando.
De ahí que un periodista verdadero, con verdadero espíritu y vocación de servicio sea literalmente un tesoro: algo raro, precioso y muy, pero muy difícil de encontrar.
miércoles, 14 de octubre de 2009
Italia: lo nuevo de Berlusca...
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
14 de octubre, 2009
Los acontecimientos ocurridos en los últimos días en Italia, me hacen de nuevo poner el dedo en la llaga acerca de lo que sucede en los países donde el sistema democrático corre serio peligro. Aunque parezca increíble para algunos o al menos difícil de aceptar para otros, la situación en el país de la bota, que teóricamente es una nación de primer mundo, es cada vez más complicada porque pone en entredicho la capacidad de la mayoría, del pueblo pues, para elegir acertadamente a las personas idóneas como gobernantes.
Ya en julio del 2008 en este mismo espacio trataba el asunto que recientemente ha suscitado el interés de la comunidad internacional. En aquellos días, se hablaba de “la aprobación por parte del Consejo de Ministros de Italia de un diseño de ley que pretende suspender todos los procesos penales en que estén o pudieran estar involucrados los titulares de los cuatro cargos más altos del Estado: presidente de la República, presidente del Senado, presidente de la Cámara de diputados y presidente del Consejo de Ministros.” Era ni más ni menos que el llamado Laudo Alfano.
Y precisamente porque aprobarlo definitivamente habría sido una absoluta injusticia, el 7 de octubre pasado la Corte Constitucional declaró ilegítimo el mencionado recurso, porque “no respetaba la igualdad de todos los ciudadanos, establecida en el artículo 3 de la Constitución, ni el artículo 138 de la misma.”
Recordemos que el Laudo impediría principalmente que continuaran los procesos en que el presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi está inmerso, particularmente uno que podría significar una sentencia de hasta seis años de prisión en primera instancia contra el premier y que sostiene que éste, en 1997 habría enviado 600 mil dólares al abogado inglés David Mills como recompensa porque éste último no reveló, siendo testigo de dos procesos, la información relativa a sociedades extranjeras que serían la tesorería oculta del grupo Fininvest, propiedad del premier italiano.
Mi pregunta de esos tiempos sigue en el aire: ¿Es importante el ejercicio del poder para salvar el pellejo y no para buscar el bien común?
El cuestionamiento está más vivo que nunca. Pero esta vez, la situación se agrava sencillamente porque por lo que se ve en cada nueva aparición pública de Berlusconi, el premier parece que está definitivamente perdiendo la cabeza.
No se trata solamente de un gobernante que se defiende con uñas y dientes ante los ataques de la oposición. Se trata de un hombre que se aferra hasta lo inverosímil al poder político y económico porque sabe que en caso de perder sus privilegios podría enfrentar a la justicia y tendría que responder por sus acciones.
Porque son ya muchas las ocasiones en 16 años de vida política que Berlusca se salva de ser condenado y sin embargo, tiene el descaro de ostentar una -falsa- popularidad: “70 por ciento de los italianos están a favor del premier” -dice él mismo a través de los medios de comunicación que son de su propiedad-.
Sin duda, Italia es un caso único donde como he mencionado en repetidas ocasiones un solo hombre posee la segunda fortuna del país, los medios de comunicación y hasta uno de los equipos de futbol más importantes y es además presidente del Consejo de Ministros.
Digamos que actualmente el país de la bota es una vergüenza mundial. Y digamos también que en realidad la vida de la nación se ve cada vez más castigada no solamente en lo que concierne a la imagen pública, sino además en cuanto a la estabilidad misma de las instituciones.
Porque es preocupante escuchar que el premier se aferra a cualquier pretexto para demostrar ante quien quiere escucharlo que es víctima de una especie de conjura, de un complot que lo convierte casi en un mártir.
Llega a caer en el ridículo y honestamente lo peor del caso es que ha llegado al extremo de enfrentarse abiertamente al mismísimo presidente de la República, Giorgio Napolitano, a quien ha calificado casi como un enemigo “que ya se sabe de qué parte está”.
Y no sólo. En una transmisión televisiva efectuada el mismo día en que la Corte deshechó el Laudo Alfano, Berlusconi enfrentó a una de sus tradicionales enemigas políticas, Rosy Bindi. Aludiendo directamente a lo poco agraciada que es la mujer, aguerrida militante del Partido Democrático, Berlusca le dijo sencillamente que nada tenía que hablar con ella, con una mujer que todos saben “es más bella que inteligente”.
