miércoles, 8 de diciembre de 2010

Wikileaks: cuestionar el poder

Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
08 diciembre, 2010.

Mientras escribo estas líneas, reviso los diarios y los noticiarios y encuentro que en los últimos días hay un tema recurrente: Julian Assange y su sitio web, Wikileaks.
El asunto me parece más que interesante, sobre todo por lo que ha ocurrido en las últimas horas. Assange se presentó ante las autoridades en Londres y fue detenido a raíz de una orden de captura emitida por las autoridades suecas "por sospecha de violación".
Es decir, el espía número uno del mundo, que ha metido en aprietos ni más ni menos que a la potencia más importante del planeta, posiblemente permanecerá en una celda por motivos que nada tienen que ver con su incómoda actividad.
Todo comenzó cuando Wikileaks, el sitio creado por Assange publicó unos 92 mil documentos de inteligencia estadounidense sobre la guerra en Afganistán desde 2004 a la fecha. Los documentos, que contienen informes secretos de agencias de inteligencia, de colaboradores afganos de la embajada de EU en Kabul y otras fuentes, fueron publicados por el diaro inglés The Guardian, el estadunidense The New York Times y el alemán Der Spiegel.
Y de ahí sin detenerse, Wikileaks ha llegado al punto máximo ultimamente cuando ha publicado sin ningún miramiento los reportes de los embajadores norteamericanos de distintos países, que se ocupan de definir ya sea a los gobernantes que a los sistemas de gobierno de muchos países del mundo.
Sinceramente he leído con mayor atención los cables referentes a los dos países que me interesan: México e Italia.
Del país de la bota, Wikileaks ha revelado que los Estados Unidos “ven con preocupación el estado salud del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ya que sus análisis médicos son un completo desastre, apenas duerme y tiene tendencia a las fiestas salvajes”, a decir del embajador de EU en Roma, David H. Thorne, en octubre de 2009.
De acuerdo con lo publicado, el diplomático habría reportado a su gobierno que “los escándalos sexuales, las investigaciones criminales, los problemas familiares y las preocupaciones financieras parecen estar afectando seriamente a la salud política y personal de Berlusconi, así como a su capacidad de tomar decisiones".
Al leer la información publicada, no puedo sino coincidir por primera vez con el premier, quien dijo que tales declaraciones lo “hacen reir”. Sí, también a mí me hace reir que se tome tan en serio lo que dice el embajador americano, por una sencilla razón: no se trata de una novedad. Se trata de un secreto a voces, con la diferencia que al parecer el embajador ha confirmado la información a través de algunos incondicionales de Berlusca, que con tal de pararse el cuello con los americanos, se dedicaron a balconear a su patrón.
Si acaso las novedades interesantes que Wikileaks ha dado a conocer son las negras intenciones de Berlusconi respecto a sus sociedades con el ruso Vladimir Putin, con quien se estaría asociando para comercializar el gas y obviamente, aumentar su riqueza personal.
En cuanto a México, creo que no es un secreto y mucho menos una novedad que la preocupación del gobierno por la pérdida de control de ciertas regiones del país a manos de narcotraficantes. Según Wikileaks los diplomáticos estadounidenses calificaron a las fuerzas armadas mexicanas de “torpes, descoordinadas, anticuadas, burocráticas, parroquiales y con aversión al riesgo” y consideran que “el presidente Felipe Calderón enfrenta un complicado ambiente político y económico, así como la incapacidad de frenar la violencia del narcotráfico y la visible tensión entre la las ramas castrenses”.
¿Novedades? Ninguna, creo. No pienso que todavía exista un mexicano con dos dedos de frente que no se haya dado cuenta de la incapacidad del gobierno para controlar la situación.
En realidad la “incomodidad” de Wikileaks no ha sido lo que se dice, sino revelar quién lo dice. A este punto habría que preguntar por qué motivo el gobierno norteamericano ha mostrado su total indignación por el hecho de que hayan sido publicadas ciertas frases dichas por sus espías disfrazados de personajes diplomáticos, pero en realidad, hasta este momento no he escuchado que Hillary Clinton diga o al menos insinúe que los documentos son falsos o que sea mentira que sus embajadores emitieron los hoy famosos documentos.
La novedad es que existe en este momento en alguna parte del mundo alguien que se atreve a acusar directamente a quienes se sienten los reyes del planeta y van por ahí fingiendo ser amigos de todos, aunque en realidad consideran a cada nación con que tratan una pieza más en su tablero de ajedrez.
Revelar la prepotencia y la hipocresía de los Estados Unidos es lo que da validez a Wikileaks. Es precisamente esa actitud la que los hace incómodos. Lástima que a pesar de todo, nada cambiará porque saber lo que los americanos hacen y la manera en que lo hacen no provocará ningún movimiento significativo. Lo sabemos todos que todo quedará en un mero escándalo y que por desgracia en este caso la verdad no nos hará libres.
Tiene razón el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuando dice que la Clinton “debería renunciar tras la filtración de documentos secretos por parte de Wikileaks, que pusieron al desnudo al "imperio".
Lo malo es que no ocurrirá y que a fin de cuentas lo que se está revelando no es sino la prueba de que “el lobo pierde el pelo, pero no el vicio”, como dice un refrán italiano. Lo digo simplemente porque creo que con Obama, con Bush o con quien sea, demócratas o republicanos, los Estados Unidos son lo que son y el resto de los mortales no tenemos alternativa.
Si Assange tendrá que ir a la cárcel o no, se verá más adelante. Si está protegido y financiado por fuerzas “obscuras” antiamericanas, seguramente lo vamos a saber. Pero lo que vale es su actitud que refrenda una sola cosa: su intención de llevar a la práctica lo que parecía solamente un ideal, que “la función del periodismo es cuestionar el poder”. ¡A cualquier costo! Ojalá más de uno siguiera su ejemplo.