Publicado en el Semanario Punto. Toluca, México.
12 de enero, 2010
Ante todo, el deber de desear a todos que el 2010 resulte un año mejor que todos los anteriores. Y de inmediato mi comentario de esta semana, que se refiere a una situación cada vez más preocupante: la oleada de racismo que parece inundar el país de la bota.
Sin duda quien lea estas líneas podrá pensar que se trata de una realidad ajena a México y sin embargo, creo que el racismo, la pobreza y la marginación son un asunto que debe preocupar a todos, sea cual sea el lugar del planeta en que se encuentren.
Hace unos días, precisamente el pasado ocho de enero, se vivieron episodios de fuerte tensión en una población del sur de Italia llamada Rosarno. La comunidad, ubicada en la región denominada Calabria, vivió 48 horas de violencia.
Todo comenzó cuando dos jornaleros -un nigeriano sin documentos y un refugiado político de Togo- fueron heridos por los disparos de una pistola de aire comprimido realizados por dos vecinos sin motivo aparente.
Ahí se originaron los enfrentamientos que dejaron un saldo de al menos 34 heridos y ocho personas detenidas. Resultaba impresionante observar en los reportes de los noticiarios primero las escenas de guerrilla urbana y luego, el éxodo de los que fueron llamados “esclavos modernos”: inmigrantes africanos que llegaron al sur de Italia con la intención de trabajar recogiendo mandarinas.
La información reportada es simplemente increíble, además de indignante y vergonzosa para un país que se considera una democracia de primer mundo. Es escalofriante saber que cada mañana los caporales locales eligen a los trabajadores más fuertes al amanecer, “como si fuera un mercado de ganado”, de acuerdo con un reportaje de La Repubblica.
La paga es de 20 euros (alrededor de 400 pesos) diarios, y la jornada dura entre 12 y 14 horas. Además. los trabajadores seleccionados tienen que pagar un pizzo (una mordida) de cinco euros a quienes los reclutan.
Esto, sin contar con las terribles condiciones de vida de los africanos, que habitan en fábricas abandonadas, sin baños ni camas, durmiendo en tiendas de campaña.
Son las 'ndrine, -las bandas mafiosas propietarias de la tierra- quienes se encargan de reclutar a los esclavos.
Calabria, como prácticamente todo el sur de Italia, es dominada por una organización criminal. En este caso, es la 'Ndrangheta, como en Sicilia domina la Mafia o en Nápoles la Camorra.
Es justamente la 'Ndrangheta quien influye directamente en las empresas que contratan a los cerca de 3 mil trabajadores que se calcula trabajan en los campos calabreses.
Los campesinos inmigrantes son pues, víctimas de dos males serios que aquejan Italia: el crimen organizado y el racismo.
Dentro de la compleja realidad de este país europeo, -aparte de un Consejo de Ministro que parece una caricatura y una oposición casi inexistente-, es necesario ver situaciones al límite de lo humanamente soportable.
Cuando escucho que el ministro italiano del interior, Roberto Maroni dice que en los últimos años Italia ha actuado con “demasiada tolerancia” hacia la inmigración, me pregunto lo que quiere decir. Si “demasiada tolerancia” tiene que ver con las actitudes de los italianos hacia los extranjeros, que precisamente han empeorado en los últimos años, entonces honestamente no estoy de acuerdo con lo que el representante del gobierno dice.
Hasta hace unos años, ser extranjero en Italia despertaba curiosidad. La primera vez que estuve en este país, por ahí del lejano 1994, percibía la hospitalidad, los deseos de las personas de saber un poco más acerca de mi tierra de origen, de los motivos que me traían aquí desde tan lejos. Y lo mismo ocurría con los relativamente pocos inmigrantes que encontraba. Eran recibidos como personas con deseos de trabajar, como una posibilidad de intercambiar información nueva y no como un peso que los italianos se sentían obligados a cargar en sus espaldas.
Y hablo como privilegiada. Porque sinceramente no me quejo del trato que este país da a los mexicanos. Por el contrario, considero que hay afecto, respeto, atenciones particulares hacia lo que tenga que ver con nuestro país. Pero escuchar hablar a mis conocidos provenientes del Africa, me indigna y me ofende.
¿Es el color de la piel lo que no agrada? ¿Es el temor a lo desconocido? ¿Será que la mayoría de la población es ignorante y desprecia lo que le parece ajeno? Ahí está como prueba el éxito de la llamada Lega Nord, el partido casi neofascista que domina en el norte de Italia. Ahí están también las frases de algunos pobladores de Rosarno, que afirman “Italia para los italianos, y a quien no le guste, que se vaya a su casa”.