Evidentemente la reacción de la opinión pública no se ha hecho esperar, y a través del diario La Repubblica, se ha iniciado una protesta on line que hasta el momento ha sido firmada por 80 mil mujeres, en la cual se sostiene que “el premier ofende a las mujeres y a la democracia”.
Pero nada detiene al Cavaliere, que no solamente se lamenta porque desde su punto de vista es “el más perseguido de la historia”, sino que a sus quejas y enojos aumenta las amenazas y las denuncias legales contra los diarios El País de España y el ya mencionado italiano La Repubblica.
A propósito de este último medio, Berlusca ha solicitado una especie de veto por parte de los empresarios, a los que ha pedido dejar de anunciarse en tal diario, que solamente se encarga de “desestabilizar” y de “poner en ridículo” a Italia ante los ojos del mundo.
Total: entre escándalos sexuales, pleitos con la prensa, riesgo de ser procesado y enfrentamientos no solamente con la oposición, sino con el presidente de la República, Silvio Berlusconi debería tener un momento de lucidez para poner pies en polvorosa.
Porque entre otras cosas, de él se están ocupando con insistencia los medios de comunicación serios e importantes -incluído el Washington Post, el mismo del famoso watergate- y porque como ya he mencionado, son sus propias acciones las que a fin de cuentas podrían provocarle una caída más que vergonzosa.
De Berlusconi me he ocupado mucho practicamente desde que inicié a participar en el semanario Punto. Probablemente vivir en Italia y ser ciudadana de este país me vuelve sensible a su realidad cotidiana. Sin embargo, creo que aunque mis circunstancias fueran diferentes, aún estando en México me resultaría interesante profundizar acerca de las circunstancias que rodean al personaje.
Es sencillamente único, raya en el surrealismo y lo más interesante es preguntarse por qué a la mayoría de los italianos no les parece urgente deshacerse de la embarazosa presencia de su presidente del Consejo de Ministros.
Será que no hay muchas opciones y aunque mañana mismo se convocara a elecciones no habría un solo candidato capaz de ganarse la confianza de los electores que muy probablemente preferirian abstenerse.
Será que los italianos están hartos de la política, sufren como todos los estragos de la crisis económica y les importa poco quién esté al frente de un gobierno que a fin de cuentas solamente sirve para cobrar los impuestos y no para ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida.
Cualquiera que sea el motivo, es un caso interesante y curioso que cada vez da un giro diferente y sorpresivo. Lástima que en lugar de una apasionante historia por entregas, se trate de la dramática realidad de uno de los países más industrializados del planeta.
Pero la verdad es que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Y afirmo de nuevo lo que dije cuando fue propuesto el Laudo Alfano: si el pueblo tolera, soporta y se conforma... ¿entonces quién tiene la culpa?
14 de octubre, 2009
Los acontecimientos ocurridos en los últimos días en Italia, me hacen de nuevo poner el dedo en la llaga acerca de lo que sucede en los países donde el sistema democrático corre serio peligro. Aunque parezca increíble para algunos o al menos difícil de aceptar para otros, la situación en el país de la bota, que teóricamente es una nación de primer mundo, es cada vez más complicada porque pone en entredicho la capacidad de la mayoría, del pueblo pues, para elegir acertadamente a las personas idóneas como gobernantes.
Ya en julio del 2008 en este mismo espacio trataba el asunto que recientemente ha suscitado el interés de la comunidad internacional. En aquellos días, se hablaba de “la aprobación por parte del Consejo de Ministros de Italia de un diseño de ley que pretende suspender todos los procesos penales en que estén o pudieran estar involucrados los titulares de los cuatro cargos más altos del Estado: presidente de la República, presidente del Senado, presidente de la Cámara de diputados y presidente del Consejo de Ministros.” Era ni más ni menos que el llamado Laudo Alfano.
Y precisamente porque aprobarlo definitivamente habría sido una absoluta injusticia, el 7 de octubre pasado la Corte Constitucional declaró ilegítimo el mencionado recurso, porque “no respetaba la igualdad de todos los ciudadanos, establecida en el artículo 3 de la Constitución, ni el artículo 138 de la misma.”
