martes, 12 de abril de 2011

Todos los partidos son una maravilla...

Publicado en el diario online Primero estado de México. 10 de abril, 2011.

Hace algunos días, un hecho ocurrido en la red social me dejó mucho para pensar y reflexionar. Fue una de esas discusiones bizantinas que de pronto se inician gracias a la magia de Internet, que permite expresar ideas y posiciones en modo espontáneo y sin que intervenga ningún tipo de censura.
En realidad, creo que de alguna manera son las redes sociales las que están sustituyendo las muchas veces inútiles pero divertidísimas charlas de café, que no llevan a ninguna parte y en muchas ocasiones terminan con la paciencia de quienes participan, pero que en el fondo sirven como desahogo.
Esta vez, me topé con una persona clara, profunda y descaradamente priísta. Que quede claro: nada tiene de negativo militar en un partido político. Es un derecho fundamental asociarse y creer en lo que a cada quién se le pegue la gana. Si no, la libertad de expresión por la que tanto peleo sencillamente no existiría.
Lo que me dejó pensando fue darme cuenta de la postura de alguien que decididamente forma parte del “voto duro” del partidazo. En realidad, no es el único y obviamente su posición contrasta con la de quienes por fortuna no tenemos una militancia y no estamos interesados en comprometernos con ninguna expresión política.
En este momento seguramente los ánimos están encendidos y parece que los simpatizantes mexiquenses del PRI se sienten más que nunca llenos de energía y no solamente esperanzados, sino hasta confiados en que el partido de sus amores podrá retener la gubernatura de la entidad y con ello preparar un regreso triunfal a los Pinos.
De acuerdo. Todos tenemos derecho a esperar y a creer. Nadie niega a los simpatizantes del tricolor la posibilidad de creer. Pero cuando leo o escucho ciertos comentarios radicales, honestamente se me pone la carne de gallina.
“Mexico el pais de los dos presidentes violadores: uno ("el espurio") viola la Constitucion al mandar al ejercito a las calles; el otro ("el legitimo") se quiere reelegir. Conclusion: Mexico no merece algo asi, votemos por el PRI” Se dice el pecado, más no el pecador, sentencian en mi pueblo. No tengo intención de revelar quién es el autor de semejante exhorto.
Pero no puedo contener mi deseo profundo de que su invitación sea solamente producto de un momento de pasión política y que no sean muchos los seguidores de tal idea.
Mi razonamiento es simple: los tricolores tienen la memoria corta. Pero los azules tienen la visión corta y los amarillos tienen la capacidad de organización corta.
Puras carencias, por no decir puras vergüenzas.
El problema es que con tales carencias gobiernan o pretenden llegar a gobernar. Son pocas sus ideas y de sus acciones mejor ni hablamos. Todos parecen bien intencionados. Recordemos sin embargo que la conseja popular dice que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Me viene a la memoria la entrevista que hice hace muchos años a un priísta de la vieja guardia. Uno de esos que no conocía otra forma de vida política y social que no estuviera relacionada con el tricolor. Entoces me dijo: “el PRI es perfecto; su doctrina es perfecta, Lo que carece de perfección es su manera de gobernar.”
Nada más cierto. Que levante la mano quien no esté de acuerdo con la idea de justicia social que el PRI ha promovido durante décadas. Entendida como “la búsqueda de equilibrio entre partes desiguales, por medio de la creación de protecciones.... a favor de los más débiles”. El concepto es profundo y francamente no creo que haya una sola persona civilizada que no comparta la idea de que es necesario eliminar las profundas diferencias sociales que hay en nuestro país.
Pero objetivamente, todo ha quedado plasmado en los inútiles discursos de los políticos priístas que sin embargo, en 70 años de gobierno no supieron, no quisieron o no pudieron acabar con la tremenda polarización de clases que hoy nos hace lamentar profundamente que mientras el hombre más rico del mundo es mexicano, al menos el diez por ciento de la población vive en la pobreza extrema.
Esto no quiere decir que personalmente considere que las demás propuestas políticas son mejores. O mejor dicho: mientras se trata de proponer y no de actuar, la perfección de la que hablaba aquel viejo priísta vale también para el resto de los partidos.
Díganme por favor si alguien escaparía de una “patria ordenada y generosa”. Obviamente no. Porque si recordamos lo que el PAN propone a sus electores, nos daremos cuenta de que es simplemente razonable: “dignidad de la persona humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad.” ¿Alguien podría decir que son principios equivocados? Evidentemente no.
Pero si nos remitimos a lo que hasta ahora han hecho los gobernantes panistas, está claro que sentimos una especie de pena ajena por personajes como Vicente Fox y Felipe Calderón y ya de rebote también por quienes inocentemente les dieron su voto.
¿Y los perredistas? Otra maravillosa propuesta: “el respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas, la libertad de expresión, la defensa de los derechos civiles y el combate a la corrupción.” Lástima que hasta ahora ni siquiera entre ellos han logrado ponerse de acuerdo y viven más bien una especie de guerra de tribus, lo que los convierte en una fuerza política tan poco confiable que resulta complicado pensar en ellos como una posibilidad coherente.
El problema es serio. Refleja simplemente las carencias de una democracia incipiente que por desgracia da como resultado una clase política donde se lucha exclusivamente por llegar a gobernar sin saber exactamente cómo ejercer el poder para favorecer a los millones de mexicanos que están reclamando a gritos justicia social en una patria ordenada y generosa libre de expresarse, donde la corrupción no tenga lugar.
Por eso pienso que el voto duro es una de las posiciones más absurdas. No da la posibilidad de observar objetivamente a los candidatos, a las personas que aspiran a gobernar.
¿Qué sucedería si de alguna parte saliera un ciudadano capaz de proponer y hacer, sin abanderar ninguna de las desgastadas causas de los partidos políticos? A lo mejor dar paso a los ciudadanos que no abanderan viejas causas podría darnos la posibilidad de salir de la inercia que por desgracia nos mantiene viviendo mal y sin esperanzas.
Ojalá en alguna parte de nuestro México hubiera un líder en grado de llevar a la práctica al menos el diez por ciento de los principios maravillosos de las principales fuerzas políticas del país. Depende solamente de la capacidad de la sociedad civil, que necesita despertar y dejar de pensar que hasta antes del 2000 estábamos mal, pero ahora estamos peor y es necesario meter reversa. Me sigo preguntando ¿qué se necesita para despertar?

1 comentario:

  1. No creo que se necesite despertar, se necesita dejar de ser humanos.

    Porque, la mera verdad, es que somos muy humanos; en el sentido de ser parte del reino animal. Tan dependientes de los macho alfa como los chimpances o los leones.

    Somos capaces de imaginar algo mejor, pero vivir de acuerdo con ello es un tema muuuyyyy diferente. Sale de nuestra naturaleza.

    Y antes de que pensemos que algunas personas si pueden vivir de acuerdo con sus ideales recordemos, que esas personas son muy pocas respecto al resto y, además, generalmente no se reproducen con la misma velocidad que el resto. La capacidad de educación respecto a la tasa de reproducción tambien queda corta, así que resulta de que los humanos que viven como parte del reino animal siguen siendo mayoria absoluta.

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