Yo pensaba hasta hace poco que la casa de todos los seres humanos es el planeta entero. Creía firmemente que una de las pocas ventajas de la globalización era la posibilidad de ampliar nuestros horizontes y ver como cercanas las realidades geográficamente distantes. Me doy cuenta de que me he equivocado. Ha sido un inocente y tremendo error de parte mía creer que las barreras raciales se podrían derribar.
Poco puede esperarse de un país donde la elección de Barak Obama, el primer presidente negro de los Estados Unidos causó el simpatico comentario del presidente del Consejo, Silvio Berlusconi repetido más de una vez, referente a que Obama es “joven, guapo y bronceado” y que tanto éste último como su esposa Michelle “se broncean juntos”.
Es probablemente una cuestión de apertura, de edad promedio del país, de influencia de los medios de comunicación. Peligrosa combinación que hace difícil la convivencia entre culturas diferentes, simplemente porque por un lado los inmigrantes muchas veces temerosos deciden autoexcluírse y parece que no tienen tiempo ni deseos de -al menos- aprender el idioma local. Y por otra parte, los italianos no dejan entrar a los extraños.
Un círculo vicioso que al parecer no puede romperse y que en Rosarno ha tenido el mayor nivel de tensión pero que se ve hasta en detalles aparentemente triviales, como los partidos de futbol, donde el jugador italiano de color Mario Balotelli, cada semana escucha los coros racistas de parte de los tifosi del equipo contrario.
Por eso el pueblo de internet está organizando en Italia una “huelga de migrantes” para marzo próximo, acción que de tener éxito sería como llevar a la realidad el concepto de la película “Un día sin mexicanos”, que habla precisamente de 24 horas en la vida de los Estados Unidos sin la presencia de los migrantes provenientes de nuestro país.
A ver si así alguien valora, comprende, pesa, evalúa la importancia de quienes más por necesidad que por gusto dejaron su tierra en busca de una vida mejor.
La pregunta es si a los italianos ya se les olvidaron las penurias sufridas por ejemplo en los Estados Unidos, en Argentina, o incluso en las ciudades norteñas de su mismo país, donde en los años sesenta se cerraban las oportunidades de integración a los italianos meridionales.
Un país de migrantes que se cierra de esta forma, personalmente me provoca una enorme desilusión y solamente espero que las nuevas generaciones, que están creciendo en una sociedad multicultural, hagan a un lado los prejuicios y den a Italia la posibilidad de tener un futuro mejor.
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Hola:
ResponderBorrarPrimero, un saludo y mis mejores deseos para este año.
Sobre el racismo, yo creo que mientras seamos humanos seremos racistas, segregacionistas, sexistas o como se llame la exclusion de los diferentes.
Puede ser porque eres mas alto o mas chaparro, porque eres de diferente pigmentación de piel, porque tienes mas o menos dinero, porque eres mas o menos inteligente, porque utilizas o no utilizas lentes. Cualquier detalle es causa de segregación.
No creo que la tecnologia, la globalización o los modelos economicos arreglen esto. Y tengo serias dudas sobre si la cultura y la educación podrian hacerlo.
Segun yo segregar es instintivo, no pensamos en ello solo lo hacemos.
Sobre el día sin migrantes, en Mexico y USA se llevo a la practica. Durante todo el 1o de mayo de 2006 los migrantes (en su mayoria mexicanos) dejaron de trabajar en USA, durante el mismo día en Mexico se dejaron de consumir productos de empresas gringas.
¿Que paso? NADA
La economia de USA no se vio afectada.
Los derechos de los migrantes no mejoraron.
Las empresas gringas no perdieron ganancias.
Los gringos siguen segregando a los mexicanos de la misma forma que los mexicanos lo hacemos con los centroamericanos.
No creo que en Italia pueda ser diferente.
Hola María, muy feliz año, me da gusto volver a leerte.
ResponderBorrarSiempre que escucho o leo sobre este tema pienso en la película de Cuarón, Los niños del hombre.
Tienes razón muchos italianos se cierran ante los emigrantes, ante otros idiomas, me ha pasado y no precisamente en el sur...sobre todo en cuanto al idioma se refiere. ¿Pero no hacemos lo mismo los mexicanos con los emigrantes de la frontera sur de México? Si los tratamos mal...la globalización poco a servido para ser una sola raza: la humana.
El día de hoy leo con tristeza la noticia de que en Chile gana un nuevo Berlusconi ¿No es lamentable?
Saludos y feliz años a pesar de los pesares.