Recordemos que el Laudo impediría principalmente que continuaran los procesos en que el presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi está inmerso, particularmente uno que podría significar una sentencia de hasta seis años de prisión en primera instancia contra el premier y que sostiene que éste, en 1997 habría enviado 600 mil dólares al abogado inglés David Mills como recompensa porque éste último no reveló, siendo testigo de dos procesos, la información relativa a sociedades extranjeras que serían la tesorería oculta del grupo Fininvest, propiedad del premier italiano.
Mi pregunta de esos tiempos sigue en el aire: ¿Es importante el ejercicio del poder para salvar el pellejo y no para buscar el bien común?
El cuestionamiento está más vivo que nunca. Pero esta vez, la situación se agrava sencillamente porque por lo que se ve en cada nueva aparición pública de Berlusconi, el premier parece que está definitivamente perdiendo la cabeza.
No se trata solamente de un gobernante que se defiende con uñas y dientes ante los ataques de la oposición. Se trata de un hombre que se aferra hasta lo inverosímil al poder político y económico porque sabe que en caso de perder sus privilegios podría enfrentar a la justicia y tendría que responder por sus acciones.
Porque son ya muchas las ocasiones en 16 años de vida política que Berlusca se salva de ser condenado y sin embargo, tiene el descaro de ostentar una -falsa- popularidad: “70 por ciento de los italianos están a favor del premier” -dice él mismo a través de los medios de comunicación que son de su propiedad-.
Sin duda, Italia es un caso único donde como he mencionado en repetidas ocasiones un solo hombre posee la segunda fortuna del país, los medios de comunicación y hasta uno de los equipos de futbol más importantes y es además presidente del Consejo de Ministros.
Digamos que actualmente el país de la bota es una vergüenza mundial. Y digamos también que en realidad la vida de la nación se ve cada vez más castigada no solamente en lo que concierne a la imagen pública, sino además en cuanto a la estabilidad misma de las instituciones.
Porque es preocupante escuchar que el premier se aferra a cualquier pretexto para demostrar ante quien quiere escucharlo que es víctima de una especie de conjura, de un complot que lo convierte casi en un mártir.
Llega a caer en el ridículo y honestamente lo peor del caso es que ha llegado al extremo de enfrentarse abiertamente al mismísimo presidente de la República, Giorgio Napolitano, a quien ha calificado casi como un enemigo “que ya se sabe de qué parte está”.
Y no sólo. En una transmisión televisiva efectuada el mismo día en que la Corte deshechó el Laudo Alfano, Berlusconi enfrentó a una de sus tradicionales enemigas políticas, Rosy Bindi. Aludiendo directamente a lo poco agraciada que es la mujer, aguerrida militante del Partido Democrático, Berlusca le dijo sencillamente que nada tenía que hablar con ella, con una mujer que todos saben “es más bella que inteligente”.
Evidentemente la reacción de la opinión pública no se ha hecho esperar, y a través del diario La Repubblica, se ha iniciado una protesta on line que hasta el momento ha sido firmada por 80 mil mujeres, en la cual se sostiene que “el premier ofende a las mujeres y a la democracia”.
Pero nada detiene al Cavaliere, que no solamente se lamenta porque desde su punto de vista es “el más perseguido de la historia”, sino que a sus quejas y enojos aumenta las amenazas y las denuncias legales contra los diarios El País de España y el ya mencionado italiano La Repubblica.
A propósito de este último medio, Berlusca ha solicitado una especie de veto por parte de los empresarios, a los que ha pedido dejar de anunciarse en tal diario, que solamente se encarga de “desestabilizar” y de “poner en ridículo” a Italia ante los ojos del mundo.
Total: entre escándalos sexuales, pleitos con la prensa, riesgo de ser procesado y enfrentamientos no solamente con la oposición, sino con el presidente de la República, Silvio Berlusconi debería tener un momento de lucidez para poner pies en polvorosa.
Porque entre otras cosas, de él se están ocupando con insistencia los medios de comunicación serios e importantes -incluído el Washington Post, el mismo del famoso watergate- y porque como ya he mencionado, son sus propias acciones las que a fin de cuentas podrían provocarle una caída más que vergonzosa.
De Berlusconi me he ocupado mucho practicamente desde que inicié a participar en el semanario Punto. Probablemente vivir en Italia y ser ciudadana de este país me vuelve sensible a su realidad cotidiana. Sin embargo, creo que aunque mis circunstancias fueran diferentes, aún estando en México me resultaría interesante profundizar acerca de las circunstancias que rodean al personaje.
Es sencillamente único, raya en el surrealismo y lo más interesante es preguntarse por qué a la mayoría de los italianos no les parece urgente deshacerse de la embarazosa presencia de su presidente del Consejo de Ministros.
Será que no hay muchas opciones y aunque mañana mismo se convocara a elecciones no habría un solo candidato capaz de ganarse la confianza de los electores que muy probablemente preferirian abstenerse.
Será que los italianos están hartos de la política, sufren como todos los estragos de la crisis económica y les importa poco quién esté al frente de un gobierno que a fin de cuentas solamente sirve para cobrar los impuestos y no para ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida.
Cualquiera que sea el motivo, es un caso interesante y curioso que cada vez da un giro diferente y sorpresivo. Lástima que en lugar de una apasionante historia por entregas, se trate de la dramática realidad de uno de los países más industrializados del planeta.
Pero la verdad es que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Y afirmo de nuevo lo que dije cuando fue propuesto el Laudo Alfano: si el pueblo tolera, soporta y se conforma... ¿entonces quién tiene la culpa?
miércoles, 7 de octubre de 2009
Impuestos, 2 de octubre, bicentenario... ¡Pobre México!
Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
07 de octubre, 2009
Después de una involuntaria ausencia debida a los estragos de la influenza -no, “esa” no, gracias a Dios- me encuentro de nuevo revisando la información proveniente de de nuestro país. La verdad es que estoy poco menos que sorprendida de frente a algunas novedades.
Llama de inmediato mi atención la accidentada marcha en recuerdo de los hechos del dos de octubre de 1968. Una manifestación más bien violenta que debería ser motivo de preocupación porque es una muestra de descontento social que sinceramente es más que justificado.
El resumen de la marcha publicado por el diario La Jornada en su versión on line es más que significativo. La crónica señala que “este año las marchas conmemorativas por la matanza... reflejaron el rechazo popular a las políticas económicas y sociales de la administración federal... Las demandas que corearon miles de personas que acudieron a la concentración fueron claras: repudio al impuesto general de 2 por ciento al consumo, así como al recorte presupuestal en educación.”
Digamos que la población, de acuerdo con lo que los medios de comunicación reportan, está sencillamente furiosa por el aumento a los impuestos. Lo peor del asunto es pensar que según cifras recientemente publicadas, en México hay seis millones de nuevos pobres.
En realidad, nuestra nación en este momento se encuentra en la cola del desarrollo. Estamos en el último lugar de crecimiento económico de América Latina. Entre crisis global, influenza, violencia e inseguridad, la situación que el país vive en este momento no es de las mejores. Lo veo desde afuera, donde -dicen- se puede apreciar mejor y más objetivamente lo que ocurre. Y desde afuera, a miles de kilómetros de distancia, duele igual que si estuviera ahí.
No hay una sola nota positiva. Lo siento verdaderamente. No parece que se avecine una solución a los problemas nacionales y lo peor es encontrar en el universo informativo situaciones tan absurdas y tan serias como los despilfarros de las autoridades, que no por ser asunto de todos los días deben continuar siendo algo natural.
Porque digamos las cosas como son: es una ofensa para el pueblo que soporta el aumento de los impuestos que sus representantes -esos buenos para nada de los nuevos legisladores federales- gasten más de 60 millones de pesos para “remodelar sus oficinas, renovar mobiliario, aparatos de comunicación y la compra de fistoles de oro para lucirlos en la solapa de sus sacos.”
Así lo reportan los medios de comunicación que en este caso no tendrían por qué mentir acerca de la existencia de una partida que los nuevos diputados tienen y que fue autorizada por sus predecesores. Monto que será ejercido de septiembre a diciembre, de acuerdo con el programa Anual de Adquisiciones, Arrendamientos, Obras Públicas y Servicios de 2009.
Mientras los diputados se instalan como se merecen, los otros pobres mortales que tuvieron la suerte de nacer en el territorio mexicano, se las arreglan como pueden. Hoy, 26 millones de compatriotas se encuentran en extrema pobreza y 52 millones en la pobreza a secas, todos ellos -qué pena- sin fistoles, sin oficinas, sin celulares.
Por eso no me sorprende que el dos de octubre -que al parecer de veras no se olvida- haya sido el pretexto para demostrar que los mexicanos estamos llegando al límite.
Y por eso también quisiera que alguien por una vez me respondiera con qué cara en el estado de México se ha decidido despilfarrar sin miramientos recursos económicos para celebrar en grande el Centenario de la Independencia y el Bicentenario de la Revolución.
De acuerdo con lo reportado por el diario on line El Universal, es precisamente la entidad mexiquense donde las celebraciones serán espectaculares. Y la verdad sabemos bien porqué, pues queda claro que alguien está jugando a competir con la federación para demostrar que bien podría estar en su lugar a partir del 2012.
El “Programa Mexiquense para la Conmemoración” tiene cerca de ¡400 actividades! propuestas por un Consejo Consultivo integrado por el gobierno, empresarios y sociedad civil, consejo que está encabezado por el ex gobernador César Camacho Quiroz.
La explicación más simple del ex mandatario mexiquense es que un número tan importante de actos conmemorativos se justifica “por ser la entidad que concentra al mayor número de habitantes del país.” Imagino que por lo mismo, es la entidad que tiene mayores necesidades prioritarias, ¿no es cierto?
Camacho Quiroz dice que es necesario “visualizar a 2010 como una 'plataforma de despegue' con planes a futuro que mejoren la calidad de vida.” Con todo respeto, quiero preguntarle a mi estimado ex gobernante: ¿de veras cree que construyendo arcos, monumentos emblemáticos y corredores escultóricos podrá mejorar la calidad de vida de los mexiquenses?
Sinceramente no sé si reir o llorar cuando leo que el logotipo del bicentenario será impreso en las licencias de conducir. ¿No sería mejor enseñar a los mexiquenses a manejar como personas civilizadas y ser más severos al otorgar la autorización para que los ciudadanos se pongan frente al volante?
En vez de pensar en “liberar la variedad de papa Corregidora”, ¿no sería mayor motivo de festejo que “la papa” pudiera llegar a los que de verdad la necesitan? Si como dice César Camacho todo esto sirve de veras para que se reactive la economía, pues entonces hagan de cuenta que no dije nada.
Pero si como imagino se trata de una nueva forma de despilfarrar recursos, usando como pretexto una celebración, entonces creo que en realidad podrían redimensionar los gastos, que enmedio de una crisis económica parecen una auténtica burla para los millones de pobres que no entienden el motivo de celebrar.
De plano, con todo respeto, mexicanos y mexiquenses nos estamos comportando como los típicos ignorantes que gastan lo que no tienen para organizar bodas, bautizos o fiestas de quince años porque “al cabo son festejos que se hacen una sola vez”, y luego despiertan a la cruda realidad, quedando mal con todo el mundo, criticados y sobre todo, endeudados y con los bolsillos vacíos.
07 de octubre, 2009
Después de una involuntaria ausencia debida a los estragos de la influenza -no, “esa” no, gracias a Dios- me encuentro de nuevo revisando la información proveniente de de nuestro país. La verdad es que estoy poco menos que sorprendida de frente a algunas novedades.
Llama de inmediato mi atención la accidentada marcha en recuerdo de los hechos del dos de octubre de 1968. Una manifestación más bien violenta que debería ser motivo de preocupación porque es una muestra de descontento social que sinceramente es más que justificado.
El resumen de la marcha publicado por el diario La Jornada en su versión on line es más que significativo. La crónica señala que “este año las marchas conmemorativas por la matanza... reflejaron el rechazo popular a las políticas económicas y sociales de la administración federal... Las demandas que corearon miles de personas que acudieron a la concentración fueron claras: repudio al impuesto general de 2 por ciento al consumo, así como al recorte presupuestal en educación.”
Digamos que la población, de acuerdo con lo que los medios de comunicación reportan, está sencillamente furiosa por el aumento a los impuestos. Lo peor del asunto es pensar que según cifras recientemente publicadas, en México hay seis millones de nuevos pobres.
En realidad, nuestra nación en este momento se encuentra en la cola del desarrollo. Estamos en el último lugar de crecimiento económico de América Latina. Entre crisis global, influenza, violencia e inseguridad, la situación que el país vive en este momento no es de las mejores. Lo veo desde afuera, donde -dicen- se puede apreciar mejor y más objetivamente lo que ocurre. Y desde afuera, a miles de kilómetros de distancia, duele igual que si estuviera ahí.
No hay una sola nota positiva. Lo siento verdaderamente. No parece que se avecine una solución a los problemas nacionales y lo peor es encontrar en el universo informativo situaciones tan absurdas y tan serias como los despilfarros de las autoridades, que no por ser asunto de todos los días deben continuar siendo algo natural.
Porque digamos las cosas como son: es una ofensa para el pueblo que soporta el aumento de los impuestos que sus representantes -esos buenos para nada de los nuevos legisladores federales- gasten más de 60 millones de pesos para “remodelar sus oficinas, renovar mobiliario, aparatos de comunicación y la compra de fistoles de oro para lucirlos en la solapa de sus sacos.”
Así lo reportan los medios de comunicación que en este caso no tendrían por qué mentir acerca de la existencia de una partida que los nuevos diputados tienen y que fue autorizada por sus predecesores. Monto que será ejercido de septiembre a diciembre, de acuerdo con el programa Anual de Adquisiciones, Arrendamientos, Obras Públicas y Servicios de 2009.
Mientras los diputados se instalan como se merecen, los otros pobres mortales que tuvieron la suerte de nacer en el territorio mexicano, se las arreglan como pueden. Hoy, 26 millones de compatriotas se encuentran en extrema pobreza y 52 millones en la pobreza a secas, todos ellos -qué pena- sin fistoles, sin oficinas, sin celulares.
Por eso no me sorprende que el dos de octubre -que al parecer de veras no se olvida- haya sido el pretexto para demostrar que los mexicanos estamos llegando al límite.
Y por eso también quisiera que alguien por una vez me respondiera con qué cara en el estado de México se ha decidido despilfarrar sin miramientos recursos económicos para celebrar en grande el Centenario de la Independencia y el Bicentenario de la Revolución.
De acuerdo con lo reportado por el diario on line El Universal, es precisamente la entidad mexiquense donde las celebraciones serán espectaculares. Y la verdad sabemos bien porqué, pues queda claro que alguien está jugando a competir con la federación para demostrar que bien podría estar en su lugar a partir del 2012.
El “Programa Mexiquense para la Conmemoración” tiene cerca de ¡400 actividades! propuestas por un Consejo Consultivo integrado por el gobierno, empresarios y sociedad civil, consejo que está encabezado por el ex gobernador César Camacho Quiroz.
La explicación más simple del ex mandatario mexiquense es que un número tan importante de actos conmemorativos se justifica “por ser la entidad que concentra al mayor número de habitantes del país.” Imagino que por lo mismo, es la entidad que tiene mayores necesidades prioritarias, ¿no es cierto?
Camacho Quiroz dice que es necesario “visualizar a 2010 como una 'plataforma de despegue' con planes a futuro que mejoren la calidad de vida.” Con todo respeto, quiero preguntarle a mi estimado ex gobernante: ¿de veras cree que construyendo arcos, monumentos emblemáticos y corredores escultóricos podrá mejorar la calidad de vida de los mexiquenses?
Sinceramente no sé si reir o llorar cuando leo que el logotipo del bicentenario será impreso en las licencias de conducir. ¿No sería mejor enseñar a los mexiquenses a manejar como personas civilizadas y ser más severos al otorgar la autorización para que los ciudadanos se pongan frente al volante?
En vez de pensar en “liberar la variedad de papa Corregidora”, ¿no sería mayor motivo de festejo que “la papa” pudiera llegar a los que de verdad la necesitan? Si como dice César Camacho todo esto sirve de veras para que se reactive la economía, pues entonces hagan de cuenta que no dije nada.
Pero si como imagino se trata de una nueva forma de despilfarrar recursos, usando como pretexto una celebración, entonces creo que en realidad podrían redimensionar los gastos, que enmedio de una crisis económica parecen una auténtica burla para los millones de pobres que no entienden el motivo de celebrar.
De plano, con todo respeto, mexicanos y mexiquenses nos estamos comportando como los típicos ignorantes que gastan lo que no tienen para organizar bodas, bautizos o fiestas de quince años porque “al cabo son festejos que se hacen una sola vez”, y luego despiertan a la cruda realidad, quedando mal con todo el mundo, criticados y sobre todo, endeudados y con los bolsillos vacíos.
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